Vuelco en Barcelona: comunes y PP hacen alcalde al socialista Collboni (PSC)

En un giro de última hora, el pacto impide que el independentismo se haga con la capital catalana

Sirera: «Por responsabilidad damos nuestro apoyo a Collboni. Colau ya es historia»

Constitución de ayuntamientos y toma de posesión de alcaldes: última hora en Vitoria, Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao y el resto de municipios en directo

Jaume Collboni (PSC), nuevo alcalde de Barcelona. En un giro de última hora, cuando se daba por hecho que el independentista Xavier Trias (Junts) se haría con la alcaldía de Barcelona, la unión de fuerzas entre socialistas, comunes y el PP ha propiciado un inesperado cambio de tornas. El secesionimo, de forma imprevista, y tras haber pactado ya un gobierno a medias entre Junts y ERC, pierde la capital catalana.

El giro se hacía posible cuando faltaba una hora escasa para el inicio del pleno, cuando los comunes anunciaban en un comunicado su apoyo al PSC por la «necesidad de evitar un gobierno de Junts que extienda alfombras rojas a los ‘lobbies‘ y a los sectores favorables a las políticas de la derecha».

El hecho clave de que los comunes comunicaran que no van a entrar en el gobierno municipal, una de las condiciones que había fijado el PP para dar su apoyo a un alcalde socialista, ha acabado propiciando un acuerdo que hasta hace pocas horas parecía imposible. Toda la presión se trasladó de golpe al PP, en cuyo seno se reconocía a ABC que la decisión última la había tomado el presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo, en un paso con inegable trascendencia nacional a pocas semanas de las elecciones generales. Fuentes políticas señalan que si para el PP un ejecutivo con Trias al frente ya era difícil de explicar, el hecho que se pactase un acuerdo entre Junts y ERC ha ayudado a tomar la decisión. Pasando por encima del afecto personal que se tienen Feijóo y Trias y el hecho de que, en realidad, y por encima de la cuestión independentista, el «modelo de ciudad» de Junts y PP es muy similar.

Pleno de infarto: Daniel Sirera, minutos antes de la votación EFE

La tensión con la que se ha vivido el pleno de esta tarde refleja la trascendencia del momento. Abucheos, aplausos, y duros reproches entre los distintos líderes, y un enojo agrio, sonoro, entre el independentismo, que como en 2019 ve como se le arrebata la alcaldía. Con extrema dureza, el alcaldable burlado, Xavier Trias, acusó al resto de partidos de «hacer tonterías», englobando lo sucedido en una nueva operación para acabar con el independentismo. «Yo me voy a casa, que os zurzan», ha zanjado su intervención en un tono que contradecía su propia intención, ha dicho, de «saber perder con elegancia». El mismo tono ha empleado Maragall, que a sus 80 años, ve como, cuatro años después se ve fuera del gobierno municipal.

Todas las miradas se posaron sobre el líder municipal del PP, Daniel Sirera, que en su intervención ha justificado el giro de guion y ha reconocido que nunca hubiesen permitido un alcalde independentista, o un gobierno con los comunes. «Cumplidas esas condiciones, por responsabilidad, damos nuestro apoyo a Collboni», ha añadido Sirera. «A pocas semanas de las elecciones no ha sido fácil dar la alcaldía a un socialista. Pero siempre dije que priorizaríamos los intereses de la ciudad por delante de los míos o de mi partido», ha reconocido

De igual forma, y anticipando la tensión que puede marcar el mandato, Sirera ha instado a Sirera a derogar el legado Colau, citando por ejemplo la turismofobia o la moratoria hotelera: «Colau es historia, ahora a trabajar para que esa pesadilla no vuelva nunca».

Fuentes del PP añadieron que «con nuestro voto de hoy en favor de Collboni logramos retirar de la gobernabilidad de la Barcelona tanto al partido de Carles Puigdemont como a la izquierda rupturista y soberanista que tanto daño ha hecho a la ciudad en estos ultimos años». En una lectura ya en clave 23J, desde el PP se apuntó que es posible que «el PSOE no actuara con la misma responsabilidad de tratarse de una circunstancia inversa. Pero el Partido Popular tiene unos principios sólidos que nos exigen no fallar donde otros sí lo harían».

Lectura distinta se hace desde el PSOE, donde ni el día en que el socialismo les facilitó la alcaldía de Barcelona evitaron cuestionar a Feijóo. «Las dudas que hasta última hora ha tenido el Partido Popular entre dar la alcaldía a un constitucionalista como Jaume Collboni o al partido de Puigdemont, no dicen nada bueno de Alberto Núñez Feijóo. La decisión final, obligada y a regañadientes, será buena para Barcelona, y evitará al señor Feijóo un nuevo ridículo en su política de pactos postelectorales«, añadieron fuentes socialistas.

El independentismo reaccionó de manera airada. Desde Junts se apeló a una «operación de Estado» que ha apeado a Trias. «Convertimos esta gran indignación con mayor compromiso y más determinación», apunta el secretario general de Junts, Jordi Turull». El presidente de ERC, Oriol Junqueras, también habló de «operación de Estado». «Vemos un nuevo pacto de la vergüenza, un pacto para evitar que el independentismo gobierne la capital de nuestro país, como ya hicieron hace cuatro años evitando la alcaldía de Ernest Maragall. Una nueva operación de Estado ante la que no podemos quedar indiferentes. El 23J, ¡vota por Cataluña!».

La gobernabilidad, en todo caso, no va a ser fácil para el PSC, con una muy exigüe fuerza de diez ediles sobre un pleno de 41. Queda claro que, por ahora, todo quedará en el aire hasta la vuelta de verano, una vez pasadas las elecciones generales de julio, pero parece improbable que los socialistas puedan aguantar todo el mandato en solitario.

En su comunicado, BComú ha aclarado que la decisión que ha propiciado el cambio «se ha tomado sin ningún pacto previo con el PSC y ni en ningún caso con el PP». «Asimismo, la formación anuncia que no entrarán en el gobierno en minoría del PSC y que su opción es hacer una oposición clara y sin ambigüedades», despejando así el camino para que los populares, a su vez, se hayan decidido por apoyar a Collboni. A pocas semanas de las elecciones generales de julio, el PP entrega la alcaldía de la segunda ciudad de España a los socialistas, un regalo inesperado pero que a cambio despeja de golpe todas las acusaciones que habrían caído sobre los populares por haber permitido un gobierno independentista en la capital de Cataluña.

«BComú espera que este ejercicio de generosidad y responsabilidad con una ciudad mayoritariamente progresista, sirva en el futuro para lograr un acuerdo entre BComú, PSC y ERC, la única garantía de un gobierno fuerte que salga adelante las políticas públicas que Barcelona necesita», explican en el mismo comunicado, donde añaden que sólo formará parte de un gobierno en la ciudad de Barcelona» si puede sumar con las otras dos fuerzas progresistas, y desde la oposición hará todo lo necesario para conseguirlo».

De alguna manera, en Barcelona se ha repetido la situación de 2019. Hace cuatro años, en 2019, Manuel Valls, desde la responsabilidad y por encima de políticas partidistas, dio sus votos a Ada Colau para impedir que Esquerra, que había ganado las elecciones, gobernase la ciudad en un momento en el que el ‘procés’ seguía vivo y la ciudad estaba a pocos meses de los graves disturbios tras la sentencia del 1-O. La generosidad del exprimer ministro galo solo fue reconocida con sordina. Ahora, cuatro años después, su ejemplo ha cundido.