Núñez Feijóo: “Sánchez tiene otra alternativa, el PP es un partido de Estado»

–¿Un Gobierno de Sánchez con Podemos y en manos de ERC consolidará al PP como alternativa y puede auparles hasta La Moncloa en las próximas elecciones?

–Nos reafirma como alternativa porque hay muchos votantes del PSOE que creyeron en el Sánchez de antes de las elecciones, el que advirtió de todos los riesgos de pactar con Podemos. El candidato socialista que no podría dormir si hubiera incluido a Podemos dentro de su Gobierno, que no quería dos gobiernos dentro de su Ejecutivo o que veía un riesgo en que Hacienda, la política económica, la Seguridad Social o la legislación laboral dependiesen de Pablo Iglesias. Y aquí estamos. El PSOE perdió más de 800.000 votos en noviembre y hoy hay más de dos millones de ciudadanos que no votarían de nuevo a Sánchez sabiendo lo que saben. Por eso el PSOE no quiere terceras elecciones. Es evidente que el PP es la única alternativa a esta deriva que vive España, pero lamento que sea a costa del bienestar de las familias españolas y del resquebrajamiento de la convivencia.

-Dicen que ustedes no dan su abstención a Sánchez, pese a ese coste que lamenta que haya que pagar por esta situación, porque, precisamente, creen que el «cuanto peor mejor» les beneficia electoralmente.

–¿Quién dice eso?

–Está en las interpretaciones que se hacen de la posición que fijaron tras el 10-N.

–No ha habido ni una sola propuesta de gobernabilidad de Sánchez al PP. El mismo día que nos enteramos, a la vez que todos los demás españoles, del acuerdo con Podemos, hicimos en público la oferta de que se dejase sin efecto ese preacuerdo y nos pusiéramos a hablar. Desde ese día hasta el lunes pasado, cuando se celebró la reunión de Sánchez con Casado, no hubo ni un solo ofrecimiento por su parte de acuerdo ni de diálogo.

-Al final, el uno por el otro, pero no ha parecido que ninguno de los dos tuviera ninguna gana de pactar.

-Una cosa es confundir lo que nos gustaría que pasase y otra es la realidad. A los que hemos defendido siempre una alternativa al Gobierno que está hoy encima de la mesa nos hubiera gustado hablar con el PSOE, pero no ha podido ser porque el PSOE ha optado por volver a aplicarnos un cordón sanitario como el del Pacto del Tinell de la etapa de Zapatero. El PSOE de Sánchez no ha querido hablar con el PP desde la noche electoral. Cuando nos ha llamado hemos ido, y si lo hubiera hecho para pactar una alternativa, también le habríamos escuchado.

–¿Usted se cree lo de que está en juego la unidad de España?

–A ERC no le interesa que al Gobierno de España le vaya bien. Al contrario, le interesa que fracase. Y su liga no es la política nacional, sino la política catalana y conseguir que la abstención en favor del PSOE no les perjudique. Cuanto peor le vaya al Gobierno de la Nación mejor le puede ir al independentismo, y estamos en manos de esa dinámica.

–Pero ha hablado con Sánchez recientemente, ¿hasta dónde le dio la impresión de que puede llegar para cerrar el pacto con ERC?

–Agradezco la disposición que mostró en esa llamada, pero no fue nada tranquilizadora. Comprobé que las cuestiones gallegas no están en su agenda, entre ellas el futuro de las 5.000 familias que dependen de las industrias electrointensivas. Y si no paga los 2.500 millones de euros que nos debe es porque quiere utilizarlos para disminuir el déficit de la Administración General del Estado. Está en su derecho de pactar con Podemos y los independentistas, pero insisto en que no vale la excusa de que no había otras alternativas porque sí las había. Mi impresión es que está dispuesto a llegar hasta donde tenga que llegar, siempre que no sea un acto ilegal manifiesto, para ser presidente del Gobierno. A costa de convertir a Rufián en uno de los personajes más importantes de la historia contemporánea de España, junto con Torra que se está burlando del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Y de la mano de Puigdemont, fugado y que da ruedas de prensa presumiendo de su acta como diputado del Parlamento Europeo. Y ahora a ver cómo les explicamos a los europarlamentarios, cuanto tengamos que pedir el suplicatorio de Puigdemont si lo hacemos, que queremos que levanten la inmunidad, para poder juzgarle, al líder de un partido con quien se negocia para formar el Gobierno de España.

–Insistía antes en que «sí había otras alternativas». ¿Y sigue habiéndolas? ¿Hay todavía margen para que el PP se abstenga o ese camino está cegado?

–El PP sigue siendo un partido de Estado. Y ante una propuesta de coalición o de pacto de Legislatura, si volvemos a la casilla de salida, si se abandona el precipicio independentista y si se deja sin efecto el gobierno de coalición con la extrema izquierda, cosa que no ocurre en ninguna parte de Europa, nosotros estaremos donde hemos estado siempre.

–Casado no parece estar en eso. Ya ha dicho que su obligación es ser el líder de la oposición, sin más alternativa.

–El problema no está en Casado, sino en que Sánchez está aplicándole a Casado el «no es no» que usó contra Rajoy. Desde distinta posición, pero es el mismo «no es no». Los que hemos defendido una alternativa a este Gobierno desde el 10 de noviembre cada día tenemos menos esperanza porque hemos comprobado que el candidato socialista no está dispuesto a moverse de ese «no es no».

–¿La mesa de tú a tú entre el Gobierno de la Nación y la Generalitat es constitucional?

–La aplicación de la legislación penal no se puede negociar. Y que el Gobierno de España se siente a hablar de la autodeterminación es ilegal. Tampoco pueden pactar la política respecto a los impuestos que pagan todos los españoles con quien representa a un 17 por ciento de la población española. En las reuniones bilaterales sí se puede discutir de financiación o de cómo se ejercen las competencias que cada parte tiene constitucionalmente adjudicadas. Pero el Gobierno no puede negociar con una comunidad lo que afecta al conjunto, y ahí estamos el resto de las comunidades autónomas, que somos parte del Estado, para defender este principio.

–¿De qué manera pueden parar la «mesa» de ERC si la acepta el PSOE?

–Las comunidades, como parte del Estado, tienen los mecanismos de sus Gobiernos y de sus Parlamentos, y está también la Conferencia de Presidentes. Por cierto, no se puede negociar bilateralmente con quien no acepte participar en los foros multilaterales. Y Sánchez tiene la obligación de dejar clara esta condición a Torra.

–No parece que Torra esté por la labor.

–La responsabilidad de exigirlo la tiene Sánchez. Artur Mas si acudió a reuniones multilaterales.

–Hasta que dejó de hacerlo, y el contexto ha cambiado mucho.

–Aquí lo que ha cambiado es el primer ministro de España y el partido que le sustenta. Porque los independentistas están donde siempre han estado. Pero insisto, el Estado no es solo el Gobierno central, sino que está conformado también por el conjunto de comunidades autónomas y de municipios. Y los presidentes autonómicos son los representantes ordinarios del Estado en la comunidad y tenemos que cumplir con nuestras obligaciones para hacer que el Estado prevalezca en nuestro ámbito de responsabilidad.

–¿Plantea un frente común autonómico?

–No me gusta hablar de frentismo porque los frentes en política son muy peligrosos. Pero sí creo que las comunidades pueden ejercer un papel de equilibrio constitucional cuando falla el Gobierno central.

–¿El actual Estado autonómico puede resistir otro proceso de reformas estatutarias?

–El Estado autonómico ha funcionado con sus claros y sus sombras y tiene un balance de notable. Pero para mantener esa nota y mejorarla tenemos que hacer justo lo contrario. La prioridad es sentarnos a ver cómo nos coordinamos mejor y de qué manera el Estado puede cumplir con más eficacia sus competencias en materia de Alta Inspección, en el diseño de los programas comunes en Educación o en cómo aumentar nuestra eficiencia en el gasto. Iniciar un proceso constituyente que plantee un cambio de modelo cuando el modelo depende de los partidos independentistas es la cosa más insensata que hemos escuchado en los últimos cuarenta años. El PSOE está abriendo está puerta porque depende electoralmente del PSC y por eso ha aceptado someterse a la línea que impone Iceta.

–¿Galicia es una Nación? Le digo porque el BNG le ha reprochado al jefe del Estado que no la haya tenido en cuenta como tal.

–El BNG fue a las elecciones europeas con Bildu y ERC. Es coherente, por tanto, con sus socios electorales independentistas. Fuera de Galicia es un partido independentista y en Galicia se arropa con un nacionalismo ambiguo con el independentismo. Pero aquí conocemos al BNG y a sus socios. El mensaje de que Galicia es una Nación resalta la importancia de que haya un partido como el PP, que ha servido siempre a una Galicia que tiene sus propias peculiaridades, respetando nuestras diferencias propias como comunidad histórica, pero consiguiendo a la vez que los gallegos no tengan una fractura social y que se sientan mayoritariamente cómodos dentro de la Constitución. La alternativa es un PSOE que se entrega al BNG en cuanto al PP le falta un escaño para tener la mayoría absoluta.

–¿Cuál cree que es el mayor riesgo al que se enfrenta en estos momentos España? ¿Es económico, territorial, social?

–El mayor riesgo es que estemos al borde del precipicio y acabemos cayéndonos porque pensemos que eso no va a suceder. Nunca hemos estado en una situación como ésta en cuarenta y un año de vida de nuestra Constitución. Hay inestabilidad y falta política industrial y energética. Europa nos ha dado tres avisos porque no somos un socio de fiar en políticas laborales y presupuestarias. Y se nos ha abierto una crisis diplomática en el Parlamento Europeo en relación a Cataluña por la negociación de la investidura con ERC. Pero lo más preocupante es que tenemos unos políticos que no están a la altura de los ciudadanos. España no se merece los políticos que tiene en estos momentos. España no se merece estar en los días previos a la formación de un Gobierno del PSOE con Podemos y que cada martes dependa del visto bueno de los partidos independentistas en el Congreso.

–Su crítica es extensiva a todos los políticos, ¿no?

–Me refiero a quienes están tomando las decisiones para la formación del nuevo Gobierno. En un país tiene que haber pesos y contrapesos y nosotros hemos propuesto nuestra alternativa

–El «No» de Casado, dice.

–Nuestra alternativa frente al «no es no» de Sánchez, sobre el que no tenemos ninguna responsabilidad.

–¿Le preocupa que su partido tenga que irse hacia la derecha para resistir la presión de un Vox al alza?

–El PP no es Vox. Vox es un partido al que el PSOE le debe mucho porque sin él Sánchez no sería candidato a la Presidencia del Gobierno, lo sería Casado. Porque los 5 millones de votos del PP, más los 3,5 millones que se han dividido a favor de Vox, sumarían los 8,5 millones de votos que hubieran hecho Presidente a Casado.

–Pero una vez que parece que han desactivado a Ciudadanos, ¿ahora el PP cómo debe combatir a Vox?

–El PP tiene que actuar como lo que es, un partido de centro derecha dentro del PP europeo. Un partido con cuarenta años de existencia y que ha sido útil en la gobernabilidad de España. Ningún otro partido se ajusta a estas características. Y en ningún caso tenemos que hacer lo que ha hecho el PSOE al mezclarse con la extrema izquierda y aceptar los planteamientos independentistas. Somos un partido de centro liberal, centro reformista y centro derecha, y las familias que hemos convivido desde la refundación debemos seguir trabajando para ser un punto de encuentro de diez millones de españoles.

–¿Quiere decir que el PSOE se ha mezclado con la «extrema izquierda» de Podemos, pero que ustedes no deben mezclarse con la extrema derecha de Vox?

–En nuestros Gobiernos no está la extrema derecha o derecha extrema o Vox, como cada uno quiera calificarles. Gobernamos con Ciudadanos, y es verdad que necesitamos el visto bueno de Vox para algunas leyes, y a veces lo da y otras veces, no. Pero sin que nosotros cedamos en lo que somos. Tenemos cinco millones de votos y hay que conseguir los diez. Y para ello el espacio de Ciudadanos es prioritario.

–Por cierto, la última vez que le entrevistamos en este periódico nos dijo que para el arranque del 20 diría si se presenta de nuevo a las elecciones gallegas. Ya estamos ahí, y la decisión…

–Mi objetivo es que uno de los activos de Galicia sea la estabilidad y cuando acabe el carrusel de la política nacional, en el primer trimestre de este año, el PP gallego tomará su decisión.

–Si depende de que se aclare la política nacional, a ver si van a tener que alargar la Legislatura.

–Pues le aseguro que en Galicia habrá más estabilidad en el 20, un año en el que hay elecciones, que la que va a haber en España, aunque haya finalmente un presidente del Gobierno.