España se mete en la final con un triunfo épico ante Australia

España, después de un partido memorable, luchará por el oro en este agónico Mundial de China, clasificada la selección al vencer a Australia después de dos prórrogas de alta tensión. Ganó el combinado nacional 95-88 y ya sueña a lo grande, crecido el equipo desde la adversidad como otras tantas noches. España, que parecía tenerlo perdido en el último cuarto, jamás dejó de creer y completó una reacción estupenda a lomos de un Marc Gasol, portentoso con 33 puntos. En realidad, brillaron casi todos, pero el pívot de los Raptors se merece una mención especial por su capacidad de liderazgo y su frialdad en los momentos decisivos, como cuando encestó dos tiros libres para forzar la segunda prórroga. España, quién lo diría cuando empezó el torneo, roza el cielo en Pekín y espera ahora al duelo entre Argentina y Francia para conocer su enemigo en la final.

Se acaban los adjetivos para definir a esta selección de baloncesto que lleva dos décadas regalando alegrías. Nunca se da un respiro, ni siquiera cuando todo se le pone en contra. Porque ante Australia, con once puntos abajo en la segunda parte, cualquiera habría claudicado, pero España siguió creyendo. Lo hizo contra todos, incluidos los árbitros, para ganar un encuentro que ya es historia del deporte español. Que asegura una medalla y que permitirá al equipo luchar por su segundo oro trece años después.

Había rostros serios en la cara de los jugadores españoles durante el calentamiento. Concentración evidente ante uno de los partidos más importantes de la última década. Por primera vez desde el oro de 2006, España estaba en una semifinal mundialista. Un éxito tremendo teniendo en cuenta las ausencias y los rivales que había al principio del campeonato. Con la clasificación olímpica en el bolsillo, perseguía el premio de las medallas y lo hacía ante un rival tremendo, sin tanto nombre como Serbia o Estados Unidos, pero igual de peligroso. O más. El crecimiento de Australia en la última década ha sido exponencial y a China han llegado con su mejor versión. Un conjunto físico, con grandes tiradores y con una estrella ofensiva como Patty Mills que cuando entra en combustión es imparable.

El tamaño del rival obligaba a pocas distracciones y sí salió esta vez enchufada la selección. Quizá su mejor inicio en todo el campeonato, con Ricky y Juancho Hernangómez sumando con facilidad. Suyos fueron los primeros trece puntos de España, siempre por delante en un primer cuarto igualado y con mucho acierto exterior. Cuatro triples anotó España; tres los oceánicos. Mandaban los ataques para desesperación de los entrenadores y alegría de los aficionados. Alegría ofensiva escenificada en el triple sobre la bocina -otro más- de Llull para cerrar el primer acto (22-21, min. 10).

La salida de la pista de Marc Gasol dejó un hueco en la pintura y por ahí empezó a hacer daño Australia por medio de un Bogut muy efectivo a pesar de los abucheos. Sus críticas al nadador chino Sun Yang, sospechoso de dopaje, se convirtieron en un aliado inesperado de España, al menos en la grada. Se enganchó a él y a Mills el equipo oceánico, que amasó un parcial de 2-11 que hizo tambalearse a la selección. Tardó cuatro minutos en anotar su primera canasta el equipo de Scariolo, que cuando quiso mirar el marcador tenía ya a Australia muy lejos (24-32, min. 17). Ocho puntos eran un mundo visto lo visto en el partido y, además, a España se le había secado la pólvora. Falló sus ocho intentos de tres en ese periodo en el que solo Ricky parecía ver la canasta con lucidez. Si la distancia no fue más grande al descanso fue porque la defensa en zona que impuso Scariolo desconectó un tanto a los australianos (32-37).

Echaba de menos España a Marc Gasol, que no había anotado ninguna canasta en juego en todo el primer tiempo. Acumulaba el catalán apenas cuatro tiros libres, insuficiente botín para la selección. Quizá por eso, salió el pívot agresivo tras el descanso. Con ganas de ser protagonista al fin en el Mundial. Sus cinco puntos consecutivos daban aire al equipo, que parecía otra vez atascado y sin ideas en ataque. A merced del acierto de su rival. Otro parcial de 10-2 ponía contra las cuerdas a España y obligaba a Scariolo a sacar bandera blanca (39-50, min. 25).

Puso el italiano su equipo más aguerrido, con Rudy y Llull comandando la defensa. Con ella había llegado hasta ahí y con ella intentaría escapar del agujero. Lo hizo poco a poco. Jugada a jugada. Dando pasos pequeños en la buena dirección. Acercándose sigilosamente hasta llegar al último cuarto con opciones (51-55, min. 30). La remontada, salpicada por una técnica a Ricky del mismo árbitro mexicano con el que llevaba todo el campeonato teniendo problemas, permitía soñar a España.

Reacción brutal de Marc Gasol

Se había ganado esa oportunidad de soñar. De volver a luchar por la gloria. Fue Marc el que lo propició, con siete puntos seguidos que hicieron creer al resto. Le entró el miedo a Australia, que vio reducida su ventaja a solo dos puntos (65-67, min. 37). Volaba la selección hasta que Bermúdez Mariscal decidió frenarla en seco. El colegiado mexicano pitó una falta en ataque a Marc y a continuación señaló otra muy dudosa a Mills, al que concedió tres tiros libres. «Te estás pasando», le decía Rudy Fernández (65-70, min 38).

Quedaban dos minutos que habrían sido de trámite para Australia de no tener enfrente a la selección. A este equipo de la fe infinita, que nunca baja los brazos. Que cree hasta el final. Hasta cuando parece imposible. Anotó Ricky una bandeja y luego sumó Marc otra más. Los dos líderes asumiendo la responsabilidad en el momento de la verdad. En Australia nadie miraba ya el aro. Vivía solo de su poderío en el rebote, auténtica pesadilla de la selección (69-70, min. 40).

Tenía aún una posesión Australia, que perdió la pelota. Los nervios. 28 segundos para el final. Diseñó Scariolo una jugada que no salió bien, pero la lucha en el rebote llevó a Marc Gasol a la línea de tiros libres. El catalán, muy fallón durante todo el campeonato, no erró esta vez desde el 4,60. Clink clink. Dos puntos que ponían a España a las puertas del triunfo falta de 9 segundos. Una defensa más. La última. La más importante.

El balón le llegó a Mills, quién si no, que forzó en una penetración contra el mundo. Sonó el silbato. El base, un seguro, anotó el primero para empatar el encuentro. Recogió el balón y miró al aro. Resopló. Iba en el lanzamiento la primera medalla de la historia de Australia, pero el aro repelió su tiro. Capturó el rebote Ricky, que se lanzó como un poseso a por la gloria. La rozó su intento desde el centro del campo. Prórroga.

Entró mejor España en el tiempo extra, con cinco puntos seguidos de Marc Gasol, un ciclón en la segunda parte. Mills mitigó el daño con un triple y otra vez el rebote ofensivo castigó a la selección (78-78, min. 43). Los árbitros volvieron a asumir cierto protagonismo con una falta en ataque muy polémica señalada a Ricky Rubio. De hecho, el colegiado que estaba al lado no pitó nada y el más lejano sí, para desesperación de Scariolo. Dos tiros libres de Mills, que esta vez no falló, dejaron una posesión a España para buscar la gloria (78-80). 14 segundos que fueron un mundo. Los papeles se invirtieron, con Marc en la línea de 4,60 y dos puntos abajo. No falló el español. Otra prórroga.

A esas alturas, las fuerzas estaban ya justas en los dos. Las tácticas ya quedaban a un lado y mandaba el corazón. Y ahí España no tiene rival. Empezó anotando Bogut tras otro rebote en ataque, el enésimo, pero ahí se acabó Australia. Hasta ahí llegó la resistencia heroica de los australianos, que claudicaron ante la épica de España, que anotó diez puntos seguidos -dos triples de Llull- para sacar el billete para su segunda final mundialista (90-82, min. 48).