Vivienda en Zaragoza: El pequeño barrio que se convirtió en la gallina de los huevos de oro

Miralbueno ha doblado su población en menos de dos décadas y se ha transformado en una de las zonas residenciales más apetecibles para jóvenes y promotoras

El bajo nivel de oferta en la zona, el grado de edificación o el cambio social en las preferencias de la población, claves en el auge de la zona

Poco tiene que ver la Zaragoza previa a la Expo 2008 con la actual. El crecimiento de la ciudad ha sido exponencial, en todas sus direcciones, y los distritos que antes apenas contaban unas pocas urbanizaciones se han ido expandiendo hasta convertirse en grandes atractivos, tanto para las constructoras como para los nuevos perfiles de comprador. Uno de esos barrios es Miralbueno, que en 2004 apenas contabilizaba 6.847 habitantes, y que dos décadas después ha doblado esas cifras, cerrando el pasado 2023 en 13.436.

Y es que cada vez son más los jóvenes que buscan otro tipo de características al poner sus ojos en las zonas residenciales en las que quieren vivir. Un cambio que han visto en primera persona los vecinos más veteranos del barrio, como Jesús, que a sus 70 años y tras 25 de residencia en el distrito, nota como la zona «ha crecido mucho y muy bien», coyuntura influenciada por ser, a su juicio, «un barrio tranquilo y sin problemas». Según este vecino, la población que se ha mudado al barrio zaragozano destaca por ser «joven», con profesiones que varían desde los funcionarios hasta los médicos. «Ingenieros también, coño, que mi hijo es ingeniero y vive aquí», comenta entre risas otro vecino de la zona, que escuchaba de cerca la conversación.

En cualquier caso, esta sensación queda refrendada por datos como los que ofrece el informe de la Asociación para el Desarrollo Estratégico de Zaragoza y su Entorno (Ebrópolis), que subraya la preeminencia de la población menor de edad y en el rango que va de los 35 a los 54 años sobre el resto. De hecho, es en esos grupos donde Miralbueno presenta datos superiores a la media de la capital aragonesa, con un 23,27% de población menor de 14 años, frente al 13,25% de Zaragoza, o el 49,4% de ciudadanos de entre 15 y 49 años, frente al 42,82% del conjunto de la ciudad. En cambio, los habitantes de 50 años o más representan un 27,33% del total del barrio, cuando en Zaragoza suponen el 43,49% de la población.

Gente joven y, además, de una renta media-alta, tanto individualmente, con un promedio de 15.406 euros por habitante (en Zaragoza son 14.227), como en el conjunto de los hogares (45.463 euros por vivienda frente a los 35.203 del total de la ciudad).

De Parque Venecia a Miralbueno

En ese sentido, Juan Carlos Bandrés, presidente de la patronal aragonesa de constructores, destaca los cambios en el perfil del comprador que Aragón ha vivido en los últimos tiempos. «Desde cierto punto de vista, la sociedad actual tiene otros planteamientos. Antes, la gente buscaba ubicarse en barrios a los que tenía más apego, sobre todo por cuestiones familiares, pero cada vez es más habitual que busquen sectores más familiares y accesibles», expone.

La carretera del aeropuerto se desdoblará y uno de sus carriles será pacificado.

La carretera del aeropuerto se desdoblará y uno de sus carriles será pacificado. MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Una situación que no escapa a las constructoras, que viraron su mirada hacia Miralbueno tras terminar las promociones de Parque Venecia, que compartía el factor de sus buenas conexiones. «El perfil del comprador se ha ido adaptando en los últimos ocho o nueve años, y el nuevo enfoque promotor se encuentra entonces con unas condiciones a las que también se adapta», explica Bandrés, que enumera: «El bajo nivel de oferta, el grado de edificación o ese cambio social, con menos apego a los barrios tradicionales, propiciaron la aparición de una zona nueva en el barrio».

Los servicios, de menos a más

En cambio, como es lógico, un barrio no es nada si no está bien dotado de servicios. Así, pese a que Miralbueno presentaba una serie de déficits hasta hace bien poco, el crecimiento del distrito ha provocado que, cada vez, la vida se haga más sencilla para sus habitantes. Una evolución que se mide muy bien desde los ojos de quien ve pasar, todos los días, a los trabajadores y ciudadanos que llenan sus calles. Y quien mejor para ese cometido que los bares, balanza de socialización por antonomasia de cualquier lugar.

Marga adquirió el Bar Escribano, en la zona más antigua del barrio, hace un lustro. Un local de los de siempre que había pasado de generación en generación, hasta que el cambio de los tiempos provocó que la familia lo traspasase. «Tengo clientes de los de toda la vida, que se han criado aquí y algunos tienen hasta nietos, pero también viene gente joven que acaba de llegar. Al final, todos se mezclan», narra Marga, quien regenta el histórico bar junto a sus hijas pese a no vivir en la zona, algo que podría cambiar dentro de poco: «No descarto venirme a vivir aquí, porque es un barrio que me encanta».

Fachada del Bar Escribano, en la zona antigua del barrio.

Fachada del Bar Escribano, en la zona antigua del barrio. MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Por otro lado, los servicios más demandados en la actualidad se centran ya en mejoras más nimias, y en los que Ricardo Berenguer, presidente de la asociación vecinal del barrio, pone el acento. «Hay pendiente una operación de aceras, sobre todo en la zona vieja, y la iluminación en algunas calles todavía es bastante pobre, al ser antigua. Entendemos que son cosas que se irán actualizando con el tiempo», razona a este diario, aunque subraya otras cuestiones que sí son de más calado, como las mejoras en el servicio de autobús urbano. En ese contexto, la llegada de la línea 21 ha mejorado sobremanera las comunicaciones, aunque los vecinos creen que «lo ideal» sería que llegase a todo el barrio. Asimismo, Berenguer también expone otras situaciones menos acuciantes, pero no por ello de menor importancia, como la necesidad de contar con un pabellón deportivo.

En cambio, la evolución del barrio parece imparable, colonizando ya zonas que antes parecían lejanas, como la carretera del aeropuerto, cuyo desdoblamiento provocará la pacificación de uno de sus carriles. Tampoco hay que olvidar el futuro complejo hospitalario, de 20.000 metros cuadrados, que próximamente estará disponible en Miralbueno, o la reparcelación de zonas como la que colinda entre Ibón de Plan y Camino de Épila. Una promoción, esta última, que confirma el crecimiento indiscutible del distrito, pues ya tiene vendidas más del 60% de sus viviendas antes de ser edificadas.

Hogares más grandes y menos gente viviendo sola

Otra de las características que diferencian a Miralbueno del conjunto de la capital aragonesa, máxime teniendo en cuenta que es un barrio de reciente crecimiento, es el tamaño de sus hogares. Así, mientras que en Zaragoza viven de media 2,4 personas por vivienda, en el distrito la cantidad asciende a 2,8. Una situación en la que influyen factores como el tamaño de los pisos, ubicados en nuevas y modernas zonas residenciales, o el hecho de que haya menos gente viviendo sola, con un 19% de hogares unipersonales frente al 32% de la ciudad.