El alza afectará a 1,8 millones de trabajadores, lleva el sello de los sindicatos y el rechazo frontal de las empresas, que avisan de daños para el empleo
En los últimos cinco años el indicador ha escalado 344 euros, un 47%
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, ha cerrado un acuerdo con los secretarios generales de UGT y CC.OO., Pepe Álvarez, y Unai Sordo, para subir el salario mínimo hasta los 1.080 euros con carácter retroactivo desde el 1 de enero. Será un incremento del 8%, que percibirán unos 1,8 millones de trabajadores, empleados sin convenio colectivo cuyo salario depende de los acuerdos con el empresario.
El nuevo crecimiento llevará solo el sello de los sindicatos, pero el total desacuerdo de la CEOE, como ya ocurrió con la subida hasta los 1.000 euros que se aplicó en 2022. La patronal decidió anoche ‘in extremis’ no acudir al encuentro que han mantenido hoy la titular de Trabajo y los sindicatos UGT y CC.OO después de argumentar que «no se dan las condiciones» para su asistencia porque La Moncloa ni ha realizado la preceptiva consulta con los agentes sociales en lo transcurrido durante el mes de enero, ni ha realizado una propuesta formal a la que hizo la CEOE en diciembre, que consistía en un incremento del SMI del 4% para este año, hasta los 1.040 euros brutos mensuales.
El descontento de la organización empresarial por el discurrir de las negociaciones es un hecho. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha criticado este martes la actitud del Ejecutivo en las negociaciones para subir el salario mínimo, al que ha acusado de no querer tratar la situación del sector agrario ni la de los contratos públicos que se verían afectados por el alza salarial. «Si no se va a hablar de eso (la situación de los agricultores y los contratos del sector público) pues que nos diga la cifra y ya está», ha espetado Garamendi ante los medios después de participar en una jornada organizada por la Confederación Española de Jóvenes Empresarios (Ceaje).
Este acercamiento entre Trabajo y los sindicatos se ha producido después de que el dato avanzado del IPC de enero haya arrojado un aumento de la tasa interanual de inflación de una décima, hasta el 5,8%, tres veces más que los sueldos pactados en convenio, y que la inflación subyacente haya escalado hasta el 7,5%, su cifra más alta desde diciembre de el año 1986. Díaz, igual que las centrales, considera que el incremento del SMI es la medida «más eficaz» para salir de las crisis y «compensar la pérdida de poder adquisitivo» que están viviendo las familias. Por ello, se había mostrado desde hace una semana partidaria de subir el SMI de 2023 «hacia el tramo alto» recomendado por los expertos que asesoran al Gobierno en esta materia, que situaron ese tramo alto en 1.082 euros. La ministra finalmente se ha quedado algo por debajo, en 1080 euros brutos en 14 pagas y el incremento se acerca al experimentado por las pensiones, del 8,5%.
En el encuentro de diciembre el Ejecutivo presentó a los sindicatos las recomendaciones hechas por la comisión de expertos nombrados por Díaz , que plantearon elevar el salario mínimo en este ejercicio entre 46 y 82 euros al mes, lo que situaba esta renta mínima entre 1046 euros y 1.082 euros brutos al año en 14 pagas. CC.OO. se ha posicionado desde un principio en la banda más alta, y en 1.100 el sindicato que dirige Pepe Álvarez. Finalmente han cedido en aras de un acuerdo.
El sí del presidente Sánchez
La reunión con los sindicatos se producía después de que Díaz haya consensuado con el presidente del Gobierno el margen de subida, teniendo en cuenta que la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, se alineó con las empresas y reclamó a la titular de Trabajo que buscara un «buen equilibrio» dentro de la horquilla de subida recomendada por los expertos, del 4,6% al 8,2%, para que fuera compatible con la creación de empleo. Calviño abogó por un acuerdo en el que se incluyera a las empresas y ha insistido en un pacto de rentas que beneficie a todos los salarios en España. Pero no ha sido ni una cosa, ni la otra. Con el alza del 8% el indicador suma un incrementos de 344 euros en los últimos cinco años, un 47%.