Detectan en España alimentos de origen marroquí con compuestos «perjudiciales» para la salud

Un laboratorio ha realizado análisis a decenas de alimentos de origen marroquí que se venden en Europa y ha detectado compuestos perjudiciales que superan los niveles permitidos en la UE

Desde hace años, cuando los problemas de la PAC comenzaron a hacer estragos en el campo europeo, agricultores y ganaderos avisan de que muchos de los alimentos llegados del extranjero no llegan con los niveles de salubridad exigidos por la Unión Europea. Durante este tiempo, ha habido muchas denuncias y alertas, pero pocas pruebas. Ahora, un laboratorio sevillano ha detectado decenas de alimentos de origen marroquí con compuestos activos a unos niveles que están prohibidos en la Unión Europea, por, «supuestamente», ser perjudiciales para la salud humana, según unos informes a los que ha tenido acceso en exclusiva Vozpópuli.

Tal y como ha podido saber este periódico, a través de conversaciones con las partes implicadas, los alimentos fueron recogidos en la carretera de Algeciras a Jerez de la Frontera, concretamente en la salida La Palmosa, durante las tractoradas que el campo ha protagonizado estas últimas semanas. Los alimentos llegaron a un laboratorio sevillano el martes 13 de febrero, y los informes fueron emitidos el 16 de febrero.

Este diario ha recibido tres análisis diferentes, en los que se estudiaban unos paquetes de fresas, otros de tomates y otros de judías verdes, pero tiene constancia de que también se realizaron hasta 12 análisis diferentes: de frambuesas, otro tipo de tomates, varios tipos de pimientos, pepinos, cebollas y aguacates. En todos ellos, excepto en un tipo de pimiento, en los pepinos y en los aguacates, se ha encontrado algún elemento químico, materias activas o pesticidas en unos niveles que no están permitidos en la Unión Europea para poder comercializar cualquier producto en nuestras fronteras.

En las imágenes adjuntas (las tres primeras fotografías recogen los compuestos detectados en fresas y las otras dos la de los tomates y las judías, respectivamente) se puede observar que algunas de las materias activas detectadas en los análisis del laboratorio superan los 0,010 mg/kg. Este 0,010 mg/kg es, según han defendido desde la empresa agrícola que solicitó la realización de los análisis, el límite permitido por Bruselas para poder comercializar un alimento «protegiendo la salud». En cualquier caso, su uso sí está permitido por la Unión Europea, pero a unos niveles concretos que en algunos casos no se están cumpliendo.

Las tres imágenes anteriores corresponden al análisis realizado a las fresas
Parte de los informes de los tomates donde se ven compeusto prohíbidos en la UE
Parte de los informes a las judías

En comparación con las normas de la UE

Por otro lado, y siendo más minuciosos, esta información queda confirmada en la mayoría de casos por la propia normativa de la Unión Europea. En la extensa base de datos de la Comisión Europea sobre materias activas y pesticidas permitidos en el campo europeo, se puede consultar el ADI de cada alimento (‘Acceptable Daily Intake’, por sus siglas en inglés), un valor que representa la «cantidad de residuo de cada plaguicida que ingerida diariamente durante una vida entera no presenta riesgos apreciables». Distribuyendo esta cantidad entre todos los alimentos que son susceptibles de contener residuos del plaguicida en cuestión teniendo en cuenta su participación en la dieta media, se calcula el nivel permisible expresado en mg/kg del producto vegetal.

Consultando la citada base de datos, se reconfirma que algunos de estos alimentos que han llegado de fuera no están cumpliendo la normativa que exigen desde Bruselas a los agricultores y ganaderos europeos porque supuestamente pueden ser perjudiciales para la salud. En el caso de las fresas, por poner el foco en un único producto, el laboratorio destaca 9 materias activas (los componentes de los polémicos fitosanitarios). Estas son: Azoxystrobin, Cyprodinil, Difenoconazole, Fludioxonil, Trifloxystrobin, Clofentezine, Penconazole, Fenhexamid y Fluopyram. Si se compara la presencia de estos productos en las fresas con el ADI, se descubre que seis de ellos no cumplen con las exigencias de la UE, por lo que estos productos estarían llegando supuestamente contaminados.

Concretamente, estamos hablando del Cyprodinil (el ADI marcado por la UE es de 0,03 mg/kg, mientras que la cantidad detectada es de 0,047 mh/kg), Difenoconazole (0,01 frente a 0,089), Trifloxystrobin (0,1-0,13), Clofentezine (0,02-0,138), Penconazole (0,03-0,034) y Fenhexamid (0,2-4,553). Llama la atención este caso por la gran diferencia que hay entre lo permitido y la presencia real. En los otros tres informes consultados ocurre lo mismo.

¿Alimentos perjudiciales?

La empresa solicitante de los informes ha rechazado la alarma que se genera siempre en estos casos de que «nos están metiendo cáncer» a través de esos alimentos que vienen del extranjero.

«La Unión Europea, en su particular guerra contra el campo y para justificar las estrictas normas que imponen en materia del uso de fitosanitarios, defienden que esos productos son perjudiciales para la salud. Y por supuesto que lo son, pero en ningún caso a esos niveles tan bajos. No es una cuestión de que a través de los alimentos del extranjero, en este caso de Marruecos, nos estén metiendo cáncer; es una cuestión de un injustísimo agravio comparativo. A nosotros nos prohíben usar esos compuestos a ciertos niveles, algo que nos somete a una gran presión, pero si los traen de fuera… ¿no pasa nada? ¿Dejan de ser peligroso si es de fuera?», denuncian desde la compañía interesada.