Ancelotti encuentra al mejor Asensio

Se reivindicó. En el verano había tenido una gran oferta del Scudetto y la rechazó porque desea triunfar en el Real Madrid. Marco Asensio vive una realidad difícil en el equipo blanco. La explosión de Vinicius, la eficacia de Rodrygo y la evolución de Hazard le han dejado sin sitio en el once de Ancelotti. El técnico le ha intentado reconvertir en un cuarto centrocampista, pero en esa función le supera Camavinga, que acaba de llegar y se ha ganado un sitio en la cabeza del entrenador. Anoche, los dos, Camavinga y Asensio, fueron titulares. El camino que pisa el joven francés, con solo 18 años, es sólido. El sendero por el que deambula el mallorquín, irregular siempre, capaz de golazos monumentales y de desapariciones totales, es más complicado. Sus dos tantos en su primera titularidad fueron un bálsamo para su cabeza, que le daba vueltas hasta ayer.

Las rotaciones de Ancelotti eran la atracción del encuentro. Miguel, Asensio, Rodrygo y Camavinga estaban en la alineación. Era un examen al que el balear acudía con el pobre balance de 69 minutos disputados en seis partidos, 60 segundos en la Champions. Ayer jugó como media punta, por detrás de la delantera formada por Rodrygo, Vinicius y Benzema, quien escuchó cánticos en su honor al marcar nada más comenzar el partido. Pero el examinado fue Asensio, que dedicó a su madre, señalando al cielo, su primer tanto de la temporada al cazar un rebote.

Esa diana tranquilizó al zurdo, que durante varios minutos pedía el balón sin que nadie combinara con él. La potencia de Camavinga cubría demasiado campo. El chico de Palma de Mallorca, que conoció a Florentino Pérez con once años, tenía que moverse. Y empezó a rotar por todas las posiciones del centro del campo, para firmar su segundo gol en un buen mano a mano con Reina. El número once, el que tomó al irse Bale, pedía con hechos más protagonismo en el Bernabéu.

El bendito problema

Estuvo a punto de conseguir otro tanto en un balón tocado por Benzema. Asensio se mesaba los cabellos. Nunca había tenido tantas oportunidades en un partido. Se resarció con una tercera diana, la clásica de su estilo, el disparo colocado. Tiene una bota de oro, le falta la regularidad.

Parece que fue ayer, pero el isleño debutó en el Real Madrid hace cinco años y ya tiene 25. Ya no es el joven de 20. La grave lesión en la rodilla le dejó fuera de combate una temporada y necesitó otra para comenzar a recuperar el ritmo de antaño. En ello está. Necesitaba estas tres dianas y recibir el balón del árbitro para llevárselo a casa firmado por todo el equipo.

Le ha creado al entrenador el bendito problema, el bueno, el que desean todos los clubes. A quién sienta si Asensio se gana el puesto. Y no estaban ni Modric, ni Kroos. El responsable de la plantilla tiene excedente de cupo para elegir.

Si Asensio estaba descontento por su suplencia, fíjense cómo estará Isco. El balear fue cambiado para darle minutos al malacitano y para recibir la ovación de los aficionados. Este tipo, Ancelotti, es muy listo. Convierte los presuntos problemas en situaciones positivas.