Lo primero que hemos de pensar es, que el tiempo debe ser libremente organizado a lo largo de todo el día, el descanso es necesario, el juego muy conveniente y el tiempo, que llamamos «tiempo libre», ha de ser útil. Todo tiempo de un hombre realmente libre, ha de ser utilizado libremente. Ahora bien, si se entiende como tiempo libre aquel en el que no debemos hacer nada,(descansar, no es no hacer nada) ese tiempo no debería de existir. El tiempo que no dedicamos al descanso o al trabajo debido, hemos de ocuparlo en una actividad que nos divierta, nos alivie, nos relaje, nos enriquezca, nos ayude a crecer tanto física, intelectual como espiritualmente… Y al tiempo, nos descanse de otras tareas.
EL descanso no consiste en no hacer nada (dormir es hacer algo: dormir). Y cada persona tiene un modo peculiar, personal de descansar. Por eso, es importante detectar el propio estilo de descanso y… saber descansar. Porque, luego, los descansos crónicos tienen difícil arreglo.
De todas formas hoy, nos encontramos invadidos por las nuevas tecnologías que afectan tanto al trabajo como al descanso, llegando incluso a convertirse en problemas que afectan a la salud, al trabajo, a la convivencia, dificultando gravemente el desarrollo personal. Hemos de tener cuidado, porque hay muchas maneras muy cómodas y placenteras de perder el tiempo y, un montón de expertos en «robarnos» el tiempo.
Cada ser humano tiene, sin duda, un peculiar conjunto armónico de actividades que facilitan la relación óptima trabajo-descanso. Pero es la propia persona quien puede conocer mejor la composición de ese conjunto armónico.
Polarizar la vida en el trabajo, al igual que hacerlo en el juego o en la diversión o en el “no hacer nada”, es un problema que hemos de tratar de resolver. Los adultos, igual que los niños, deberíamos disponer de señales de alarma para detectar los límites de tolerancia en nuestro trabajo (los niños principalmente en el juego; los adultos en el trabajo), cuando nos hallamos en una situación de “ocupación total por el juego o el trabajo”. Con alguna frecuencia, si no se activan determinados mecanismos de aviso, ello puede conducirnos a una mayor frustración y a una tensión de efecto creciente.
De hecho, es un problema personal que uno debe resolver en función de la propia eficacia, contando con la ayuda, de la información y del estímulo ajeno, en muchos casos. Cada uno, debe de ser consciente de que la polarización en el trabajo no sólo implica abandono de responsabilidades extra laborales, sino también una cierta inercia para cerrarse a otros aspectos. Hay cosas importantes en su entorno a nivel de vecindad, de país, de mundo en general, que llegan a perder todo su interés.
Por eso, en segundo lugar, se puede intentar la mejoría de la actitud de apertura a los demás. Esta mejora requiere haber superado la polarización laboral, (en el juego, en el “no hacer nada”…) con el correspondiente autodominio para encontrar tiempo para la familia – no tiempo indiscriminado- para la vecindad, para los amigos, para aprender de los demás. Es posible, que esta actitud de mejora personal contribuya a disminuir frustraciones y tensiones, haciendo así más fácil, más agradable, la convivencia.
A veces, se produce un desequilibrio en sentido contrario. La ayuda que procuramos prestar a los demás, como posible solución a los problemas del entorno, llega a ser tan intensa, que uno se encuentra con su trabajo profesional reducido a un mínimo. Quizá se pueda resolver esta situación intentando una mayor intensidad en el trabajo, aumentando el tiempo dedicado al quehacer profesional, sin abandonar las demás tareas, estableciendo un orden para alcanzar mejor los objetivos y obligaciones de cada uno.
Como es evidente, existen muy diversas situaciones personales. En cada vida humana se entrecruzan diferentes actitudes, posibilidades, limitaciones e influencias, que inciden en su quehacer profesional. Hay tantos casos como personas. Y, en cada uno, pueden observarse comportamientos que reflejan actitudes, con una adecuación mayor o menor al logro de unos determinados objetivos de trabajo humano, cuyo sentido apunta, siempre, a la perfección social y personal.
No hemos tratado del juego y es también, a nuestro juicio, tarea importante. Si os parece hablaremos de él en un próximo artículo.