‘Cell’ publica los resultados del estudio, elaborado por el grupo del zaragozano en el Instituto Europeo de Bioinformática, en Cambridge. Destaca que la investigación «trasciende al tipo de tumor analizado, porque la inestabilidad cromosómica que hemos visto en el cáncer de hueso también tiene relevancia para otros tipos de cáncer, tanto de adultos como pediátricos».
El equipo investigador que dirige el científico Isidro Cortés Ciriano (Zaragoza, 1988) en el Instituto Europeo de Bioinformática , con sede en Cambridge e integrado en el Instituto Europeo de Biología Molecular (EMBL, por sus siglas en inglés), ha logrado descubrir las mutaciones que impulsan el cáncer de hueso agresivo. La prestigiosa revista científica ‘Cell’ ha publicado este martes el fruto de su investigación, que identifica un nuevo mecanismo mutacional que acelera el osteosarcoma y un biomarcador que podría ayudar a predecir el curso de la enfermedad en los pacientes y, por tanto, mejorar su tratamiento.
El osteosarcoma es un tipo de cáncer óseo agresivo que afecta principalmente a niños y jóvenes entre los 10 y los 20 años, especialmente durante periodos de rápido crecimiento óseo. Aunque es poco común, su impacto es significativo entre los jóvenes y sus familias debido a que requiere por lo general quimioterapia, cirugía o amputación. Además, este cáncer puede expandirse a otros órganos, principalmente a los pulmones. Durante los últimos 40 años ha habido pocos avances en el estudio de esta enfermedad, ya que el osteosarcoma tiene una genómica muy compleja y esto dificulta identificar las mutaciones genéticas que lo causan. Por tanto, las opciones terapéuticas tampoco han mejorado en décadas.
Según el estudio de ‘Cell’, Isidro Cortés y su grupo investigador generaron la mayor base de datos de genomas completos de pacientes con osteosarcoma e identificaron un nuevo mecanismo mutacional, denominado cromothripsis por pérdida, translocación y amplificación (LTA, por sus siglas en inglés), presente en aproximadamente el 50 % de los casos de osteosarcoma de grado alto. Este hallazgo explica la complejidad biológica que hace que este tipo de tumor sea tan agresivo y ayuda a entender los altos niveles de inestabilidad genómica observados en las células cancerosas del osteosarcoma. Además, el estudio presenta un biomarcador pronóstico –una característica biológica de las células cancerosas que ayuda a predecir el desenlace de la enfermedad– y que podría ser utilizado para anticipar su curso probable.
Este trabajo se ha realizado en colaboración entre investigadores del Instituto Europeo de Bioinformática del EMBL (EMBL-EBI), el University College London (UCL), el Royal National Orthopaedic Hospital y el laboratorio de I+D de Genomics England.
“Sabemos desde hace años que las células del osteosarcoma tienen algunos de los genomas más complejos observados en cánceres humanos, pero no podíamos explicar los mecanismos detrás de esto», apunta Isidro Cortés, codirector del estudio. «Al estudiar las anomalías genómicas en diferentes regiones de cada tumor y usar nuevas tecnologías que nos permiten leer secuencias largas de ADN, hemos podido comprender cómo los cromosomas se rompen y reorganizan, y cómo esto impacta en la progresión de la enfermedad». El científico aragonés destaca que esta investigación ha sido posible gracias a que han tenido acceso a una base de datos de casi 400 tumores del Reino Unido. Eso les ha permitido estudiar el proceso mutacional que hace que surjan los osteosarcomas. “Los cromosomas se unen de forma aberrante con otros, evolucionan y, en unas pocas divisiones celulares, el cáncer empieza a crecer de forma muy agresiva. Es decir, que el periodo de latencia entre que empieza hasta que el cáncer crece rápido es muy corto”, explica en declaraciones a HERALDO. Destaca que esta investigación «trasciende al tipo de tumor analizado, porque el alto grado de inestabilidad genómica cromosómica que hemos visto en el cáncer de hueso también tiene relevancia para otros tipos de cáncer, tanto de adultos como pediátricos».
Un banco de datos fundamental
Además, los investigadores también analizaron datos de secuenciación de genomas completos de más de 5.300 tumores de diversos tipos de cáncer, lo que les permitió descubrir que la inestabilidad genómica que habían observado en el osteosarcoma también es relevante en otros cánceres.
«Nuestro análisis adicional de diferentes tipos de tumores ha mostrado que los cromosomas afectados por reordenamientos genómicos complejos son también comunes e inestables en otros tipos de cáncer», explica José Espejo Valle Inclán, coautor principal del estudio y ex investigador postdoctoral en EMBL-EBI, actualmente jefe de grupo en el Centro de Cáncer Pancreático Botton-Champalimaud. «Esto tiene un enorme impacto en nuestra comprensión general del desarrollo del cáncer, destacando la importancia de invertir en estudios que exploren estos mecanismos»
La importancia de la financiación
Este estudio ha sido posible gracias a la financiación de varias organizaciones dedicadas a mejorar nuestra comprensión del osteosarcoma y otros cánceres pediátricos. En concreto, la financiación para este trabajo fue proporcionada por el EMBL, la Sarcoma Foundation of America, la Pathological Society of Great Britain and Ireland, y la Jean Shanks Foundation, que financió a la doctora Solange DeNoon, estudiante de doctorado en patología en el Instituto del Cáncer de la UCL. También se recibió financiación del Tom Prince Cancer Trust, una organización benéfica establecida en memoria de Tom Prince, quien lamentablemente falleció de osteosarcoma a los 15 años en 2004. Fundada por los padres de Tom, Clinton y Adele Prince, la fundación recaudó cerca de 1.200.000 euros durante 13 años, que fueron donados a la UCL para establecer el Tom Prince Osteosarcoma Research Project. Desde EMBL destacan que estas contribuciones demuestran cuánto se puede aprender sobre una enfermedad cuando se dispone de una financiación adecuada, lo que permite descubrimientos que mejoran los resultados para los pacientes y ofrecen esperanza a las familias afectadas.
En este sentido, Isidro Cortés destaca que lo que le gusta del Reino Unido es la apuesta por la ciencia y la infraestructura necesaria para realizarla, su financiación a través de dinero público y fundaciones, así como la sensibilidad de la ciudadanía por la investigación.
Datos biográficos de Isidro Cortés
Isidro Cortés Ciriano, zaragozano de 36 años, inició sus estudios primarios en el colegio San Andrés y en el Liceo Europa de la capital aragonesa. Cursó la doble licenciatura de Biología y de Bioquímica en la Universidad de Navarra, en Pamplona. Tras realizar un máster en Zaragoza, fue a París a hacer la tesis en el Instituto Pasteur con el Programa Internacional de Doctorado que acababa de echar a andar, entre los años 2012 y 2015. Después se fue tres años a Estados Unidos, a la Universidad de Harvard, la Harvard Medical School, a hacer el postdoctorado, y ahí empezó a estudiar la genómica del cáncer. Cortés se especializó en bioinformática, es decir, en aplicar la computación, estadística y programación para analizar datos biológicos, un campo que le gustó. Por eso ya desde la carrera se especializó en informática. Utilizó esos conocimientos tanto durante la elaboración de la tesis, que centró en el desarrollo y diseño de fármacos usando ordenadores; como en el postdoctorado en Boston, dedicado a genómica y programación, ya en 2013. En el año 2019 fue cuando comenzó a trabajar en su propio grupo de investigación en el Instituto Europeo de Bioinfomática, integrado en el Instituto Europeo de Biología Molecular.
Aunque vive en el Reino Unido con su esposa, María Elorza, también aragonesa, Isidro Cortés regresa siempre que puede a su Zaragoza natal, como hizo en las pasadas navidades, para celebrarlas con su familia.