El primer robot de reparto ya es una realidad en las calles de Madrid

Un pequeño robot ‘delivery’ que reparte autónomamente paquetes a domicilio o un ‘food truck’ que sirve un desayuno o una merienda con un simple ‘click’ en el teléfono móvil. Ambos pueden parecer artilugios de película de ciencia ficción, pero no. Ya han atravesado la pantalla para hacerse realidad en Madrid. Varias zonas céntricas, de momento en entornos acotados y seguros, se han convertido en el mejor banco de pruebas para testar esta tecnología, propiedad de Goggo Network, una empresa habilitadora de servicios de movilidad autónoma fundada por Martin Varsavsky y co-fundada por Yasmine Fage.

Según Ángel Niño, concejal de innovación y emprendimiento del Ayuntamiento de Madrid, un proyecto de estas características «perfila cómo serán las urbes del futuro» y supone «un paso de gigante» en la estrategia del Consistorio a la hora de posicionar a la capital en los primeros puestos internacionales de ‘smart cities’, innovación y emprendimiento.

El primero de estos vehículos es el ‘Autonomous Robotic Delivery Service’, el primer piloto de tecnología autónoma en España, diseñado para los centros de las ciudades, que comenzará su servicio a finales de este mes de febrero.

Se trata de un pequeño robot autónomo, totalmente eléctrico, que se desplaza por las aceras de las calles dentro de una zona determinada a la velocidad de un peatón. Una vez se reciba un pedido, el robot se dirigirá de forma autónoma hasta un supermercado designado donde depositar el pedido. A partir de ahí, el robot hará el camino hasta el edificio del cliente, que podrá consultar en todo momento su posición. Una vez llegue, le avisará para recoger su pedido.

El otro vehículo, que ya ha circulado por Las Rozas y ahora se pondrá en marcha en una zona acotada en las Cuatro Torres, es un ‘food truck’ autónomo diseñado para el sector de la hostelería, ayudando a los restaurantes locales a ofrecer sus productos a través de nuevos canales de venta.

De esta manera, Goggo Cart, el primero en operar en vía pública de toda Europa, se desplaza sin necesidad de un conductor a diferentes puntos de venta. Los consumidores solo tienen que acercarse, elegir lo que deseen comer, pagar mediante un servicio ‘contactless’ y recoger su pedido. Asimismo, en la aplicación móvil de Goggo Cart se podrá consultar la posición del vehículo y los productos disponibles en tiempo real. Una vez terminadas las existencias, el vehículo se dirige a restaurantes locales cercanos para abastecerse y a su estacionamiento para recargar la batería una vez terminada la jornada.

«Los robots pequeños circulan por la acera sin entorpecer el tráfico, y el Goggo Car circula por una zona acotada que se irá agrandando», explica Yasmine Fage a ABC. «Un vehículo autónomo necesita que le mandes un mapa que le indique por dónde ir y qué se va a encontrar. Estarán supervisados a través de una plataforma desde la que se podrá tomar el control del vehículo», añade.

Regulación

Este tipo de proyectos viene de la mano con la reciente modificación de la Ley de Tráfico, Circulación y Seguridad Vial que, por primera vez, prevé la circulación de vehículos autónomos en España. En ella se hace referencia hacia cómo será su introducción a la circulación en España.

En primer lugar, los vehículos autónomos, al igual que cualquier otro, deben cumplir con las normas de tráfico y seguridad vial que garanticen la seguridad de los peatones y el entorno por el que circulan. Pero se deben establecer velocidades máximas así como sistemas de seguridad adicionales para favorecer la convivencia de todos los vehículos, además de cambios en la legislación. «Hay que definir las reglas del juego de esta nueva industria. Y esto lleva un tiempo de transformación porque si llegas mañana con todos tus vehículos y los ‘sueltas’, se volverá un desastre como ocurrió con los patinetes», subraya Fage. «Por eso es muy importante que los Gobiernos y los Ayuntamientos piensen de forma coordinada cómo organizar los diferentes modos de movilidad inteligente.

De hecho, la movilidad de hoy no tiene sentido», argumenta Fage, que añade que «Tener uno o dos coches en casa no tiene sentido.

Es algo que se ha hecho durante 50 años y así seguimos, pero hay que darse cuenta que ahora la tecnología nos permite crear rutas inteligentes y dinámicas. «Te saltará una alarma para que un ‘shuttle’ autónomo te recoja, lo compartas, te cueste dos o tres euros… Podemos crear alternativas que den sensación de privacidad y de eficacia al mismo tiempo». Es más, «un coche está aparcado el 95% del tiempo, es decir, el 95% del tiempo tu coche no te sirve para nada, por lo que esta experiencia será el futuro. Además si el objetivo es bajar el tráfico, las polución y las emisiones, esto pasa por construir un mundo más productivo y lógico», concluye.

Asimismo, para garantizar la seguridad de los ciudadanos y el control de estos vehículos, las empresas titulares del sistema de conducción automatizado deberán informar a la Jefatura Central de Tráfico acerca de las capacidades y funcionalidades de los vehículos, así como de sus actualizaciones y diseño del mismo. Con estas características se otorgará el permiso de circulación necesario para que la implementación de estos vehículos sea una realidad. Se debe tener en cuenta el perfecto estado de funcionamiento de los vehículos además de que sus características se ajusten a las prescripciones técnicas fijadas. En el caso de vehículos autónomos, el tipo de permiso de circulación dependerá de sus características, grado de automatización y entorno operacional de uso.

También se tendrá que proteger al usuario en lo que a datos se refiere. La co-fundadora de Goggo Network lo define como un «tema clave en el que todo el mundo está trabajando». «No solo estudiamos como proteger el vehículo ante un hackeo, es decir, que alguien pueda tomar el control a través de las cámaras, por ejemplo –algo que creemos que será poco probable que suceda–; si no cómo guardar los datos de los usuarios porque pueden saber dónde la ruta de una persona, su información personal, etc., y que no intenten influenciarte», detalla.

Por último, Fage está segura de que «llegará un momento en el que tener un coche será como tener un caballo en el pasado. El coche privado solo será para coleccionistas, sobre todo porque costarán como mínimo 150.000 euros, pero a nivel práctico ya estarán los vehículos autónomos y compartidos.