Madrid ante un nuevo reto: acoger la final de la Champions en tiempos del Covid

Madrid, acaso contagiada por el espíritu de sus dos grandes equipos de fútbol, piensa ya en un nuevo reto. La capital, según anunció el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, se postula para acoger la próxima final de la Liga de Campeones, que previsiblemente se celebrará en agosto y ha tenido que cambiar de sede por el coronavirus. Si bien de momento no es más que una declaración de intenciones, el éxito de la organización contra el reloj de la Cumbre del Clima, el pasado mes de diciembre, o la Copa Libertadores, el mismo mes de 2018, son el mejor aval de las capacidades de la ciudad, también durante la pandemia.

Albergar la Champions del Covid, que ya no podrá ser en Estambul, se reconoce como un síntoma de que la capital ha aguantado la embestida del virus y se mantiene como un referente internacional. «Acoger la final de la Champions encaja en ese mensaje que nosotros queremos transmitir, y estamos trabajando en diversas iniciativas que también tienen que ver en el ámbito internacional, de que por supuesto Madrid está de vuelta, que lo ha pasado mal, pero que Madrid está en condiciones con sus servicios públicos y sus infraestructuras de acoger cualquier gran evento, incluida la final de la Champions», destacó ayer Martínez-Almeida.

Con el Santiago Bernabéu fuera de juego por las obras de remodelación, la candidatura de Madrid será de nuevo el Wanda Metropolitano, que ya fue el escenario de la final del año pasado, entre el Liverpool y el Tottenham. No obstante, en el Ayuntamiento de la capital son conscientes de la «dificultad» que entraña este extremo, habida cuenta de que hay varias ciudades que también se han interesado por organizar el partido y especialmente por el contexto actual. Si en otras ocasiones se atendía fundamentalmente a las infraestructuras y servicios de cada ciudad, ahora entra en juego otra variable: el control del virus. Así, aunque no hay nada decidido, es posible que la Uefa tenga en cuenta otras ubicaciones como Lisboa, que presentan una incidencia menor de la pandemia.

La Comunidad de Madrid, en ese sentido, avanza a buen ritmo en la desescalada planteada por el Gobierno central y se plantea incluso adelantar los plazos y entrar en la fase 3 con una semana de antelación, después de solo unos días en el segundo escenario. Desde la consejería de Sanidad insisten en la mejora de la situación epidemiológica de la región en los últimos días, impulsada sobre todo en el descenso de los pacientes ingresados en UCI y de los nuevos hospitalizados. Sus fortalezas, reconocidas por el Ministerio de Sanidad hace una semana, remiten al mayor control del Covid-19 y la capacidad para hacer pruebas PCR.

La Liga como ensayo

Si Madrid es capaz de garantizar la seguridad de los equipos que vayan a enfrentarse se testará en parte los próximos días, una vez que el balón vuelva a rodar en España. Así lo consideró el propio Martínez-Almeida, que insistió en la predisposición de la ciudad en ser el epicentro del planeta fútbol una vez más. «Creo que el mejor test van a ser los partidos de la Liga, que se va a iniciar este jueves, y nos van a dar los parámetros suficientes para poder organizar si se diera esa final de la Champions», declaró el alcalde.

Desde el Gobierno regional también ven con buenos ojos la organización de la final, aunque, cómo no, con la seguridad como premisa indiscutible. «Nada nos gustaría más que poder hacerlo, siempre que se cumplan las medidas de seguridad, sanidad y protección», detallaron desde el área de Deportes, gestionada por el también vicepresidente Ignacio Aguado.

Aunque esta final será completamente distinta a cualquiera de los precedentes, presumiblemente sin público, la capacidad de Madrid para organizar grandes acontecimientos está fuera de duda. Su transporte, servicios o seguridad estuvieron a la altura en la última Cumbre del Clima, con todo dispuesto en apenas un mes, y también cuando hubo que jugar al fútbol con un océano de distancia, como en la Libertadores entre Boca y River en el Bernabéu.

El desafío ahora es mayor, pero nadie se arruga. «Cualquier iniciativa que ayude a recuperar la imagen de un Madrid que no ha sido destruido, de un Madrid que lo ha pasado muy mal pero que ha resistido, ahí estaremos desde luego», aseveró el alcalde.