El Papa pide a Putin que detenga la guerra «por amor a su pueblo» y a Zelenski que se «abra a serias propuestas de paz»

Después de meses de prudente estrategia diplomática vaticana de paños calientes con Rusia para intentar «desactivar» la guerra en Europa, el Papa Francisco ha cambiado registro este domingo durante el ángelus desde el Palacio Apostólico. Con gesto grave y palabras duras ha condenado los referendos de independencia en el Donbass, ha pedido a Putin que «detenga la guerra por amor a su pueblo», ha solicitado a Zelenski que «se abra a serias propuestas de paz» y a los líderes mundiales que «promuevan y apoyen iniciativas de diálogo, sin dejarse arrastrar en peligrosas escaladas».

En el Vaticano, los gestos cuentan a veces más que las palabras. Igual que hizo el 1 de septiembre de 2013 para intentar detener la guerra en Siria, el Papa ha roto de nuevo la tradición de sus predecesores de comentar desde su ventana el Evangelio del domingo antes del ángelus, y se ha centrado en un contundente llamamiento para detener «la amenaza de una guerra nuclear».

Por primera vez, Francisco ha enviado un mensaje público a Vladimir Putin, quien aparentemente no ha respondido en estos meses a las solicitudes del Pontífice de mantener un encuentro. «Mi llamamiento se dirige en primer lugar al presidente de la Federación Rusa, suplicándole que detenga esta espiral de violencia y muerte, también por amor a su pueblo», ha pedido con tono frío pero respetuoso.

El Papa también se ha dirigido a Volodímir Zelenski. «Entristecido por el inmenso sufrimiento del pueblo ucraniano como consecuencia de la agresión sufrida, hago un llamamiento igualmente confiado al presidente de Ucrania para que esté abierto a propuestas serias de paz».

En esta fase del conflicto, el Pontífice reclama a los líderes mundiales que intenten rebajar la tensión. «Les pido que hagan todo lo que esté en su mano para poner fin a la guerra en curso, sin dejarse arrastrar en peligrosas escaladas, y que promuevan y apoyen las iniciativas de diálogo».

Sin mencionarlos explícitamente, el Papa ha «deplorado» la celebración de los referéndums de independencia en la zona del Donbass, iniciativas «contrarias a los principios del derecho internacional» que «aumentan el riesgo de escalada nuclear, hasta el punto de temer consecuencias incontrolables y catastróficas a nivel mundial».

La propuesta concreta del Papa es recurrir a «todos los medios diplomáticos, incluso los que no se han utilizado hasta ahora, para poner fin a esta terrible tragedia», una mención indirecta a la posibilidad de negociación en el Vaticano. Precisamente, el pontífice mantuvo este sábado una reunión con Alona Verbytska, consejera plenipotenciaria del presidente ucraniano, de la que no ha trascendido el contenido.

En su breve discurso, el Papa ha trazado un itinerario hacia un acuerdo. «En nombre de Dios y en nombre del sentido de humanidad que habita en todos los corazones, renuevo mi llamamiento a un alto el fuego inmediato», que sería el punto de partida. La segunda fase es la negociación en busca de «soluciones no impuestas por la fuerza, sino acordadas, justas, estables».

El tercer punto describe el difícil equilibrio, prácticamente una cuadratura del círculo, para firmar la paz. Según el Papa, las soluciones deben «respetar el valor sacrosanto de la vida humana, la soberanía e integridad territorial de cada país, los derechos de las minorías y las legítimas preocupaciones».

Para describirlo, ha recordado a las ciudades más castigadas por el ejército ruso, que ha dejado a su paso escombros, fosas comunes, salas de tortura, campos de minas y peligro de tragedia nuclear. «Es penoso que el mundo conozca la geografía de Ucrania a través de nombres como Bucha, Irpin, Mariupol, Izium, Zaporiya y otros lugares, que se han convertido en lugares de sufrimiento y miedo indescriptibles». «¿Y qué hay del hecho de que la humanidad se enfrente de nuevo a la amenaza atómica? Es absurdo», ha insistido.

«Por favor, permitid que las nuevas generaciones respiren el aire sagrado de la paz y no el aire contaminado de la guerra, que es una locura», ha insistido. «¿Qué más tiene que pasar? ¿Cuánta sangre debe correr para que nos demos cuenta de que la guerra nunca es una solución, sólo la destrucción? La guerra en sí misma es un error y un horror», ha concluido.

El Vaticano había avisado anticipadamente a los periodistas de la relevancia del discurso del Papa de este domingo. El Pontífice ha lanzado el guante. Ahora Roma aguarda expectante se alguno de los aludidos lo recogerá.