Inés Arrimadas renunciará a liderar Ciudadanos si Edmundo Bal retira su candidatura

La actual presidenta lanza un órdago a su «amigo» y reclama una lista de unidad en un momento crucial

Inés Arrimadas, sumida los últimos tres días en un silencio sepulcral, ha contestado al movimiento de Edmundo Bal, que el viernes anunció su candidatura a liderar Ciudadanos (Cs), con un órdago a quien ha definido hasta el hartazgo como su «amigo, compañero y mano derecha». Si el abogado del Estado retira su lista, ella, en aras de la unidad, renunciará a encabezar el partido en la próxima Asamblea General, que se celebrará entre el 13 y el 15 de enero.

«Solo en el caso de que Edmundo no recapacite y no retire su candidatura presentaré mi lista a la asamblea del 15 de enero», ha aseverado, en la sede nacional del partido. La expectación era máxima en el número 253 de la madrileña calle de Alcalá, con una presencia mediática que recordaba a la de los tiempos de bonanza de Albert Rivera. Minutos antes de la comparecencia, que ha comenzado al filo de la una de la tarde, casi media hora después de lo previsto, asomaban por la sala de prensa el diputado Guillermo Díaz, su único apoyo en el Congreso, y el vicesecretario general y secretario de Comunicación, Daniel Pérez Calvo.

Sus rostros eran fiel reflejo del tenso momento que atraviesa el partido. Pero solo ellos y el equipo más cercano a Arrimadas sabían qué iba a suceder cuando ella tomase la palabra. En el entorno de la todavía presidenta de Cs no esperaban el paso que dio Bal el viernes, a pesar de las notorias discrepancias que habían trascendido entre ambos en las últimas semanas.

Arrimadas, en la rueda de prensa, ha relegado todo su enfrentamiento a una fuerte divergencia ideológica. No la ha citado, pero en la mente de los presentes estaba la ‘ley del solo sí es sí’. Cs votó a favor del texto por recomendación de Bal, pero el grupo parlamentario se rompió, con fuertes discusiones, cuando la aplicación de la norma estrella de Irene Montero supuso la rebaja de penas a agresores sexuales. «Para mí ser progresista es alejarse mucho de Irene Montero», ha atizado la líder de los liberales, en su crítica más explícita a su «amigo, compañero y mano derecha».

La bicefalia, ¿una excusa?

Fuentes afines a la presidenta de Cs creen que la cuestión de la bicefalia fue la excusa que utilizó Bal para llevar la discusión al terreno orgánico. Según explican, el portavoz del Comité Ejecutivo abogó en su momento por un modelo presidencialista, similar al actual, pero después, en la ejecutiva que aprobó las conclusiones del equipo de la refundación «por unanimidad», él también votó a favor.

Luego, en la reunión de la dirección ampliada del pasado 25 de noviembre, adelantada por ABC, Bal volvió a oponerse al modelo bicéfalo, pero después los oficialistas y los críticos pactaron una propuesta con separación de los liderazgos político y orgánico, pero en la que ambos deben pasar por primarias los días 9 y 10 de enero, antes de la VI Asamblea General de Cs.

Esta mañana, en sendas entrevistas en Onda Cero y en TVE, el propio Bal ha admitido que no le inquieta tanto la cuestión organizativa como el hecho de que se dé una imagen, con la refundación, de renovación real. Y para ello, ha apuntado, Arrimadas no puede seguir siendo la líder del partido. Fuentes próximas a la presidenta de Cs, en conversación con este diario, señalan que Bal, actual vicesecretario general, portavoz nacional y portavoz adjunto en el Congreso, tampoco casa entonces en el perfil renovador.

Pero es que este lunes, además, Arrimadas ha abierto por primera vez la puerta a no liderar Cs. La actual presidenta no ha descartado presentarse más adelante a las primarias para ser la candidata del partido en las elecciones generales, pero sí ha dicho que ella no encabezará la candidatura a portavoz política -líder político- si Bal retira su opción. Eso sí, en esa lista de unidad, Arrimadas quiere que estén tanto ella como Bal. «Nada, ni siquiera esas discrepancias, pueden llevar al partido a la ruptura. Nuestros militantes no se lo merecen», ha dicho.

Arrimadas ha anunciado también que llamará a Bal para intentar convencerlo y que dé su brazo a torcer para integrarse en una lista «de unidad». En el caso de que no ceje en su empeño, ha avisado que ella misma encabezará una lista alternativa a la de su «mano derecha»: «Lo haré para proteger al partido y garantizar la unidad». «La candidatura de mi compañero, de mi amigo, de mi mano derecha ha generado incertidumbre, preocupación y enorme sorpresa en muchos militantes», ha añadido.

Estos días ha trascendido la firme oposición de perfiles importantes en Cs, como la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, a una formación liderada por Bal, a quien desde su entorno definen como «demasiado izquierdista». Pero también hay voces dentro del Comité Ejecutivo que, sin estar alineadas claramente con ningún bando, han apostado en privado por una candidatura única para no romper el partido en un momento crítico, en el que se juega el ser o no ser en las elecciones autonómicas y municipales de mayo.

La presidenta de Cs, quien ha remarcado que comparecía como tal, ha subrayado también en varias ocasiones que Bal era completamente conocedor de que ella estaba trabajando en una lista única. De hecho, según ella, había dos motivos para no haber dicho nada hasta este lunes sobre su posible candidatura. El primero, que era importante que el «quién» no dejase en un segundo plano, como ha pasado ahora, el «qué» ni el «cómo». Y el segundo, que lo más importante para ella era configurar una propuesta aglutinadora. «De esto es plenamente consciente mi compañero Edmundo Bal, mi mano derecha, mi vicesecretario general, mi compañero y mi portavoz adjunto en el Congreso», ha insistido.

En una crítica velada a Bal, Arrimadas ha afirmado tajante que ella no acudirá estos días a los medios, no concederá entrevistas y no relatará sus conversaciones privadas. Se limitará, según ella, a tratar de convencer a su posible contrincante en las primarias de que lo mejor es que ambos renuncien a liderar el partido e integren una lista conjunta. Arrimadas ha restado con fuerza el saque de Bal y ahora la pelota bota en el campo del abogado del Estado.