Mañueco quiere hablar con todos los partidos, pero gobernar en solitario

El día después del 13-F, el candidato del PP a las Junta de Castilla y León y vencedor de las elecciones con 31 procuradoresAlfonso Fernández Mañueco, se desayunó con una frenética actividad mediática: cinco entrevistas entre las 8.40 y las 10.00 horas. En todas ellas, como es habitual en un político poco dado a las declaraciones sorpresa, repitió lo que, en principio, se puede considerar como su hoja de ruta para las próximas semanas, o meses, porque todo dependerá de si se agota o no el plazo máximo para formar gobierno antes de mayo. Esa pauta de actuación pasa por negociar con todas las fuerzas políticas que han obtenido representación en las Cortes autonómicas, es decir, con PSOE, Vox, UPL, Soria ¡YA!, Ciudadanos, Por Ávila y Unidas Podemos.

Así que va a tener mucho, mucho trabajo si quiere alcanzar acuerdos que le permitan gobernar con cierta estabilidad

De momento, el presidente en funciones de la Junta ha dejado meridianamente claro que su deseo inicial pasa por poder gobernar en solitario. La opción más plausible, al menos aritméticamente hablando, pasaría por sentarse con los de Abascal y para ello ha lanzado ya un aviso a navegantes (aunque sea desde tierras de secano): «El peso de la negociación», según sus propias palabras, lo llevará él como presidente del PP autonómico. «Desde el minuto cero, la negociación va a ser del Partido Popular de Castilla y León», remachó. Es decir, que su intención es que el ‘tira y afloja’ con Vox, que se presupone más que complicado, se lleve a cabo desde la dirección regional del partido y no desde Génova. Ante la pregunta de si el número dos del PP, Teodoro García Egea puede opinar pero no decidir respondió con un lacónico «efectivamente».

Los precedentes, no tan lejanos, no fueron, sin embargo, en esa dirección. En la comunidad castellano y leonesa costará olvidar cómo se fraguó el pacto entre PP y Ciudadanos que durante dos años y medio ha gobernado estas tierras y que acabó por saltar por los aires el 20 de diciembre de 2021. En el verano del 2019, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, y el secretario de Acción Institucional de Ciudadanos, José María Espejo-Saavedra, se sentaron una y otra vez hasta conformar un gobierno de coalición, pese a las enormes reticencias de un Francisco Igea que acabó siendo vicepresidente y que el domingo se quedó como el único procurador electo de la formación naranja en las Cortes de Castilla y León.

Así que Mañueco, después de haber cargado con un adelanto electoral que se ha demostrado que no era todo lo ventajoso que esperaba, quiere dirigir su propio destino. «Lo que toca ahora es dialogar, negociar, vamos a actuar con responsabilidad, con transparencia y pensando en el interés general», señaló ayer. Para ello, habrá una ronde contactos que comenzará con el PSOE como segunda fuerza política, aunque el encuentro sea más por cortesía que otra cosa habida cuenta de que no será posible llegar a acuerdo alguno. El líder popular reconoce que la opción de pactar con las formaciones locales, como Soria ¡YA!, Por Ávila o UPL, no es buena, ya que es preferible una «vía más estable» porque los partidos locales «generan cuestiones territoriales y es una opción complicada a corto plazo, en la investidura».

Así que no parecen posibles más opciones que la de sentarse con Vox con el deseo de que no entren en el Gobierno, aunque los de Abascal ya han advertido de que quieren ‘pillar cacho’. Una tesitura nada fácil, pese a la cual Mañueco insistió en que salvo una situación «excepcionalísima» que, según dijo, no se le pasa ahora por cabeza, no habrá una repetición de las elecciones y apeló a la «responsabilidad», porque «no hay causa ni motivo, en el día de hoy, para pensar en nuevos comicios». Además, intentó restar importancia a las palabras de Santiago Abascal de que al candidato de Vox, Juan García-Gallardo, se le había «puesto cara de vicepresidente». «En la noche electoral se dicen cosas, hay que hablar de un acuerdo programático de futuro», aclaró. Y repitió el discurso de que «el PP ha ganado las elecciones, tiene más votos y escaños», por lo que abogó por hablar de programa y no de «un juego de sillones».

Tampoco se mostró arrepentido por haber adelantado las elecciones porque «los que apostaban por los despachos y la opacidad» se han dejado 20 escaños, ya que PSOE ha perdido siete, dos Podemos y 11 Cs, por lo que «ya no hay riesgo de moción de censura». Y sobre el hecho de que los dos escaños que ha sumado el PP sean muy poco ante el objetivo de rozar la mayoría absoluta, el candidato popular señaló que «siempre he salido a ganar, sabiendo que la mayoría absoluta era difícil y sólo la consiguen los elegidos. Nunca ha estado en mi vocabulario ni planteamiento», anotó.