El edificio incendiado en Valencia se construyó con una norma de 1996 más laxa con los materiales inflamables en fachadas

La identificación de los cuerpos de las diez víctimas mortales está pendiente de los resultados de las pruebas de ADN

Los bomberos defienden su intervención en el incendio de Valencia: «Siempre pedimos que se queden en casa»

Zozobra entre los vecinos de un edificio de la misma promotora que el incendiado en Valencia: «Me quiero ir de aquí»

El incendio que el pasado jueves calcinó en 45 minutos dos torres residenciales de Valencia con 138 viviendas fue «extraordinario» y producto de «una combinación de factores». La investigación judicial abierta -bajo secreto de sumario- se encargará de responder las incógnitas que rodean una tragedia sin paliativos que se ha saldado con diez muertos y un centenar de familias sin hogar. El comportamiento anómalo de las llamas, que se propagaron del exterior hacia dentro y se expandieron por la fachada, ha puesto el foco en el revestimiento, la última capa del inmueble que queda visible desde la calle.

El documento que da oficialmente inicio a la obra -el acta de replanteo- del edificio convertido en una pira descontrolada, data de febrero de 2006, por lo que se aplicó la norma vigente en esos momentos -«NBE-CPI/96: Condiciones de protección contra incendios de los edificios»- aprobada en 1996. Por tanto, pese a que el certificado de final de obra es de noviembre de 2008, el visado del proyecto y la licencia se concedieron antes de que entrara en vigor -un mes más tarde- el Código Técnico de la Edificación que se sigue actualmente en España.

Este marco legislativo, que ha ido siendo modificado en varias ocasiones desde marzo de 2006, establece las exigencias básicas de seguridad en caso de incendio para reducir a límites aceptables el riesgo de que los usuarios de un edificio sufran de los daños derivados de un incendio de origen accidental, como consecuencia de las características de su proyecto, construcción, uso y mantenimiento. «Es más restrictivo con respecto al comportamiento del fuego en los materiales de la fachada», explica a ABC Alfredo Sanz, presidente del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE).

La normativa habla de sistemas de protección como las alarmas o los difusores de agua -que según los vecinos de la finca del barrio de Campanar, no funcionaron- y de la sectorización de las plantas que los bomberos consideran crucial para que sus protocolos funcionen. Un extremo que algunos peritos también han puesto en duda.

La fachada del complejo, convertido ahora en un esqueleto de hormigón calcinado, estaba aislada con lana de roca, un material incombustible que todavía se puede observar en las imágenes posteriores al incendio que han dado la vuelta al mundo.

La hipótesis del polietileno

Aunque así lo promocionó en su momento Fbex, la promotora quebrada del residencial, los paneles composite de aluminio anclados con montantes metálicos a la fachada –dejando una pequeña cámara, de ahí que se le llame ‘ventilada’- no eran Alucobond sino de otra marca comercial que tiene varios tipos de placas. Así lo estipula la documentación de la finca, según este experto.

Imagen de la fachada del edificio incendiado en Valencia tomada el pasado viernes ROBER SOLSONA

Se trata de una especie de ‘sándwich’ formado por dos paneles de aluminio con un material en su interior que les da rigidez. «Algunos tendrán mejor comportamiento ante el fuego y otros peor. Hasta que no sepamos exactamente qué modelo es el que se colocó, me parece una imprudencia hablar de polietileno», asevera Sanz ante la hipótesis de que esta resina termoplástica -supuestamente presente en el núcleo de las placas- generará una ‘lluvia de fuego’ que hiciera propagar las llamas y propiciara que se alcanzaran temperaturas de hasta 800 grados.

El fuerte viento que soplaba en la zona también fue determinante para que el fuego se colara por el hueco que queda entre el revestimiento y la fachada, provocando un ‘efecto chimenea’.

«Son procedimientos de construcción con nuevos materiales no tradicionales, pero tienen ensayos que garantizan su idoneidad técnica para colocarlos en una obra», indica el presidente de CGATE, que lanza un mensaje de calma a la población: «La legislación en materia de edificación en España es absolutamente garantista. Las obras que se han realizado de acuerdo al Código Técnico de Edificación no tienen ninguna posibilidad de que ocurra algo semejante en las mismas condiciones».

«Habría que poner una frontera en el tiempo entre cuándo se empieza a utilizar en edificios este sistema de revestimiento y la entrada en vigor del código. El Colegio de la Arquitectura Técnica de Valencia está realizando una encuesta a todos los colegiados para recabar datos», avanza. Con los resultados, se recomendarán las implementaciones de seguridad oportunas.

Imagen del espacio de recuerdo a las víctimas que algunos vecinos de Valencia han improvisado EFE

El profesional reconoce que en la época del ‘boom’ inmobiliario «construimos por encima de nuestras posibilidades», pero califica como un mantra «absolutamente infundado» que los materiales fueran de mala calidad. «Nos consta que el Libro de Control de Calidad del edificio, en donde se describen todas las características de los materiales, está visado», incide.

Desde 1991, los arquitectos técnicos de la Comunidad Valenciana documentan todo el material que llega y se coloca en una construcción. «Están completamente identificados y su filiación queda clara. Para esto se exige el marcado CE de la Unión Europa, el sello AENOR o pruebas de servicio con certificado de laboratorio homologado que especifique claramente que el producto es apto para su puesta en obra», comenta Alfredo Sanz.

Una sociedad mercantil puede desaparecer, como es el caso, pero los técnicos responsables no. «No pensemos que estamos en construyendo de cualquier manera. Nadie como los profesionales de la edificación tenemos tan claro cuál es el concepto de responsabilidad, porque la hemos sufrido y la estamos sufriendo. No hay nadie que en su sano juicio no obre con la garantía máxima que es acoplarse a la normativa vigente», zanja.

Fase de duelo

Un bombero ingresado en La Fe es el único de los quince heridos que sigue hospitalizado. Aunque los forenses de Instituto de Medicina de Valencia finalizaron el sábado las autopsias de los diez cuerpos hallados tras el siniestro, todavía se desconoce cuándo se podrán entregar los restos mortales a los familiares de las víctimas. La mayoría de ellas murieron por inhalación de humo. Tres de los cadáveres han tenido que pasar a estudio antropológico debido al estado en el que se encontraban y se está a la espera de los resultados de los análisis de ADN para garantizar la plena identificación de las víctimas.

La autoridad judicial solo puede autorizar la entrega de los restos y expedir las preceptivas licencias de enterramiento una vez completado este complejo proceso, tras el resultado de los perfiles genéticos de las muestras biológicas remitidas a los laboratorios, según han informado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.

En paralelo y cuando el Juzgado de Instrucción número 10 de Valencia dé luz verde, una empresa riojana especializada entrará en el edificio para determinar el origen del fuego en una vivienda de la séptima planta. Un trabajo que les podría llevar un par de días. Los fallecidos se concentraron en las dos alturas superiores. Los especialistas, contratados por una aseguradora, ya trabajaron en los siniestros de las discotecas de Murcia o la Torre Windsor de Madrid.

Imagen del minuto de silencio celebrado este domingo en el barrio de Campanar, en Valencia EFE

El barrio de Campanar volvió a guardar este domingo un minuto de silencio en recuerdo a los fallecidos. En las inmediaciones del complejo calcinado, los vecinos depositan flores, velas y peluches. El edificio más alto, de 14 plantas, tiene vigente una póliza con Mapfre de 26,5 millones de euros para la edificación. El contrato suscrito por la comunidad de propietarios cubre los daños por incendio.

Algunos de los afectados comenzaron a retirar los vehículos de los garajes de las torres, que no han resultado afectados. Eso sí, tuvieron que hacerlo con linternas, acompañados por un bombero y bajo la coordinación de la Policía Local. «Los primeros días se encontraban en una fase más de shock, de impacto, y ahora están ya en la fase de duelo, de conciencia de lo que ocurre», sostuvo sobre los damnificados el psicólogo del Ayuntamiento de Valencia y jefe de sección de Atención Primaria, Vicente Martínez.

El consistorio pondrá la semana que viene a su disposición las 131 viviendas de un edificio de nueva construcción en Safranar que adquirió hace meses. Para ello «se priorizará» la entrada de familias con niños y una «especial situación», según explicó la alcaldesa de Valencia, María José Catalá.Valencia