España y Portugal vuelven a darse la mano con la reapertura de fronteras

La frontera entre Portugal y España, entre España y Portugal vuelve a estar abierta para regocijo de las distintas poblaciones y alivio de las economías de las regiones colindantes. Son cinco franjas fundamentales las que regresan a la actividad más frenética: Galicia, Zamora, Salamanca, Andalucía y Extremadura, que fue el punto elegido por las máximas autoridades de los dos países para escenificar el regreso al libre tránsito.

El Rey Felipe se unió al presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, en una ceremonia que se repitió a ambos lados y que contó igualmente con la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y con el primer ministro portugués, Antonio Costa.

El acto, que concitó una gran expectación mediática (polémica porque no se respetó la distancia de seguridad en la reunión de unos 100 periodistas para esperar a las autoridades), se celebró primero en Caia (en Elvas, Portugal) y después se extendió a Badajoz.

En principio, la agenda diplomática marcada por los portugueses incluía un almuerzo al final del todo, que habría tenido lugar en Elvas, pero que finalmente resultó cancelado debido al escaso tiempo con el que contaba Pedro Sánchez, recién llegado de un viaje relámpago a Mauritania y con voluntad de retornar a Madrid.

Himnos y fotos constituyeron el simbolismo de que, pese a las precauciones necesarias, el flujo humano deja inmediatamente de estar circunscrito a los nueve pasos fronterizos que se han venido manteniendo abiertos desde la medianoche del pasado 17 de marzo, momento en el que el estallido de la pandemia (sobre todo, en el lado español) aconsejaba el blindaje frente al exterior si Portugal quería mantener a raya el coronavirus.

El comportamiento y la gestión de Portugal durante todos meses solo podían calificarse como impecables… hasta que todo el panorama ha cambiado en las dos últimas semanas, con rebrotes motivados por la saturación de usuarios en el transporte público y también por algunas fiestas ilegales cerca de las playas, tanto en los alrededores de Lisboa como en el Algarve.

El primer ministro luso subrayó que «España y Portugal deben ser actores de primera línea en la construcción de una Europa cuyo modelo económico y social refuerce la convergencia. Más que esperanza, todos necesitamos certezas».

También quiso destacar Antonio Costa: «Esto es un reencuentro entre vecinos, entre hermanos, entre amigos. De esta frontera abierta depende nuestra prosperidad compartida y un destino común en el proyecto europeo».