El pangolín, en el punto de mira del contagio del coronavirus

El pangolín ha sido un animal muy usado en la medicina tradicional china. Ahora, paradójicamente, unos científicos lo sitúan en el origen de la epidemia por coronavirus que ha matado a 636 personas en China y se ha convertido en alerta mundial.

Científicos de la Universidad de Agricultura del Sur de China han presentado los resultados de un estudio según el cual el pangolín es la fuente potencial del coronavirus 2019-nCoV. Llegaron a esa conclusión al comparar el genoma de los coronavirus que infectan a estos animales con los virus aislados de las personas infectadas en este brote.

Siempre según estos investigadores, las secuencias genómicas eran un 99% idénticas. «Es el huésped intermedio más probable», han afirmado en alusión a que podría ser el eslabón que conectó al murciélago -reservorio habitual de los coronavirus – con el hombre. «Este último descubrimiento tendrá un gran impacto en la prevención y control del origen (del virus)», continúan estos científicos en una nota publicada en la web de la universidad.

En investigaciones anteriores, que cuentan con amplio respaldo de la comunidad científica, se ha propuesto, también tras cotejar secuencias genéticas de los virus, que el coronavirus procede del murciélago Rhinolophus affinis, una especie típica de la provincia china de Yunnan. Pero faltaba el animal intermedio que ha permitido que el virus llegue al hombre desde el murciélago. Hace un mes, otros científicos de Pekín sugirieron que el origen podría estar en la serpiente, pero esa hipótesis ha quedado diluida a la luz de nuevas investigaciones.

Antes de que se apuntara públicamente al pangolín, la sombra de la sospecha ya caía sobre el animal. Los primeros casos del coronavirus aparecieron vinculados al mercado en la ciudad de Wuhan, donde habitualmente hay puestos de animales salvajes.

Este mamífero escamoso es una especie protegida, pero sigue comerciándose con él de forma ilegal, pues su carne resulta muy apreciada, así como sus escamas, que sirven de base en supuestas terapias para la artritis o ciertas enfermedades de la piel. Y eso que las leyes chinas penan su venta con cárcel.

La comunidad científica internacional espera ahora que estas conclusiones se refrenden con datos, puesto que los investigadores chinos se han limitado a exponer el hallazgo a los medios, sin aportar evidencias importantes, como, por ejemplo, de dónde han aislado los virus en el pangolín.