Antiguo Testamento: El altar del incienso.

El altar del incienso.

Harás también un altar para quemar el incienso. De madera de acacia lo harás. Será cuadrado: de un codo de largo y otro de ancho; su altura será de dos codos. Sus cuernos formarán un sólo cuerpo con él. Lo revestirás de oro puro, tanto en su parte superior como sus costados, así como sus cuernos. Pondrás en su derredor una moldura de oro, y debajo de la moldura, a los costados, harás dos anillas. Las harás a ambos lados, para meter por ellas los varales con que transportarlo. Harás los varales de madera de acacia y los revestirás de oro.

Colocarás el altar delante del velo que está junto al arca del Testimonio y ante el propiciatorio que cubre el Testimonio, donde yo me encontraré contigo. Aarón quemará en él incienso aromático; lo quemará todas las mañanas, al preparar las lámparas, y lo quemará también cuando al atardecer alimente las lámparas. Será incienso continuo delante de Yahvé, de generación en generación. No ofrezcáis sobre él incienso profano, ni holocausto ni oblación, ni derramaréis sobre él libación alguna. Aarón una vez al año hará expiación sobre los cuernos de este altar. Con la sangre del sacrificio por el pecado, es decir, el de la expiación, una vez cada año hará expiación por él en vuestras sucesivas generaciones. Cosa sacratísima es el altar en honor de Yahvé.

Tributo por la Tienda del Encuentro.

Yahvé habló así a Moisés: Cuando cuentes el número de los israelitas para hacer su censo, cada uno pagará a Yahvé el rescate por su vida al ser empadronado, para que no haya plaga entre ellos con motivo del empadronamiento. Esto es lo que debe dar cada uno de los comprendidos en el censo: medio siclo, en siclos del Santuario. Este siclo es de veinte óbolos. El tributo reservado a Yahvé es medio siclo. Todos los comprendidos en el censo, de veinte años en adelante, pagarán el tributo reservado a Yahvé. El rico no dará más, ni el pobre menos del medio siclo, al pagar el tributo a Yahvé como rescate de vuestras vidas. Tomarás el dinero del rescate de parte de los israelitas, y lo darás para el servicio de la Tienda del Encuentro; y será para los israelitas como recordatorio ante Yahvé por el rescate de sus vidas.

La pila de bronce.

Yahvé habló así a Moisés. Haz un pila de bronce, con su base de bronce, para las abluciones. Colócala entre la Tienda del Encuentro y el altar, y echa agua en ella, para que Aarón y sus hijos se laven las manos y los pies con su agua. Antes de entrar en la Tienda del Encuentro se han de lavar con agua para que no mueran; también antes de acercarse al altar para el ministerio de quemar los manjares que se abrasan en honor de Yahvé. Se lavarán las manos y los pies,y no morirán. Éste será decreto perpetuo para ellos, para Aarón y su posteridad, de generación en generación.

El óleo de la unción.

Yahvé habló así a Moisés: Toma tú aromas escogidos: de mirra pura, quinientos siclos; de cinamomo, la mitad, o sea, doscientos cincuenta; de caña aromática, doscientos cincuenta; de casia, quinientos, en siclos del Santuario, y un sextario de aceite de oliva. Prepararás con ello el óleo para la unción sagrada, perfume aromático como lo prepara el perfumista. Éste será el óleo para la unción sagrada. Con él ungirás la Tienda del Encuentro y el arca del Testimonio, la mesa con todos sus utensilios, el candelabro con todos sus utensilios, el altar del incienso, el altar del holocausto con todos sus utensilios y la pila con su base. Así los consagrarás y serán cosa sacratísima. Todo cuanto los toque quedará santificado. Ungirás también a Aarón y a sus hijos y los consagrarás para que ejerzan mi sacerdocio. Hablaras a los israelitas, diciendo: Este será para vosotros el óleo de la unción sagrada de generación en generación. No debe derramarse sobre el cuerpo de ningún hombre; no haréis ningún otro de composición parecida a la suya. Santo es y lo tendréis por cosa sagrada. Cualquiera que prepare otro semejante, o derrame de él sobre un laico, será exterminado de su pueblo.

El incienso sagrado.

Yahvé dijo a Moisés: Procúrate en cantidades iguales aromas: estacte, uña marina y gálbano, especias aromáticas e incienso puro. Prepara con ello, según el arte del perfumista, un incienso perfumado, sazonado con sal, puro y santo; pulverizarás una parte que pondrás delante del Testimonio, en la Tienda del Encuentro, donde yo me encontraré contigo. Será para vosotros cosa sacratísima. Y en cuanto a la composición de este incienso que vas a hacer, no la imitéis para vuestro uso. Lo tendrás por consagrado a Yahvé. Cualquiera que prepare otro semejante para aspirar su fragancia, será exterminado de en medio de su pueblo.

Los artífices del Santuario.

Yahvé habló así a Moisés: He designado a Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá; y le he llenado del espíritu de Dios concediéndole habilidad, pericia y experiencia en toda clase de trabajos; para concebir y realizar proyectos en oro, plata y bronce; para labrar piedras de engaste, tallar la madera y ejecutar cualquier otra labor. Le he dado por colaborador a Oholiab, hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan; y además en el corazón de todos los hombres hábiles he infundido habilidad para que hagan todo lo que que te he mandado: la Tienda del Encuentro, el arca del Testimonio, el propiciatorio que la cubre y todos los utensilios de la Tienda; la mesa con sus utensilios, el candelabro con todos sus utensilios, el altar del incienso, el altar del holocausto con todos sus utensilios, la pila con su base; las vestiduras de ceremonia, las vestiduras sagradas del sacerdote Aarón, y las vestiduras de sus hijos para las funciones sacerdotales; el óleo de la unción y el incienso aromático para el Santuario. Ellos lo harán conforme a todo lo que te he ordenado.

Descanso sabático.

Yahvé habló así a Moisés: Di a los israelitas: No dejéis de guardar mis sábados, porque el sábado es una señal entre mí y vosotros, de generación en generación, para que sepáis que yo soy Yahvé, el que os santifico. Guardad el sábado, porque es sagrado para vosotros. El que lo profane morirá. Todo el que haga algún trabajo en él será exterminado de en medio de su pueblo. Seis días se trabajará, pero el día séptimo será día de descanso completo, consagrado a Yahvé. Todo aquel que trabaje en sábado morirá. Los israelitas guardarán el sábado celebrándolo de generación en generación como alianza perpetua. Será una señal perpetua entre mí y los israelitas, pues en seis días hizo Yahvé los cielos y la tierra, y el día séptimo descansó y tomó respiro.

El Señor entrega a Moisés las tablas de la Ley.

Después de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.