CLAUSURA DE LOS CURSOS DE VERANO CEU-MARÍA CRISTINA
La ponencia de Amador Enseñat y Berea pone el broche final a los exitosos Cursos de Verano CEU-María Cristina (San Lorenzo de El Escorial), en los que han participado más de 300 ponentes nacionales e internacionales
Los Cursos de Verano CEU-María Cristina han cerrado este viernes su primera edición con un broche de oro, ya que el acto de clausura ha contado con la intervención del Jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), Amador Enseñat y Berea. La brillante intervención del JEME ha puesto punto y final a una exitosa iniciativa con 14 cursos sobre cuestiones de máxima actualidad. Más de 300 ponentes nacionales e internacionales —entre ellos líderes políticos, intelectuales, escritores y académicos de prestigio— han participado en los distintos cursos, con figuras como Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso, Santiago Abascal, Robert Kaplan, Edmundo González, Lorent Saleh, Luis de Guindos, Esperanza Aguirre, Carlos Lesmes o Alberto Ruiz-Gallardón, entre otros.
En su ponencia, titulada «Evolución de las Fuerzas Armadas desde la Transición», Enseñat repasó los principales hitos de la institución en los últimos cuarenta años y ha reivindicado su papel al servicio de la sociedad española. El general de división José Manuel Zuleta, director corporativo de Relaciones Institucionales del CEU, fue el encargado de presentar el acto. Zuleta destacó la acreditada y reconocida trayectoria del JEME. Enseñat inició su intervención agradeciendo la invitación y describió a Zuleta como «amigo y compañero de armas», destacando su «excesivamente generosa presentación».

Un momento de la intervención del jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), Amador Enseñat y Berea, en los Cursos de Verano CEU-María CristinaCEU
Explicó que el título de la conferencia, «Evolución de las Fuerzas Armadas desde la Transición», podría haberse llamado también «desde la Constitución». Anunció que el objetivo era mostrar «cómo se han transformado las Fuerzas Armadas para adecuarlas a la evolución del marco estratégico, jurídico, político, social y económico», destacando siempre el «afán de sus miembros por estar al servicio de España y de los españoles».
Se refirió al proceso de modernización como un equilibrio entre «modernidad para seguir el signo de los tiempos» y «tradición para conservar nuestros valores y nuestra forma de proceder», con el objetivo de lograr «una profunda integración en la sociedad española, de la que formamos parte, a la que servimos».
En la incorporación de la mujer al ejército llegamos tarde, pero nos sumamos rápido, hasta llegar a ser los primeros”Jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME)
El Jefe de Estado Mayor del Ejército explicó durante su intervención la evolución estructural, profesional y social de las Fuerzas Armadas en las últimas décadas, subrayando la necesidad de adaptación constante y poniendo especial énfasis en aspectos como la profesionalización, la incorporación de la mujer, el modelo educativo y el vínculo con la sociedad.
Sobre la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas, destacó que «fuimos de los últimos, pero enseguida nos pusimos los primeros». Aunque España no permitió el acceso de la mujer hasta 1988, en pocos años se alcanzaron cifras comparables a las de los aliados. Se eliminaron todas las restricciones de acceso a cuerpos y destinos, garantizando así una «igualdad plena y efectiva de hombres y mujeres», junto con medidas de conciliación personal y familiar.
Más allá de la cuestión de igualdad, el JEME defendió que la inclusión de la mujer es también «una necesidad y una conveniencia». Añadió que «las Fuerzas Armadas no podemos renunciar al 50% o más de la población española», y que en operaciones sobre el terreno, especialmente en entornos de contrainsurgencia, las mujeres han sido clave para «ganarse el corazón y la mente de la población», al ser las capaces de acceder a más del 50% de la sociedad local y transmitir valores a las nuevas generaciones.

Foto de familia de la clausura de los Cursos de Verano CEU-María CristinaCEU
Indicó que el 40% de los miembros de los cuerpos comunes —sanidad, jurídico, interpretación— son mujeres, y que aunque el Ejército de Tierra es el que presenta un menor porcentaje relativo, concentra «el 55% de todas las mujeres» en las Fuerzas Armadas. También observó que hay proporcionalmente más oficiales y militares de tropa que suboficiales, debido a la estructura de los cuerpos comunes.
La apuesta por los valores
Enseñat destacó especialmente los valores de las Fuerzas Armadas, dando especial relevancia al esfuerzo: «Quienes hemos empeñado la sangre, no podemos escatimar el sudor». En este sentido, reivindicó la actualización del código ético de los militares, sin perder de vista el respeto a la tradición, y defendió que «la modernidad no está reñida con el legado histórico». Por ello, puso énfasis en valores fundamentales: «el amor a la patria, el honor, la disciplina y el valor», aunque cada ejército o unidad los adapta a sus características específicas. A su juicio, estos valores no son exclusivos de los militares, sino que «son valores ciudadanos». Lo que distingue a las Fuerzas Armadas es la exigencia en su cumplimiento: «ponemos el énfasis en la exigencia, pero no en la exclusividad».
Rechazó también que estos valores sean simples conceptos simbólicos: «no son abstracciones sentimentales. Han de ser llevados a la práctica». Reivindicó que el «amor a la patria se tiene que traducir en el cumplimiento de nuestros deberes diarios». Sin embargo, también advirtió de que los valores, por sí solos, no bastan: «no vale decir que somos patriotas; los valores deben ser los cimientos donde se construya el conocimiento, la formación y la preparación».
El JEME citó a Miguel Herrero Rodríguez de Miñón para resaltar «la importancia de la estética para reforzar la ética», una máxima que justifica, en su opinión, las ceremonias militares, los desfiles o los izados de bandera: «ahí es donde se ven esas características institucionales de las Fuerzas Armadas: disciplina, unidad y jerarquía». A estos elementos, añadió una cualidad imprescindible para el estamento castrense en una democracia: «la neutralidad política y partidista».
Los pilares de la integración
Destacó en su ponencia que la transformación se articuló a través de varios pilares: integración constitucional, definición de una política de defensa, y la regulación del personal y de la enseñanza militar, todo ello para «constituirnos en un instrumento de la acción exterior e interior del Estado y contribuir al desarrollo de la industria nacional».
Hizo un repaso por los principales artículos de la Constitución relacionados con la defensa. Citó el artículo 8, que recoge la «composición, la misión y la obligación» de las Fuerzas Armadas; el artículo 30, que establece que «todos los españoles tenemos el derecho y el deber de defender a España»; y el artículo 62.h, que otorga a Su Majestad el Rey el «mando supremo de las Fuerzas Armadas». También aludió al artículo 97, que señala que el Gobierno «dirige la administración civil y militar y la defensa del Estado», y al artículo 117.5, que «reserva la jurisdicción militar al ámbito estrictamente castrense y a los supuestos del estado de sitio».
Subrayó que para cumplir con los principios constitucionales fue necesario desarrollar una Ley de Bases (artículo 8.2) y reformar la jurisdicción militar. La primera Ley Orgánica de Defensa Nacional fue la Ley Orgánica 6/1980, que aunque contenía «muchas cosas buenas», no resolvió de forma clara «la división de responsabilidades entre las autoridades militares y las autoridades políticas». Esa ambigüedad, explicó, se evidenció durante «los incidentes del 23 de febrero».
Enseñat ha destacado el «gran prestigio internacional de las Fuerzas Armadas españolas» , demostrado actualmente en Líbano, Irak, Mali y la operación Atalanta
Como consecuencia, se promulgó una nueva ley en vísperas de la Pascua Militar, que dejaba «bien claro las responsabilidades de las autoridades civiles y cuáles eran las responsabilidades de las autoridades militares». Posteriormente, en 2005, una nueva Ley Orgánica de Defensa Nacional incorporó con más claridad «las responsabilidades de los poderes del Estado» y asignó nuevas misiones a las Fuerzas Armadas, otorgando mayor control parlamentario, «en particular al Congreso de los Diputados».
En cuanto a la jurisdicción militar, explicó que se reorganizó en cuatro aspectos fundamentales. Primero, se suprimió el Consejo Supremo de Justicia Militar y se creó la Sala Quinta del Tribunal Supremo, lo que garantizaba «el principio de unidad jurisdiccional en la cúspide». Segundo, los jueces militares pasaron a formar parte del Poder Judicial. Tercero, la Ley Procesal Militar se alineó con la Ley de Enjuiciamiento Criminal, y se declaró supletoria respecto a la Ley Orgánica del Código Penal Militar.
Sobre el régimen disciplinario, dijo que se elaboraron tres reglamentos conforme fue evolucionando el servicio militar, con el objetivo de «separar el ámbito sancionador penal y militar», garantizar derechos, y adaptarse al nuevo modelo profesional, así como a «la incorporación de la mujer».
Política de Estado
Subrayó que las Fuerzas Armadas se insertan en la política de defensa como «política de Estado». Afirmó que ha habido «doce directivas de Defensa Nacional», una por cada legislatura, aunque no todas con igual alcance. Explicó que esas directivas reflejan la evolución de España en el ámbito de la defensa y permiten observar cómo «funcionan las Fuerzas Armadas» en distintos contextos.
Apuntó que se ha pasado de un modelo centrado en el «territorio nacional» a un marco europeo y global, evolucionando hacia una política exterior de defensa con vocación internacional. Esto supuso dejar atrás «una actitud defensiva» para asumir un papel «más activo en las relaciones internacionales» a través del multilateralismo y la participación en operaciones de mantenimiento de la paz.

El general de división José Manuel Zuleta, director corporativo de Relaciones Institucionales del CEUA.P.
Uno de los objetivos más relevantes en esa evolución ha sido la búsqueda de un «mayor respaldo social y parlamentario» para lograr una «mayor legitimidad social», fomentar primero la «conciencia» y después la «cultura de defensa», y finalmente una auténtica «cultura de seguridad y defensa».
Sobre las perspectivas de futuro, se mostró preocupado tanto por el reclutamiento como por la retención. Explicó que «cuando hay más dinero en la economía, hay menos demanda» para alistarse, a lo que se suma «un decrecimiento de la población» y una mayor demanda de perfiles con valores militares por parte del mercado laboral. En sus palabras, «ahora también estamos preocupados por la retención».