Consolidar la continuidad histórica de la Monarquía, el reto de Villarino

El nuevo jefe de la Casa del Rey tendrá que gestionar la incorporación plena de Doña Leonor a sus funciones y el regreso de Don Juan Carlos

Las alianzas políticas del PSOE, un peligro no afrontado hasta ahora

Editorial: Servir a España y la Corona

Bolaños consultó la jura de la Princesa con la Abogacía del Estado para evitar grietas jurídica

Camilo Villarino sustituye a Jaime Alfonsín como jefe de la Casa del Rey

El principal reto que asumió Jaime Alfonsín con la proclamación de Don Felipe en junio de 2014 fue que la institución pasara de estar vinculada e identificada con el Rey de la restauración monárquica en la Transición, a una Corona consolidada como la mejor forma de Estado para España. En pocas palabras: pasar de Juan Carlos –con sus virtudes y con sus defectos– a la Monarquía.

El proceso de abdicación fue ejecutado con mano maestra desde la Casa sobre el último gran acuerdo de Estado entre el PP y el PSOE, sellado entonces por el presidente Mariano Rajoy y por el fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba. A punto de cumplirse una década de aquello, el principal desafío que afronta ahora el nuevo jefe de la Casa del Rey, Camilo Villarino, es ayudar a Don Felipe a consolidar la Institución sobre uno de los valores sustanciales de la Monarquía: la estabilidad, consecuencia de la continuidad histórica inherente a la propia institución.

Esta nueva etapa comenzó el pasado octubre, cuando la Princesa de Asturias juró lealtad al Rey y a la Constitución ante las Cortes. El solemne acto contó con el apoyo inmensamente mayoritario de los representantes de los ciudadanos. Como muestra, el aplauso de cuatro largos minutos que la Princesa recibió de diputados y senadores.

Contexto

Entorno político tensionado

La dificultad reside en que mientras la Heredera juraba, el PSOE –uno de los dos partidos que sustenta el régimen político pactado en la Transición– reforzó su alianza con los partidos que ven al Rey como objetivo a batir, al ser la Corona el principal símbolo de la unidad del Estado. El alcance futuro de los pactos de Pedro Sánchez con Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Arnaldo Otegi y Yolanda Díaz es desconocido, ya que el actual jefe del Gobierno ha demostrado no ser capaz de mantener sus propias líneas rojas si de ellas depende su propia subsistencia en La Moncloa. La conversión de los independentistas en aliados del PSOE está llevando a este partido a una situación paradójica: calla ante los ataques verbales de sus socios a la Monarquía y apoya la despenalización de las injurias a la Corona, al mismo tiempo que tumba una y otra vez las iniciativas parlamentarias contra el padre del Rey.

Este complicado contexto político se enmarca, además, en un aumento de los populismos en las principales democracias occidentales, que en España tiene su reflejo en un aumento del extremismo en la izquierda, pero también en la derecha más radical. Algunas de las consignas reproducidas en las protestas violentas –minoritarias, pero existentes– contra la amnistía reclaman al Rey acciones para las que la Constitución no le ampara, cuestionando su utilidad como árbitro y moderador.

Todo lo anterior dibuja un entorno político tensionado que contrasta con la realidad que vive la Familia Real en todos y cada uno de sus numerosos viajes por toda España, donde tanto el Rey, como la Reina, la Princesa y la Infanta Sofía reciben el calor de la ciudadanía.

Nueva etapa

Plena incorporación de la Heredera

El día de la jura de Leonor, el Rey envió un mensaje a su hija y Heredera: tu marco de actuación estará en la Constitución. La Carta Magna es la mayor garante de la permanencia de la Corona como símbolo de unidad de todos los españoles. De modo que otro de los ejes para lograr esa continuidad histórica es mantener el vínculo entre Monarquía y democracia que la Constitución establece, y la jura de la Princesa preserva.

Su consecuencia directa en la gestión de Villarino será el incremento de las labores de la Heredera hasta la asunción plena de sus funciones oficiales, cuando comenzará a sustituir a su padre en actos institucionales y sociales. Ello implicará la creación de una estructura y agenda propias dentro de la Casa del Rey, y aunque este paso no se espera hasta que Doña Leonor termine sus estudios, como sucedió con su padre, su éxito supondrá un reto adicional.

De momento, la Princesa está centrada en su formación militar, de la que aún le quedan dos años y medio, y tras ella deberá iniciar su formación universitaria. La primera medida a decidir, y en la que estará implicado Villarino, será si también seguirá los pasos de su padre en esta cuestión eligiendo la Universidad Autónoma de Madrid. Y, posteriormente, si cabe añadir un máster o un curso de postgrado en una universidad española fuera de la capital como aconsejan expertos en la Corona como Juan José Laborda, presidente de la Red de Estudio de las Monarquías Contemporáneas.

Presencia y residencia

El regreso de Don Juan Carlos

Aunque el padre del Rey se retiró completamente de la vida pública en 2019 y carece de actividad institucional, su regreso a España desde su actual residencia en Abu Dabi es la gran tarea pendiente que tendrá que gestionar el nuevo jefe de la Casa del Rey. Las causas judiciales que motivaron que el padre de Felipe VI abandonara el Palacio de la Zarzuela han quedado archivadas, y la pretensión de la Casa del Rey es que se produzca una normalización de las visitas de Don Juan Carlos a España, en lo que se debe entender como un paso previo a su retorno. En este regreso será Zarzuela la que marque los tiempos bajo el marco que Don Felipe trasladó a su padre en mayo de 2022: prudencia. Entonces, la Casa del Rey ya dejó abierta la posibilidad de que Don Juan Carlos volviera a residir en España en el futuro. Sobre su posible residencia en nuestro país, el padre del Rey había manifestado a su hijo unos meses antes su propósito de elegir siempre un lugar de «carácter privado» para disfrutar «de la mayor privacidad posible».

El complicado entorno político también dificulta tarea ante la posibilidad de que los partidos republicanos utilicen ese regreso para recordar las causas archivadas contra el padre del Rey en otro intento de erosión a la Corona. De ahí que Zarzuela busque esa normalización previa de las visitas a España de Don Juan Carlos.

Modernización

Afianzar las reformas

La Monarquía que encabeza Don Felipe está esbozada en su discurso de proclamación. Su ejecutoria en estos nueve años parte de las líneas establecidas aquel día, que se pueden resumir en la consolidación de una Monarquía moderna con la ejemplaridad como guía y la transparencia como obligación.

Para ello, Villarino afronta como otro reto afianzar las reformas y el proceso de modernización puestos en marcha por Don Felipe desde 2014, que, entre otras cosas, han aumentado la transparencia y rendición de cuentas de la Casa. El último paquete de medidas, de abril de 2022, introdujo la auditoría del Tribunal de Cuentas, el principio de publicidad en las contrataciones y la información a publicar a través de la web.

En definitiva, el nuevo jefe de la Casa del Rey debe llevar a cabo la gran tarea de consolidar la Monarquía como institución capaz de demostrar su utilidad a la ciudadanía, proporcionando estabilidad y neutralidad en el marco de la Constitución.