«Estupor» por la crisis del CNI en los servicios de Inteligencia aliados

Madrid, 12/05/2022. Ministerio de Defensa. Toma de posesión de la nueva directora del CNI, Esperanza Casteleiro y la secretaria y subsecretaria de Estado, Amparo Valcarce García y Adoración Mateos, en sustitución de Paz Esteban en presencia de la ministra de Defensa, Margarita Robles. Foto: Jaime García. ARCHDC

La destitución de Paz Esteban como directora general del CNI en pago al independentismo, y la decisión de hacer público en rueda de prensa que los terminales móviles del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el titular del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a los que hay que sumar el intento sufrido por el de Agricultura, Luis Planas, ha provocado «estupor» en los servicios de inteligencia aliados, según fuentes de la máxima solvencia consultadas por ABC.

Paz Esteban tenía unas relaciones privilegiadas con los servicios de inteligencia de los países aliados que ha forjado a lo largo de sus 40 años en la Casa donde, hay que recordar, ocupó distintas responsabilidades en el ámbito de la Inteligencia Exterior.

En sus años al frente del CNI la exdirectora ha potenciado esos contactos de tal modo que el centro está considerado por sus colegas como uno de los más fiables. Eso se ha traducido en el intercambio fluido de información muy sensible que ha servido para conjurar distintas amenazas, de forma particular en el ámbito del terrorismo yihadista, pero también para tener datos de máxima fiabilidad sobre escenarios tan calientes como Ucrania.

«Este tipo de relaciones son muy delicadas, y poner al CNI en el centro de la polémica, como ha hecho el Gobierno, no ayuda a mantener la confianza», sostienen fuentes de los servicios de Inteligencia. «Si además, de forma gratuita, se reconocen vulnerabilidades de seguridad nada menos que en las comunicaciones de altos cargos del Estado, los recelos son mayores», añaden. «Y si todo eso desemboca en la destitución de una de las personas con las que existe esa afinidad, con la casi certeza de que se ha producido como parte de una maniobra política del Gobierno para mantenerse en el poder, el destrozo es de más entidad», concluyen, para preguntarse: «¿Alguien cree que los servicios aliados no van a analizar todo esto a la hora de volver a compartir con España información sensible?».

Otras fuentes van más lejos: «Lo ocurrido es grave para los servicios de inteligencia amigos, pero los hostiles también han tomado nota y adoptarán decisiones en función de ello». La sensación generalizada es que el Gobierno no ha sabido calibrar las consecuencias de sus actos, que no se notarán de forma inmediata –el trabajo que se está haciendo para preparar la Cumbre de la OTAN no va a resentirse–, pero sí a medio y a largo plazo. Por ello, el primer reto de Esperanza Casteleiro al frente del CNI será tranquilizar la Casa internamente, pero también volver a ganarse la confianza de nuestros socios internacionales.

Policía y Guardia Civil

Fuentes de la Policía y de la Guardia Civil que tienen contacto habitual con el servicio de inteligencia también muestran su perplejidad por los pasos del Gobierno en una materia tan sensible como esta. «Ni era el momento, ni se ha explicado bien», aseguran, para añadir que lo que queda de toda esta crisis es que «el Ejecutivo ha preferido dejar en evidencia al CNI para poder mantenerse en el poder. Y además, como ha hecho en otras ocasiones, no ha tenido escrúpulos en sacrificar a una servidora del Estado».

También coinciden en que de cara a la Cumbre de la OTAN, en la que España desplegará el mayor dispositivo de seguridad de las últimas décadas, no se notará el cambio, pero recuerdan que «el CNI necesita estabilidad y cambios traumáticos como el que se ha producido afecta al trabajo operativo. Sus miembros necesitan sentir que tienen la confianza y el respaldo del Gobierno al que sirven, y lo sucedido estos días no lanza precisamente ese mensaje».