Mucho más que un recuento: los voluntarios de Cruz Roja ponen voz al sinhogarismo en Zaragoza

Este miércoles tuvo lugar un nuevo recuento de personas sin techo de Cruz Roja en Zaragoza

El reloj marca las 21.15 horas. Un grupo de once voluntarios de Cruz Roja, ataviados con sus característicos chalecos rojos, se aproxima a las inmediaciones de Etopia, entre la Estación Delicias y el barrio de La Almozara. Esta noche es la noche. Esa que se repite cada dos años y que permite dar cuenta de la realidad del sinhogarismo en la capital aragonesa y en otras grandes ciudades españolas gracias al denominado recuento de personas sin techo que realizan voluntarios de la entidad y trabajadores del Ayuntamiento de Zaragoza.

«Están con una hoguera. Ahora los voluntarios se van a acercar discretamente», explica María José Gómez, trabajadora social y coordinadora del grupo distrito 50003 zona 4, que esta fría noche de noviembre recorrerá esta parte de la ciudad en la que se espera encontrar a cerca de 30 personas en situación de calle, más de 300 si se extiende al total de barrios y distritos.

Ante sus ojos, bajo el puente que conecta el barrio de La Almozara con la Estación Delicias, un grupo de tres personas se calienta al fuego de una hoguera. «¿Vas a dormir aquí esta noche?», pregunta una pareja de voluntarios a uno de ellos. Este asiente. El hombre, de unos 30 años y origen extranjero, lleva tres años y medio en España y, a la pregunta de si tiene papeles, este reacciona mostrando una carpeta llena de documentos: «Quiero la tarjeta de trabajo».

Cruz Roja recorre todas las noches, de domingo a viernes, las calles de Zaragoza en busca de personas como él, en estos momentos en situación de calle, para ver qué necesidades tienen. «Se les suelen dar mantas, sacos de dormir que son comprados por la entidad o recibidos por donaciones», apunta Gómez. «De alimento en invierno reciben sopas, café con leche, chocolate o azúcar, que también nos piden mucho», añade. Y es que, ese sobrecito dulce, continúa, «da muchísima energía y ayuda a que en ese periodo de hambre puedan llegar a bajar esa ansiedad por comer».

Sin embargo, esta no es una noche como cualquier otra. A través de un cuestionario en papel, los casi 350 voluntarios que participan en este recuento bienal intentan ahondar en muchas cuestiones. Sobre todo se intenta saber cuál es la situación de calle de cada persona sin hogar, cómo han llegado hasta aquí, si están siendo atendidos por alguna entidad o una pregunta destinada a conocer si estas son solicitantes de protección internacional, así como cuales son sus necesidades.

EL SINHOGARISMO HA CRECIDO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS

El problema de los últimos años, tal y como afirma Gómez, es que «ha ido aumentando mucho la población de personas sin hogar». Tanto es así, prosigue, que «hay grupos que se juntan un poco como protección frente a otras personas sin hogar, porque puede haber peleas», reconoce.

Además, desde 2023, fecha en la que se realizó el último recuento, la realidad ha cambiado y hay zonas que están más masificadas por ciertas situaciones. «Normalmente aquí (La Almozara), por ejemplo, hace dos años no había estos asentamientos», dice la coordinadora del grupo que recorre el distrito 50003 zona 4. «Han aparecido a raíz de la expulsión que hubo hace pocos días de la parte de la terminal de autobuses de Delicias», incide.

Así se ve, de hecho, no solo en el puente más cercano a Etopia. También bajo el puente del Tercer Milenio, a tan solo 600 metros. Allí se encuentran también varios enseres, posiblemente pertenecen a otro grupo de personas en situación de calle. «Seguramente no hayan llegado todavía, estarán cenando en algún hogar social», apuntan varias voluntarias antes de continuar el recuento. Por el camino, otro hombre descansa con un saco de dormir sobre un banco. «Son ya once personas y tres asentamientos», dicen sumando tres camas de cartón.

La realidad, reconoce Gómez, es a que a muchos no les gusta ir a los centros sociales habilitados para pernoctar porque tienen que acatar una serie de normas. «Son personas que viven en la calle, muchos tienen problemas de salud mental o familiares y el estar encerrados y que les pongan un control horario para comer, cenar, lavarse o meterse en las habitaciones les cuesta«, cuenta. Sin embargo, la situación varía un poco con las olas de frío. «El Ayuntamiento de Zaragoza y el Albergue Municipal abren dos centros polideportivos para resguardarse. Algunos van, pero no es la primera vez que una persona sin hogar en una de estas noches de frío no ha querido ir y a los días se lo han encontrado muerto«, lamenta.

LA EXPERIENCIA ENRIQUECEDORA DEL VOLUNTARIADO

La noche avanza y las ganas de recorrer las calles del grupo de voluntarios contrastan con el frío que cada vez se cuela más entre los huesos. Los gorros de abrigo están presentes en todos ellos, pero merece la pena. «Es la primera vez que participo. Fue a raíz de mi madre, que me animó a apuntarme. Yo creo que si se hace un buen recuento y se da una imagen de cómo está Zaragoza se puede actuar mucho mejor y llegar a todos los puntos y todas las zonas en las que pueda haber personas sin hogar», explica Carolina, una de las jóvenes del grupo.

Mariángeles y Marta, educadora y trabajadora social respectivamente, tienen más experiencia en el trato con personas sin hogar o en situación de chabolismo, pero tampoco habían estado presentes nunca en esta cita. «Sirve para conocer sobre todo sus historias, su realidad y de dónde vienen. Tenemos que tener en cuenta que son personas reales. Tienen una vida, una carga, una maleta detrás y es súper enriquecedor a nivel profesional, además de que puedes ayudarles», asegura Mariángeles.

El camino sigue y entre los senderos del parque de Francia, en la zona más próxima al río Ebro, la función de los voluntarios continúa. «Iremos ahora por esas calles, nos dividiremos para poder hacer mejor el rastreo», se escucha ya a lo lejos. El trabajo que queda por delante es tan grande como la labor que este y otros equipos de la ciudad están llevando a cabo. No es para menos, están poniendo voz -y también escuchando- al sinhogarismo en Zaragoza.