Un príncipe con luces y sombras: ¿Quién es realmente Mohammed Bin Salman?

La desaparición del periodista saudita Jamal Khashoggi ha puesto el foco en el príncipe heredero de Arabia Saudita Mohammed bin Salman. Desde que se convirtió en el líder de facto de Arabia Saudí en 2015, el joven de 33 años ha sido alabado por los medios internacionales, con multitud de informes y reportajes centrados en sus reformas económicas y sociales.

Cambiar la imagen del ultraconsevador reino fue desde un principio el objetivo del príncipe saudí y en marzo realizó una gira por los Estados Unidos adornada y publicitada con portadas de la revista Time Magazine y con entrevistas en CBS y Bloomberg.

Ahora, sin embargo, el caso Khashoggi ha cambiado el enfoque hacia su lado más oscuro. El que incluye el encarcelamiento de críticos y activistas de derechos humanos, miles de muertes de civiles en Yemen y un rápido aumento en el número de ejecuciones desde su llegada al poder.

De la guerra de Yemen a las mujeres al volante

Cuando el rey Salman llegó al trono en enero del 2015, nombró al príncipe Mohammed bin Salman como ministro de Defensa, toda una sorpresa dada la edad del príncipe, 29 años. Tan sólo un mes después, impulsó una guerra contra rebeldes chiítas en Yemen, que sigue a día de hoy. Las organizaciones de derechos humanos siguen acusando a Salman de ordenar el bombardeo indiscriminado de hospitales y escuelas causando la muerte de civiles, muchos de ellos niños.

En el año 2017, Mohammed bin Salman pasó a ser el príncipe heredero. Con todo el poder en sus manos y desde esta tribuna impulsó medidas populistas para atraerse la simpatía internacional y el apoyo de la población más joven. Entre ellas destacó el levantamiento de la prohibición de conducir impuesta a las mujeres del ultraconservador reino. Fotos de mujeres con abayas negras detrás del volante corrieron como la pólvora en las redes sociales arrancando simpatías en el exterior. Sin embargo, mientras con una mano difundía imágenes de mujeres viendo partidos de fútbol o yendo al cine por primera vez en décadas, con la otra ordenaba el encarcelamiento de activistas que peleaban por los derechos de la mujer.

Asimismo, Mohammed alentó inversiones internacionales, se reunió con personalidades del mundo empresarial en Estados Unidos y organizó una conferencia de negocios en el Ritz Carlton de Riad. El mismo hotel que se convertiría semanas después en una prisión de lujo. El Gobierno saudí arrestó en noviembre de 2017 a 11 príncipes y 38 políticos, entre ellos 4 ministros, en una purga que, según las autoridades del reino, estaba motivada por la corrupción. Tras ser liberados, los detenidos tuvieron en traspasar al Estado parte de sus bienes. Con esta operación el príncipe heredero desterraba a sus posibles adversarios y tomaba el mando del aparato de seguridad.

Todos estos hechos, sumados a la desaparición del periodista, han sacado a la luz sus sombras, pese a que la televisión estatal difunde constantemente imágenes del príncipe Mohammed asistiendo a reuniones y desarrollando sus actividades normales ajeno al escándalo.

El sueño del United

Otro de sus sueños le hizo saltar a la primera plana de los medios deportivos de medio mundo y en especial de Reino Unido. En su afán por mantener el apoyo de la población menor de 30 años, el príncipe saudí puso también el punto de mira en el deporte, especialmente en el fútbol.

Según publica The SunMohammed bin Salman asegura estar preparado para iniciar las reuniones con el Manchester United con el fin de invertir una enorme cantidad de dinero en uno de los buques insignia de la Premier League. De hecho, dado su patrimonio personal de 850 billones de euros, no se descarta que acabe comprando uno de los clubes más importantes de la historia del fútbol.

El país ya ha realizado inversiones en el deporte a través de acuerdos con la F1 y la WWE, empresa propietaria de derechos multimedia relacionados con la promoción de lucha libre profesional.

Ahora, con esta compra, Salman quiere competir con sus rivales de Oriente Medio. Uno de ellos, Sheikh Mansour, de la familia de Abu Dhabi, ya controla el Manchester City, el Melbourne City y el New York City, así como otros equipos internacionales. Hacerse con el United sería un golpe de efecto en la batalla financiera y política que libran los diferentes estados del Golfo.

Los propietarios del United, que obtuvieron la totalidad del club en 2005, no han mostrado aún una posición clara sobre su venta pero los últimos acontecimientos podrían influir en su decisión final.