«Jumanji’: una película familiar tan redonda que te gustará aunque no tengas familia

¿Cuál es el sentido último de un juego? En 1995, ‘Jumanji’ convertía una inocente partida sobre un misterioso tablero en una aventura fantástica en que los elementos del pasatiempo cobraban dimensión real. En aquella película protagonizada por Robin Williams, la selva invadía la casa de los protagonistas, dos niños huérfanos que compartían tribulaciones con ese hombre retornado de un mundo salvaje y perdido en el tiempo. En la nueva versión que se estrena estas navidades, son los protagonistas quienes se trasladan a la selva, el mismo juego mediante.

No es este el único cambio que operan los responsables de ‘Jumanji: bienvenidos a la jungla’ respecto a la adaptación que firmó Joe Johnston del libro homónimo de Chris Van Allsburg. Guste o no a los fans, a película actualno puede considerarse ni una secuela ni un ‘remake’ de la primera versión. De hecho, uno de los primeros puntos a favor de esta nueva versión es su renuncia a apelar a la nostalgia directa en relación a la primera ‘Jumanji’. El filme de Jake Kasdan se libera de cualquier vasallaje para funcionar como una película de aventuras para toda la familia con personalidad propia.

El punto de partida sigue siendo el mismo. Los protagonistas topan con un juguete de apariencia trasnochada que responde al nombre de Jumanji. Si en la primera se trataba de un juego de mesa, ahora será una versión obsoleta de un videojuego el que abra las puertas a una aventura más grande que la vida. Aunque ‘Jumanji: bienvenidos a la jungla’ no remita de forma directa a su antecesora, sí que recupera cierto espíritu muy propio del cine de los ochenta y los noventa. Tras el prólogo en el que vemos a un adolescente de la época acabar engullido por el tablero Jumanji mutado en videojuego, saltamos a nuestro tiempo. Como si nos encontráramos en un filme de John Hughesactualizado, cuatro adolescentes muy diferentes, el tímido Alex, la empollona Martha, el atleta Fridge y la presumida Bethany, acaban compartiendo tiempo y espacio de castigo en el instituto.

Una situación que podría desembocar en un ‘remake’ de ‘El club de los cinco‘ o en una nueva variante de esa joya de culto del cine adolescente pasado por la batidora del fantástico posmoderno que es ‘Detention. Castigo sangriento‘, de Joseph Kahn. Pero aquí los cuatro estudiantes acaban succionados hacia otra dimensión y aterrizan en la jungla de Jumanji. Con la particularidad de que cada uno ha adoptado una personalidad nueva de acuerdo con los avatares del juego. Así, el muchacho discreto aparece ahora musculoso como Dwayne Johnson, la joven estudiosa también presenta una apariencia más guerrera y sexy («¿por qué me hacen llevar ‘shorts’ y camiseta en medio de la selva?”, protesta en un metacomentario sobre la forzada imagen de las heroínas de videojuegos que no tiene más recorrido) de la mano de la actriz Karen Gillan, mientras que el deportista deviene un zoólogo más bien barrigón (Kevin Hart) y la chica popular de la clase se encuentra dentro del cuerpo de Jack Black.

Este recurso tan propio de la comedia adolescente, el del personaje que acaba en un cuerpo ajeno, permite una relectura de ‘Jumanji’ que encaja además con una de las acepciones contemporáneas de la práctica lúdica: la de adoptar otras identidades, sea en realidad virtual, juegos de rol, videojuegos o incluso a través del ‘cosplay’. El engranaje cómico por tanto inyecta una dosis de humor al ‘Jumanji’ del siglo XXI de la que no disponía el del pasado milenio y de paso apunta una tímida pero saludable reivindicación ‘queer’ en todo ello. A través del juego, los protagonistas acaban explorando nuevos horizontes de su propia identidad que no se habían planteado desde los roles impuestos en su vida normal. Cómo no, Jack Black como la chica mona encerrada entre los huesos de un cartógrafo es quien da más fuelle cómico al tema, sobre todo cuando empieza a sentirse atraído/a por Alex, el joven que se perdió en Jumanji en los noventa.

El primer ‘Jumanji’ mantenía cierta conexión con ‘Gremlins‘ no solo por la presencia de esos impagables monos que, a la manera de Stripe y sus secuaces, sembraban el caos en la típica pacífica comunidad estadounidense. También por el poso oscuro ligado a la ausencia de los padres y a la constatación de un tiempo perdido que parecía irrecuperable. ‘Jumanji: bienvenidos a la jungla’ prescinde de este trasfondo más deprimente y le resta protagonismo al personaje que allí encarnaba Robin Williams y aquí interpreta Nick Jonas. Y si la gracia de que la selva invadiera todo un pueblo desaparece en esta segunda entrega, para compensar, el filme adopta un tono de cinta de aventuras neoclásica a la ‘Indiana Jones‘ o ‘El regreso de la momia‘ que le sienta bien y lo convierte en un perfecto entretenimiento navideño.