Hizbulá no descarta una guerra regional abierta contra Israel

Se sumarían las fuerzas proiraníes de Yemen e Irak en cuanto vieran peligrar la posición de Hamas.

Beirut, 3 nov (EFE).- El líder del grupo chií libanés Hizbulá, Hasán Nasrala, rompió hoy su prolongado silencio para anunciar que si bien no descarta una «guerra extensa» con Israel, serán los pasos del Estado judío en Gaza y el Líbano los que determinen el rumbo de los actuales choques fronterizos.

«Todos debemos estar preparados para todas las posibilidades», sentenció el clérigo, en su primer discurso público desde que el pasado 7 de octubre estallara la guerra de Gaza y de que un día después Hizbulá se enzarzara en fuertes ataques cruzados con Israel a través de la divisoria con el Líbano.

La intensidad de los enfrentamientos, con misiles y bombardeos aéreos, reavivó los miedos de los libaneses a que la formación chií decida librar una guerra abierta contra Israel como hizo en 2006 y movió a muchos de ellos a pegarse hoy al televisor para seguir las palabras de Nasrala.

«El frente del Líbano y su escalada dependen de dos cosas: la primera es el desarrollo de los acontecimientos en Gaza y la segunda es cómo se comporte el enemigo sionista hacia el Líbano», explicó el secretario general, al advertir de que su grupo puede optar por una vía u otra «en cualquier momento».

Nasrala confirmó que su grupo ha perdido ya a 57 miembros en el estallido de violencia, pero aplaudió cómo su lucha está sirviendo para «aliviar la presión» sobre Gaza y para que Israel desvíe a su divisoria con el Líbano recursos que de otro modo podría emplear contra el enclave.

Un acto de disuasión

Además de una muestra de «solidaridad» con la Franja, los ataques de Hizbulá buscan ser una medida «disuasoria» para evitar futuras acciones israelíes contra el Líbano, cuyo territorio ya estuvo ocupado por el país vecino durante casi dos décadas.

«Las operaciones de la Resistencia en el sur dicen a este enemigo que puede pensar en agredir el Líbano que si lo hace cometerá la mayor estupidez de su historia», defendió el jefe del movimiento político y armado libanés, el más acérrimo enemigo del Estado judío.

Además, la formación es uno de los miembros más importantes de la denominada Resistencia Islámica, una alianza informal antiisraelí capitaneada por Teherán y de la que forman parte Siria, facciones palestinas y otras milicias regionales.

Algunos de sus integrantes ya han lanzado acciones en apoyo del movimiento islamista palestino Hamás -como grupos armados iraquíes o los rebeldes hutíes del Yemen-, si bien todos los ojos están puestos en Hizbulá y la posibilidad de que el Líbano se convierta en un segundo frente la guerra de Gaza.

Nasrala negó que, como muchos creen, sea Irán quien decide sobre la participación de esos grupos en el conflicto y dio a entender que la declaración de una posible guerra está únicamente en sus manos.

«Irán apoya, pero no tiene nada que ver en la decisión de la Resistencia. La decisión la toman los líderes de la Resistencia», zanjó el clérigo chií, al desvincularle también del asalto de Hamás a Israel el pasado 7 de octubre, «una operación 100 % palestina», en sus palabras.

La culpa es de EEUU

El secretario general vive en ubicaciones desconocidas desde la guerra de 2006 y no ha aparecido en público en muchos años, por lo que su discurso fue difundido por canales afines y en pantallas gigantes durante actos organizados por Hizbulá en varios puntos del país, como viene siendo habitual.

Tanto simpatizantes como detractores contenían hoy el aliento en el Líbano ante la esperada intervención, que se demoró casi un mes debido en parte a la importancia del «factor sorpresa», según justificó el propio Nasrala.

Mientras el Gobierno libanés mantiene contactos a nivel doméstico e internacional para tratar de evitar una escalada, el movimiento chií ha evitado aclarar públicamente cuáles son sus líneas rojas o dar detalles sobre sus planes militares.

«Esta ambigüedad y oscuridad hace que el enemigo calcule bien sus pasos con respecto al Líbano», llegó a decir el líder durante su discurso.

Sus palabras fueron seguidas con especial atención en bastiones del grupo como los suburbios beirutíes del Dahye, cuyas calles se paralizaron esta tarde en medio de un silencio sepulcral, con la mayoría de tiendas y mercados cerrando sus puertas durante el esperado discurso de Nasrala.

En las cafeterías populares, se agolparon decenas de personas que hacían lo posible por encontrar un sitio entre la muchedumbre y parte de las cuales parecieron pasar de la máxima tensión a la casi decepción al no hallar en las palabras del clérigo una declaración de guerra.

Para el secretario general de Hizbulá, las batallas contra Israel son «totalmente legítimas» desde un punto de vista «humanitario, moral y religioso», pero también deben «rendir cuentas» sus aliados estadounidenses.

«Debemos saber que Estados Unidos es el principal responsable de la guerra en Gaza y que Israel es simplemente un instrumento», consideró, al insistir en que la forma de impedir una guerra regional es detener la agresión contra Gaza.

«Gaza tendrá la victoria, la Resistencia saldrá victoriosa», reivindicó Nasrala. EFE