García-Gallardo, el campeón de hípica que quiere cabalgar a la vicepresidencia de CyL

Cuando Juan García-Gallardo Frings (Burgos, 1992) fue designado como candidato de Vox en Castilla y León, solo unos pocos tenían alguna referencia de su nombre o trayectoria. Aunque desconocido para la gran mayoría y sin ninguna conexión con la política, su apellido no era una novedad en su ciudad natal. Tampoco para las crónicas locales sobre hípica. Era el hijo del abogado, pero también el jinete campeón de salto. Los García-Gallardo son de sobra conocidos en Burgos por el bufete que dirigen y por sus participaciones y victorias en campeonatos ecuestres en la comunidad y otros puntos de España. Entre ambos mundos creció y maduró el ahora líder de la formación en la región, confiado en alcanzar la vicepresidencia de la Junta tras los resultados del 13-F, con 13 procuradores.

Como casi todo lo que rodea a Vox, su nombramiento estuvo salpicado de polémica por unos tuits ofensivos con comentarios machistas y racistas. Fue su aciaga carta de presentación, aunque él mismo y el propio partido se han afanado en restarle importancia. «Tenemos que estar agradecidos, nos han hecho la campaña y ya lo conoce todo el mundo», señalaban burlones desde la dirección, convencidos de que unos mensajes de hace diez años no iban a penalizarle.

Aunque no tenía experiencia en política, lo cierto es que su hoja de servicios sí advierte de su interés por este mundo desde mucho antes de entrar en Vox, donde apenas suma unos meses como afiliado, sin ningún cargo orgánico en la formación. Su perfil en el despacho familiar donde trabajaba hasta la llamada de Santiago Abascal da cuenta de sus conocimientos en oratoria y debate y de su paso por torneos internacionales, como el campeonato mundial en español celebrado en 2013 en Madrid. Quizá por eso se ha desenvuelto con la soltura de un veterano en su viaje por las ciudades y municipios de la comunidad.

Quienes le han acompañado durante la campaña reconocen que les ha sorprendido su labia y rapidez, más cómodo a medida que sumaba mítines por Castilla y León. «Empezó más cortado pero ha terminado muy bien, crecido. Otros no han respondido igual en otros sitios», señalaban desde el partido unos días antes de las elecciones. Bien por su trabajo o bien por el impulso de la marca, que también juega en este caso, lo cierto es que tiene la llave para la gobernabilidad de la región. También él ha superado las expectativas y por ello Vox mantiene su exigencia de entrar en el Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco.

Hijo y nieto de abogados (su abuelo fundó el bufete García-Gallardo), su currículum da una muestra del entorno en el que se ha criado. Aunque unas de las claves de esta campaña eran el campo y el mundo rural, su perfil encaja más en las nuevas generaciones que emigraron de la tierra y se formaron lejos de allí. Graduado en Derecho por la Universidad Pontificia de Comillas (con diploma en International Legal Studies), domina el inglés y el alemán y se defiende con el francés. Antes de incorporarse al negocio familiar, en diciembre de 2016, trabajó en las oficinas de King&Wood Mallesons (un despacho con sede en China) en la capital y de Herbert Smith Freehills (afincado en Reino Unido). García-Gallardo se especializó en civil, mercantil y penal económico.

Las urnas le han colocado al frente de un grupo que aspira a ser un modelo para el partido en el resto de España. Castilla y León es la primera oportunidad de Vox para entrar en un Gobierno autonómico y García-Gallardo podría ser uno de los nuevos líderes de la formación. Él mismo ya ha asegurado que liderará la negociación con Mañueco, con la línea roja de no ceder un solo voto al PP a cambio de nada. Abascal dijo el domingo que se le ha puesto cara de vicepresidente.