Octava potencia económica mundial, Tiburón en los cines y el Bimbó en las radios
Al cumplirse cinco décadas de la proclamación de Juan Carlos I como Rey de España, regresamos a 1975 para recordar cómo era entonces nuestro país y cuánto ha cambiado desde aquel momento histórico.







Evolución de la población desde 1975
La España de 1975 y la de hoy se parecen poco en tamaño y composición demográfica. Entonces el país tenía 35,5 millones de habitantes, frente a los 48,6 millones actuales. Ese crecimiento se debe a varios factores, pero es imposible entender la transformación sin mirar la llegada de población extranjera: en 1975 apenas suponía el 0,46 % del total (165.289 personas), mientras que hoy alcanza el 13,37 % (6.502.282 extranjeros). Mucho más que un cambio estadístico.
Población extranjera
En cambio, al analizar los datos de natalidad, la curva va justo en la dirección contraria. España ha pasado de 669.378 nacimientos en 1975 a 318.005 en 2024, y la tasa por cada mil habitantes se ha desplomado de 18,7 a 6,54. También el número de hijos por mujer ha caído de 2,77 a 1,1, muy lejos del nivel necesario para asegurar el reemplazo generacional.
Nacimientos por cada 1.000 habitantes





La forma de vestir de los españoles mezclaba la sobriedad con las nuevas corrientes juveniles de los años setenta. La ropa se volvía más informal y cómoda, con abundancia de pantalones de campana, tejidos vaqueros y colores vivos, herencia de la estética hippie y del pop internacional. Entre los jóvenes eran habituales las camisas estampadas, las minifaldas o los vestidos rectos y prácticos para ellas, mientras que ellos combinaban camisas amplias, jerséis y chaquetas anchas con zapatos de plataforma o botas. En las generaciones mayores, en cambio, seguían predominando los trajes oscuros, las faldas por debajo de la rodilla y una imagen más contenida, reflejo de una sociedad que empezaba a abrirse, pero en la que la apariencia seguía diciendo mucho sobre el lugar que ocupabas.


El SEAT 127 fue mucho más que el coche más vendido de 1975: para miles de familias representó su primera verdadera sensación de libertad sobre cuatro ruedas. Compacto, ágil y sorprendentemente práctico para su tamaño, era un coche accesible, fácil de mantener y adaptado a las ciudades que empezaban a llenarse de tráfico. No tenía lujos —ni los buscaba—, pero ofrecía exactamente lo que el país necesitaba entonces: movilidad a un precio asequible.





En 1975, si encendías la radio, te encontrabas con una mezcla muy reconocible de melodías que hablaban de amores intensos, búsquedas personales y ganas de pasarlo bien. José Luis Perales llenaba el aire con «Y te vas», una de esas canciones que te atrapaban por su sensibilidad inmediata, mientras Camilo Sesto estremecía a media España con «Getsemaní», su interpretación más dramática y poderosa. También sonaba «Tú volverás» de Sergio y Estíbaliz, una balada limpia y luminosa que se convirtió en una de las favoritas del público. Y, por supuesto, aparecía el toque festivo de Georgie Dann con «El Bimbó», que convertía cualquier reunión en una pista de baile improvisada.

Directísimo, con José María Íñigo, era el gran acontecimiento del sábado en el año 1975: entrevistas imposibles, actuaciones en vivo y esa sensación de que «todo podía pasar» en directo. A la vez, El hombre y la tierra acercaba a millones de espectadores la naturaleza como nunca antes, con Félix Rodríguez de la Fuente narrando aventuras que dejaban al país entero en silencio. Y junto a ellos convivían espacios de enorme seguimiento como Un, dos, tres, que convertía el concurso en espectáculo familiar, o Estudio 1, que llevaba el teatro a los hogares.





Tiburón llegó a las pantallas españolas convirtiéndose en un fenómeno inmediato: Spielberg logró que medio país mirara el mar con respeto y fascinación. Ese mismo año, Alguien voló sobre el nido del cuco sacudió al público con la interpretación enorme de Jack Nicholson y una historia tan incómoda como magnética. Y para quienes buscaban cine más pausado y visualmente deslumbrante, Barry Lyndon ofrecía una lección de estilo de Stanley Kubrick, con una fotografía que parecía pintada a mano.

Ángel Nieto se hizo, por sexta vez, con el título mundial en la categoría de 50 cc, consolidando su estatus como leyenda del motociclismo español. El Real Madrid conquistó la Liga 1974-75 -su decimosexta- logrando el campeonato con cinco jornadas de antelación, gracias al gol de Pirri en el minuto 89 ante la Real Sociedad. El Atlético de Madrid se coronó campeón de la Copa Intercontinental tras la renuncia del Bayern Munich a disputarla, alegando «incompatibilidad de fechas» (y en algunos relatos también temor al juego duro del rival argentino) lo que permitió al Atlético participar como subcampeón europeo y derrotar a Independiente de Avellaneda.
Situación económica
PIB per cápita
Deuda pública
IPC
Tasa de paro
En 1975, España no mostraba una economía en crisis abierta: el paro era muy bajo (3,27 %), la deuda pública apenas alcanzaba el 7 % del PIB y el país venía de más de una década de fuerte crecimiento. Sin embargo, la situación era más delicada de lo que esos números sugerían. La crisis del petróleo de 1973 había golpeado de lleno a una economía altamente dependiente del crudo importado, disparando los costes energéticos y alimentando una inflación del 14,1 % que erosionaba salarios y ahorros.
Situación política
España vivía uno de los momentos políticos más decisivos de su historia contemporánea. La muerte de Francisco Franco, el 20 de noviembre, abrió un escenario incierto en el que se mezclaban expectativas de cambio, temores al desorden y la incógnita de cómo evolucionaría el país. Dos días después, el 22 de noviembre, Don Juan Carlos I fue proclamado Rey en un clima tan solemne como tenso: debía garantizar la estabilidad del Estado, respetar el marco legal heredado y, al mismo tiempo, responder al deseo de emprender reformas profundas. Sobre su figura recaía una responsabilidad excepcional: mantener un delicado equilibrio entre el llamado «búnker» del régimen, que aspiraba a perpetuar el inmovilismo, y una sociedad que reclamaba libertades democráticas, partidos políticos y elecciones.

Los primeros meses del reinado de Juan Carlos I estuvieron marcados por la difícil convivencia entre continuidad y reforma: mantuvo al frente del gobierno a Carlos Arias Navarro, último presidente del régimen franquista, una decisión que muchos interpretaron como un gesto de estabilidad institucional.
Sin embargo, Arias Navarro carecía de un programa eficaz de apertura democrática y su gabinete fue visto como demasiado inmovilista ante la creciente presión social y sindical. El 1 de julio de 1976, tras tensas negociaciones con el Rey, Arias Navarro presentó su dimisión. Esa marcha abrió paso al nombramiento de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno, elegido para pilotar la reforma del sistema político y encaminar a España hacia la democracia.










