La burra de Balaán. Balaán y Balac. Oráculos de Balaán.

La burra de Balaán.

Cuando iba, se encendió la ira de Yahvé y el Ángel de Yahvé se puso en el camino para estorbarle. El montaba la burra y sus dos muchachos iban con él. La burra vio al Ángel de Yahvé plantado en el camino, la espada desenvainada en la mano. La burra se apartó del camino y se fue a campo traviesa. Balaán pegó a la burra para hacerla volver al camino. Pero el Ángel de Yahvé se puso en un sendero entre las viñas, con una pared a un lado y otra a otro. Al ver la burra al Ángel de Yahvé, se arrimó a la pared y raspó el pie de Balaán contra la pared. El le pegó otra vez. Volvió el Ángel de Yahvé a cambiar de sitio, y se puso en un paso estrecho, donde no había espacio para apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. Vio la burra al Ángel de Yahvé y se tumbó con Balaán encima. Balaán se enfureció y pegó a la burra con un palo. Entonces Yahvé abrió la boca de la burra, que dijo a Balaán: «¿qué te he hecho yo para que me pegues con ésta ya tres veces?» Respondió Balaán a la burra: «Porque te has burlado de mí. Ojalá tuviera una espada en la mano; ahora mismo te mataba.» Respondió la burra a Balaán: «¿No soy yo tu burra, y me has montado desde siempre hasta el dia de hoy? ¿Acaso acostumbro a portarme así contigo?» Respondió él: «No.» Entonces abrió Yahvé los ojos de Balaán, que vio al Ángel de Yahvé, de pie en el camino, la espada desenvainada en la mano; y se inclinó y postró rostro en tierra. El Ángel de Yahvé le dijo; «¿Por qué has pegado a tu burra con ésta ya tres veces? He sido yo el que he salido a cerrarte el paso, porque este es para mí un camino torcido. La burra me ha visto y se ha apartado de mí tres veces. Gracias a que se ha desviado, porque si no, para ahora te habría matado y a ella la habría dejado con vida.» Dijo entonces Balaán al Ángel de Yahvé: «He pecado, pues no sabía que tú te habías puesto en mi camino. Pero ahora mismo, si esto te parece mal, me vuelvo.» Respondió el Ángel de Yahvé a Balaán: «Vete con esos hombres, pero no dirás nada más que lo que yo te diga.» Balaán marchó con los jefes de Balac.

Balaán y Balac.

Se enteró Balac de que llegaba Balaán y salió a su encuentro hacia Ar Moab, en la frontera del Arnón, en los confines del territorio. Dijo Balac a Balaán: «¿No te mandé llamar? ¿Por qué no viniste donde mí? ¿Es que no puedo recompensarte?» Respondió Balaán a Balac: «Mira que ahora ya he venido donde ti. A ver si puedo decir algo. La palabra que ponga Dios en mi boca es la que diré.» Marchó Balaán con Balac y llegaron a Quiriat Jusot. Sacrificó Balac una vaca y una oveja y le envió porciones a Balaán y a los jefes que le acompañaban. A la mañana, tomó Balac a Balaán y lo hizo subir a Bamot Baal, desde donde se veía un extremo del campamento.
Dijo Balaán a Balac: «Constrúyeme aquí siete altares y prepárame siete novillos y siete carneros.» Balac hizo lo que le había dicho Balaán, y ofreció en holocausto un novillo y un carnero en cada altar. Dijo entonces Balaán a Balac: «Quédate junto a tus holocaustos, mientras yo voy a ver si me sale al encuentro Yahvé. Yo te comunicaré lo que él  me manifieste.» Y se fue a un monte pelado.

Oráculos de Balaán.
Salió Dios al encuentro de Balaán y éste le dijo: «Siete altares he preparado y he ofrecido en holocausto un novillo y un carnero sobre cada altar.» Yahvé entonces puso una palabra en la boca de Balaán y le dijo: «Vuelve donde Balac y esto le dirás.» Volvió donde él, que estaba aún de pie junto a su holocausto, con todos los príncipes de Moab. El entonó su trova y dijo: «De Aram me hace venir Balac, el rey de Moab desde los montes de Quédem: «Ven, maldíceme a Jacob; ven, augura males a Israel.» ¿Cómo maldeciré, si no maldice Dios? ¿Cómo auguraré, si no augura Yahvé? De la cumbre de las peñas lo diviso, de lo alto de las colinas lo contemplo: es un pueblo que vive aparte; no es contado entre las naciones. ¿Quién contará el polvo de Jacob, quién numerará la polvareda de Israel? Muera mi alma con la muerte de los justos, sea mi paradero como el suyo.»

Dijo Balac a Balaán: «¿Qué me has hecho? ¡Te he traído para maldecir a mis enemigos  y los has colmado de bendiciones!» Le respondió diciendo: «¿No tengo yo que esmerarme en repetir todo lo que Yahvé me pone en la boca?» Le respondió Balac: «Ven, pues, a otro sitio conmigo porque lo que ves desde aquí no es más que un extremo, no lo ves entero. Maldícemelo desde allí.» Y le llevó al Campo de los Centinelas, hacia la cumbre del Pisgá. Construyó siete altares y ofreció en holocausto un novillo y un carnero en cada altar. Balaán dijo a Balac: «Quédate aquí junto a tus holocaustos, mientras yo salgo al encuentro.» Salió Yahvé al encuentro de Balaán, puso una palabra en su boca y le dijo: «Vuelve donde Balac y esto le dirás.» Volvió donde él y lo encontró aún de pie junto a sus holocaustos, con los príncipes de Moab. Le dijo Balac: «¿Qué ha dicho Yahvé?» El entonó su trova diciendo: «Levántate, Balac, y escucha, prestame oídos, hijo de Sipor. No es Dios un hombre, para mentir, ni hijo de hombre, para volverse atrás. ¿Es que él dice y no hace, habla y no lo mantiene? He aquí que me ha tocado bendecir; bendeciré y no me retractaré. No he divisado maldad en Jacob, ni he descubierto infortunio en Israel. Yahvé su Dios está con él, y en él se oye proclamar a un rey. Cuando Dios lo sacó de Egipto, como cuernos de búfalo fue para él. No hay presagio contra Jacob, ni sortilegio contra Israel. A su tiempo se dirá a Jacob y a Israel lo que hace Dios. Mira, un pueblo se levanta como leona, se yergue como león: no se tumbará hasta devorar la presa y beber la sangre de sus víctimas.»

Balac dijo a Balaán: «Ya que no le maldices, por lo menos no le bendigas.» Respondió Balaán  a Balac: «¿No te he dicho que haré todo lo que me diga Yahvé?» Dijo Balac a Balaán: «Ven, por favor, que te lleve a otro sitio, a ver si le place a Dios que me lo maldigas desde allí.» LLevó Balac a Balaán a la cumbre del Peor, que domina la parte del desierto. Dijo Balaán a Balac: «Constrúyeme aquí siete altares y prepárame aquí siete novillos y siete carneros.»
Balac hizo lo que le había dicho Balaán, y ofreció en holocausto un novillo y un carnero en cada altar.