“La Unión Europea ya tiene un plan Marshall; nunca había hecho tanto en tan poco tiempo”

Jaume Duch respeta el confinamiento y trabaja desde su domicilio belga, con un “Parlamento Europeo funcionando solo para las cuestiones más importantes, pero sin estar cerrado, para nada” y “viendo noticias y estadísticas y tratando de entender si la pandemia va para largo o si en unos días empezamos a ver dónde puede estar la luz a final del túnel.

¿Qué tiene que decir de las nuevas críticas a la UE tanto por las muestras de insolidaridad dadas por países como Francia, que se negaban a compartir material de protección, o ayer mismo por la división respecto a la emisión de eurobonos o “coronabonos”…

Yo, sinceramente, creo que en esta situación, comparada con ocasiones anteriores, la reacción ha sido muchísimo más rápida. Aquí el problema ha sido, como casi siempre, en responsabilizar a la Unión Europea de cosas que hacen o no hacen los estados. Los casos aparecidos son ejemplos de insolidaridad entre Estados miembros. ¿Eso quiere decir que la UE no funciona? Eso quiere decir que hay temas que son competencia de los gobiernos. Y debemos ver las cosas en su conjunto: ante una pandemia que ha pillado a prácticamente todo el mundo en Europa, no desprevenido pero sí con la guardia bastante baja, ha habido lógicamente que esperar unos días para que las instituciones, tanto a nivel nacional como europeo, se organizasen y respondieran. Y lo que yo veo a nivel europeo, por una parte, es un esfuerzo real de coordinación de muchas medidas por parte de la Comisión, incluso a sabiendas de que las competencias que tiene en materia de sanidad son prácticamente nulas. Aun así se están haciendo muchas cosas. Por otra parte, en una cuestión muy importante, en poner en marcha planes de apoyo económico a los Estados miembros está haciendo más que nunca.

¿Pero se repiten los mismos errores?

Creo que hay que ver las cosas como son. Hace unos años, con la crisis económica costó dios y ayuda poner de acuerdo a los países en algunas medidas mucho más tibias que las actuales y ahora, en unos pocos días –con independencia de lo que pase con los “coronabonos”-, hemos visto la modificación del pacto de estabilidad, la modificación de las reglas europeas relativas a las ayudas de Estado, el plan de inversiones del Banco Central Europeo (BCE), los 40.000 millones de euros que la Comisión ha rascado del presupuesto comunitario para ayudar a los Estados en el gasto sanitario… Hemos visto ya un montón de pasos que si no existiera la UE no se habrían dado. Y creo que razonablemente rápido. Lamentablemente eso no es lo que ve la gente, que es si hay o no mascarillas, si hay respiradores, si los médicos se contagian… Y ese es un tema en el que las instituciones tienen mucho menos margen. Y con todo eso, la Comisión ha conseguido poner en marcha una licitación en la que participa la mayoría de socios para una compra gigantesta de material médico coordinada por ella; han sido las instituciones las que han conseguido el cierre coordinado de las fronteras de la UE, la puesta en marcha de los “carriles verdes” para garantizar la circulación de mercancías, todo el dinero dirigido a investigación -se ha invertido en la empresa alemana que parece estar más cerca de la vacuna-… se ha hecho mucho.

¿Ni siquiera con una crisis de esta envergadura va a cambiar la actitud de países como Alemania y Holanda?

No me gusta hablar de países concretos. Pero una vez pasada esta crisis, si se hace una reflexión seria, se comprobará que ya ningún Estado puede hacer frente por sí solo a la mayor parte de retos y situaciones difíciles a las que se expone, que eso solo se puede lograr a nivel europeo, incluso en algunos casos a nivel superior. Y que hay que explicarle al ciudadano la verdad. Respecto a los eurobonos, lo único que podría decir es que espero que el Consejo europeo que se reúne este jueves avance en esa línea. Sería un paso adelante muy importante.

Y dentro de esas medidas, ¿en qué está colaborando el Parlamento Europeo?

Por ejemplo, va a celebrar un pleno extraordinario este jueves con una serie de medidas de protección muy especiales que la Comisión ha puesto encima de la mesa y que requieren el sí de la Cámara. Un procedimiento que habitualmente requiere unos seis meses lo hemos hecho en menos de 15 días. Tiene que votar tres grandes medidas: una es la inversión de 37.000 millones de euros, otra la de extender el fondo de solidaridad para atender emergencias de salud pública y la tercera es la modificación de la normativa para acabar con los vuelos fantasma, para evitar que las compañías aéreas estén obligadas a seguir volando con los aviones vacíos para conservar los slots. Y en las próximas semanas, cada vez que haya que tramitar medidas que promueva la Comisión, el Parlamento se reunirá y votará aunque sea de modo remoto, pero la institución seguirá funcionando para que entren en vigor.

Sin embargo, muchas de esas medidas ya son calificadas de insuficientes. La Eurocámara, España y algún otro país exigen un auténtico “plan Marshall”…

Creo que el “plan Marshall” ya está ahí. Si se suman todas las medidas hay mucho más de lo que en su día era ese plan. Estamos hablando de 750.000 millones de euros de una línea del BCE, más otra línea de 200.000 millones en inversiones y créditos, de liberar el pacto de estabilidad, de 40.000 millones de la Comisión… Si sumamos todo lo liberado y las líneas de crédito estamos en un “plan Marshall”. Insisto, en unas semanas estamos movilizando unas sumas de dinero como no se había visto nunca. Se trata de más de un billón de euros, sin contar con que si se pusieran en marcha los llamados “coronabonos”, serían en torno a 500.000 millones más.

Nunca se había hecho así. Todavía recuerdo la crisis monetaria, la frustración que se sentía por lo lento que iba todo, los rescates que se tomaban muy al final… Pienso sinceramente se ha ido todo más rápido porque esta crisis ha tocado a todo el mundo, a todos los países más o menos de la misma manera. Aquí no hay norte/sur, ni ricos ni pobres. Se trata de una pandemia que afecta a todos. Ha habido muchísima más voluntad política de poner en marcha lo que al final es un ejercicio de solidaridad. No se puede encontrar ninguna otra región del mundo en la que los países se estén ayudando así. Puede haber algún rifirrafe, pero ahora estamos hablando de miles de millones de euros que salen al final de los presupuestos y las arcas de los Estados miembros.

¿Esta crisis puede ser una oportunidad para la UE, a pesar de la trágica situación que están viviendo muchos ciudadanos?

Creo que es la gran oportunidad de que todo el mundo se dé cuenta de que la construcción europea hay que acabarla. No se puede tener una UE en permanente construcción, que hay que reformar a golpe de crisis. Lo hemos visto con la de los refugiados, en la que la UE pagó los platos rotos de su propia reputación pura y simplemente porque los Estados miembros no se dejaron coordinar por la Comisión respecto a la distribución de los refugiados; lo vivimos con la crisis económica y monetaria a la que nos enfrentamos sin prácticamente ningún instrumento válido,,, y ahora que ha llegado la crisis del Covid-19, cuando tenemos el soporte económico a los socios y los medios, y además se están activando, nos damos cuenta de que en el ámbito de la sanidad nunca se ha discutido si la UE debía tener competencias. En este caso este tema, el cómo enfrentarse a epidemias o pandemias, habrá que ponerlo encima de la mesa tras la crisis. Porque, repito, la Comisión está cooperando sobre la base de la buena voluntad, porque no hay competencias claras en este terreno.

¿Cómo se avanza en esa construcción europea?

La UE se va construyendo a medida que los Estados miembros ceden soberanía, y todo lo que no es soberanía, es decir, todo lo que es coordinación entre los socios funciona si ellos quieren. Una vez pasada esta crisis, lo primero que hará el Parlamento Europeo será sacar sus conclusiones, y parece evidente que pedirá que se ponga en marcha un instrumento de cooperación de los sistemas sanitarios frente a futuras pandemias. También habrá que replantearse la financiación de la UE. Ahora estábamos precisamente con la discusión de los presupuestos para los próximos siete años, con unas propuestas de dotación muy escasas por parte del Consejo, lo que debilita las inversiones en control de fronteras exteriores, en ayudas sociales, en investigación… Hay que darse cuenta de que no se trata solo de dar la competencia, se trata de dar también los medios, porque si no no darán ningún resultado.

Precisamente una de las prioridades de Von der Leyen para esta legislatura era convertir a la UE en una potencia mundial…

Sí, efectivamente las prioridades de Von der Leyen son muy ambiciosas y siguen ahí. Y entre ellas está volver a poner a la UE enn el mapa en muchos temas. Para ella, y para el Parlamento ahora había dos grandes temas a desarrollar, el cambio climático y la digitalización de la economía, que se mantendrán porque son muy importantes, pero está claro que habrá que añadir el de cómo hacer frente y con más medios a crisis como la del coronavirus. Siempre hay una primera vez, y la primera vez es más complicada que las siguientes…