Del ‘exilio’ de su padre al ‘procés’: «Felipe VI ha vivido la década más complicada de la democracia»

El Rey ha hecho frente a importantes crisis, como la celebración del referéndum ilegal de independencia del 1-O, pero también ha vivido la mayoría de edad de la Princesa Leonor, garantía de continuidad de la corona

Felipe VI no ha tenido un reinado fácil. Los diez años que han pasado desde que el 19 de junio de 2014 fuese proclamado Rey coinciden con la «década más complicada de la democracia», según define Asunción de la Iglesia, profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Navarra. Los retos a los que ha debido hacer frente han sido diversos, pero las crisis familiares, el desafío independentista y la inestabilidad política son los tres principales, sin olvidar escenarios y situaciones inéditas, como la pandemia del coronavirus. Frente a estos nubarrones ajenos a la jefatura del Estado, pero que inevitablemente han puesto el foco en la institución, Felipe VI y España han sido testigos de cómo la continuidad de la corona está garantizada en Leonor. La jura de la Constitución el 31 de octubre de 2023, día en que la princesa cumplió 18 años, y el comienzo de su formación militar el pasado verano en la Academia General Militar de Zaragoza son dos hitos que afianzan la cadena sucesoria.

Las crisis familiares

Cuando Felipe VI accedió al trono, su hermana Cristina y su entonces marido, Iñaki Urdangarin, estaban imputados en el caso Nóos. La infanta resultó finalmente absuelta, pero fue condenada al pago de 265.000 euros por enriquecimiento ilícito, mientras que él fue sentenciado a cinco años y 10 meses de prisión por malversación, prevaricación y tráfico de influencias, entre otros delitos. Es «la herencia tóxica», en palabras de Emilio Lamo de Espinosa, catedrático de Sociología y vicepresidente de Remco, Red de Estudios de las Monarquías Contemporáneas, a la que tuvo que hacer frente el recién proclamado monarca y a la que luego se sumarían las investigaciones fiscales abiertas contra el Rey emérito, su marcha a Abu Dabi, y otros escándalos ligados a su vida personal.

«La Casa Real, de entrada, estableció una suerte de muralla china para que la herencia no envenenara el reinado. Fueron medidas drásticas y dolorosas, como retirar el título de duquesa de Palma a la Infanta Cristina, o reducir de 16 miembros a seis los integrantes de la Casa Real«, remarca Lamo de Espinosa. Felipe VI renunció además a su herencia personal y retiró a su padre la asignación económica de la que disfrutaba. «La Familia Real es una familia como todas las demás y al Rey, como hijo y hermano, le habrá costado tomar esas decisiones», precisa Lamo de Espinosa. En la misma idea coincide De la Iglesia, autora también del libro Desafíos de la Monarquía Parlamentaria: «Desde el punto de vista personal, si hay algo que se puede destacar es la ejemplaridad por encima de los afectos. Ha puesto soluciones de distancia cuando se han planteado problemas en su entorno y han sido medidas muy duras y radicales, como la retirada de cualquier función pública al Rey emérito, incluida la presencia en el juramento de Leonor».

Foto: Felipe VI y Pedro Sánchez, en la Conferencia de Presidentes. (EFE)

Muchas de las medidas adoptadas tenían por objeto la profesionalización de la Casa Real y potenciar la transparencia de la institución. El catálogo de decisiones incluyó la auditoría de fondos, la publicación de los regalos que reciben los miembros de la Familia Real y de los contratos, la creación de un código de conducta y la difusión del patrimonio personal del Rey, que suma 2,5 millones de euros. Esta voluntad de renovación, destacan los expertos, está presente desde el mismo momento en el que inicia su reinado. En el discurso de proclamación, Felipe VI «se presentó como Rey constitucional al servicio de una monarquía renovada y, tan pronto entra, comienza el proceso de transparencia y de exigencia», recuerda De la Iglesia.

La figura del Rey emérito ha sido uno de los principales quebraderos de la Casa Real. Las investigaciones por supuestos delitos fiscales —la Fiscalía llegó a abrir tres líneas de investigación por cinco ilícitos—, fueron finalmente cerradas porque o bien las presuntas irregularidades se habrían cometido bajo su reinado, es decir, mientras era inviolable, o porque habrían prescrito o porque se habrían subsanado gracias a regularizaciones con Hacienda, pero causaron un enorme perjuicio a la imagen de la corona. El Rey emérito abandonó España en agosto de 2020, cuando la Fiscalía del Supremo mantenía abiertas las diligencias de investigación, pero una vez fueron archivadas en 2022, tomó la decisión de seguir residiendo en el país árabe por una cuestión de domicilio fiscal, al tiempo que comunicó a su hijo su intención de regresar a España con cierta asiduidad.

El desafío independentista

Que Felipe VI se presentase en su discurso de proclamación como un Rey constitucional es la clave de bóveda de su reinado y la pieza central que desentraña los motivos de por qué actuó como lo hizo ante el referéndum ilegal del 1-O. «Es la primera ocasión en la que la más alta magistratura se ejerce de acuerdo a una Constitución ya aprobada», recuerda Lamo de Espinosa y el Rey, si se analiza ese discurso ante las Cortes Generales el 19 de junio de 2014 y otros posteriores, ha acabado siendo «la encarnación de la Constitución. Ha vinculado su destino al de la Constitución y el discurso del 3 de octubre de 2017 es una prueba de ello. Lo que hizo fue una defensa de la Constitución, es lo que se limitó a hacer y es lo que ha continuado haciendo», señala el experto.

Foto: El rey Felipe VI durante el discurso del 3-O. (EFE)

La cuestión secesionista ya estaba sobre la mesa en junio de 2014, el independentismo catalán había convocado una primera consulta para noviembre de aquel año, el procés estaba activo, aunque fuese en una fase inicial, y aquello terminó por estallar en 2017. Dos días después del 1-O, el Rey ofreció una alocución que los expertos comparan a la que dio su padre tras el intento del golpe de Estado del 23-F. Felipe VI censuró el proceder del Gobierno de Carles Puigdemont por el incumplimiento reiterado de la Carta Magna y del Estatuto de Autonomía, algo que calificó de «deslealtad inadmisible», al tiempo que aseguró que era responsabilidad de los poderes del Estado “asegurar el orden constitucional y la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña».

«Es un momento de incertidumbre y el Gobierno no reacciona. Ante la inacción del Ejecutivo fue el discurso de Felipe VI el que frena unos acontecimientos que no sabemos cómo podrían haber seguido. Fue un discurso contundente, pero buscando el entendimiento y apelando al cumplimiento de la ley, al valor de la convivencia de todos. Desde el punto de vista jurídico y técnico es intachable porque lo hace dentro de su función constitucional, y desde el político fue tremendamente efectivo porque ofreció certeza en un momento de gran incertidumbre», sostiene la profesora de la Universidad de Navarra.

La inestabilidad política

Más allá del independentismo catalán, la política española lleva inmersa estos últimos 10 años en una fuerte inestabilidad. La crisis del bipartidismo, el 15-M y la irrupción de nuevas fuerzas, entre ellas, Podemos y Vox han sido algunos de los hitos que han marcado este tiempo, también que por primer vez en la historia, un presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, accediese al cargo tras ganar una moción de censura. España ha celebrado desde 2015 cinco elecciones generales. En este mismo periodo, Felipe VI ha hecho frente a 10 rondas de consultas, las mismas que Juan Carlos I en 39 años de reinado. «La fragmentación política, la polarización y la falta de lealtad constitucional han sido características de estos años», apunta De la Iglesia. Al igual que sucedió con Cataluña, en este contexto, el Rey se ha consolidado como figura clave de «arbitraje y moderación». «El papel que ha desempeñado en este terreno ha sido mucho más exigente que el que le correspondió a su padre y lo ha hecho muy bien. Ha vuelto a ser un elemento de estabilidad en un momento en el que los partidos políticos no han aportado capacidad de pacto”.

placeholderPedro Sánchez y Felipe VI. (EFE/Ballesteros)
Pedro Sánchez y Felipe VI. (EFE/Ballesteros)

Lamo de Espinosa también contrapone el papel que han jugado estos años las fuerzas políticas con el desempeñado por la corona. «Las tensiones y la polarización no ha afectado a la Casa Real, claramente situada por encima de este conflicto», indica el experto, que pone como ejemplo los datos del CIS. Aunque el Centro de Investigaciones Sociológicas haya dejado de preguntar por la corona, a raíz de otros datos indirectos se puede concluir que la monarquía «no supone ningún problema» para la ciudadanía y que su respaldo y apoyo es muy amplio. Así, a la pregunta de cuáles son los principales problemas de España, los que responden la monarquía con un 0,1%, mientras que los primeros puestos de la clasificación se dividen entre los que apuntan a los políticos (12,65%), a su comportamiento (10,8%) y a los partidos (8,1%), con los que señalan el paro (11,6%) y la crisis económica (8,6%), según datos del último barómetro, publicado el pasado mes de mayo.

La mayoría de edad de Leonor

El 31 de octubre de 2023, Leonor juró la Constitución ante las Cortes Generales, al igual que hizo su padre en 1986. «Dentro de las democracias, las que se sitúan en los primeros puestos en las clasificaciones son las que tienen monarquía parlamentaria porque estos modelos aportan estabilidad», explica la profesora De la Iglesia. Precisamente, la garantía de la continuidad de la institución en la princesa heredera se cristalizó en aquella sesión solemne.

Foto: La princesa Leonor pronuncia unas palabras durante la ceremonia de entrega de la 42 edición de los Premios Princesa de Asturias. (EFE/Ballesteros)

Pero además de este acto, juega un papel fundamental la preparación específica de Leonor, que ya comenzó el verano pasado con su ingreso en la Academia Militar General de Zaragoza. «El juramento [de la Constitución] encierra una dimensión de compromiso y de servicio y a partir de ese momento la princesa debe dedicarse por entero a su formación, a obtener la mayor preparación posible para cuando le toque asumir la jefatura del Estado», aclara la experta. Una vez cumplidos los 18 años, cualquier situación que impida a Felipe VI desempeñar sus funciones, estas deben ser asumidas por Leonor, que no tiene reservada ninguna función constitucional más que la de prepararse para ese momento.

La pandemia

Y en esta década de reinado, Felipe VI también ha tenido que hacer frente a situaciones inesperadas, como la crisis sanitaria del covid-19. La pandemia provocó además un fuerte terremoto económico y social y puso a prueba los resortes del Estado para dar respuesta a una crisis sin precedentes. Durante lo peor del confinamiento, el monarca mantuvo una intensa agenda a través de videoconferencias o llamadas telefónicas. El 18 de marzo de 2020, tres días después de decretarse el confinamiento, el monarca se dirigió a la nación y emplazó a los españoles a ser ejemplo de «responsabilidad, sentido del deber, civismo y humanidad, entrega y esfuerzo y, sobre todo, de solidaridad».

Una vez que se levantó el confinamiento, Felipe VI y la Reina Letizia emprendieron una gira por las 17 comunidades autónomas, además de presidir el homenaje civil que se celebró el 16 de julio en recuerdo de las víctimas de la pandemia.