La orden de Dios.
Yahvé dijo a Moisés en las Estepas de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó, y le dijo: «Di a los israelitas: Cuando paséis el Jordán hacia el país de Canaán, arrojaréis a vuestra llegada a todos los habitantes del país. Destruiréis todas sus imágenes pintadas, destruiréis sus estatuas de fundición, demoleréis todos sus altos. Os apoderaréis de la tierra y habitaréis en ella, pues os doy a vosotros todo el país en propiedad. Repartiréis la tierra a suertes entre vuestros clanes. Al grande le aumentaréis la herencia y al pequeño se la reduciréis. Donde le caiga a cada uno la suerte, allí será su propiedad. Haréis el reparto por tribus patriarcales. Pero si no expulsáis a vuestra llegada a los habitantes del país, los que dejéis serán para vosotros pinchos en vuestros ojos y aguijones en vuestros costados y os oprimirán en el país en que vais a habitar. Y yo os trataré a vosotros en la forma en que había pensado tratarles a ellos.»
Fronteras de Canaán.
Yahvé dijo a Moisés: «Da esta orden a los israelitas: Cuando entréis en el país de Canaán, éste será el territorio que os tocará en herencia: el país de Canaán con todas sus fronteras.
Por el sur, os pertenecerá desde el desierto de Sin, siguiendo el límite de Edom. Vuestra frontera meridional empezará por el oriente en la extremidad del mar de la Sal. Torcerá vuestra frontera por el sur hacia la subida de los Escorpiones, pasará por Sin y terminará al sur en Cadés Barnea. Luego irá hacia Jasar Adar y pasará por . Torcerá la frontera de Asmón hacia el Torrente de Egipto y acabará en el Mar. Vuestra frontera occidental será el mar Grande. Esta frontera será vuestro límite al oeste. Vuestra frontera por el norte será la siguiente: Desde el mar Grande trazaréis el límite hasta el monte Hor. Del monte Hor, trazaréis el límite hasta la Entrada de Jamat, y vendrá a salir la frontera a Sedad. Seguirá luego la frontera hacia Zifrón y terminará en Jasar Enán. Esa será vuestra frontera septentrional. Luego trazaréis vuestra frontera oriental desde Jasar Enán hasta Sefam.
La frontera bajará de Sefam hacia Arbel, al oriente de Ayín. Seguirá bajando la frontera, y, tocando la orilla del mar de Kinéret por el oriente, bajará al Jordán y vendrá a dar en el mar de la Sal. Esa será vuestra tierra con las fronteras que la circunscriben.» Moisés dio esta orden a los israelitas: «Este es el país que habéis de repartir a suertes, el que Yahvé mandó dar a las nueve tribus y a la mitad de la otra, pues la tribu de los hijos de Rubén con sus distintas casas patriarcales y la tribu de los hijos de Gad con sus distintas casas patriarcales, han recibido ya su herencia; y la media tribu de Manasés ha recibido también su herencia.
Las dos tribus y la otra media tribu han recibido ya su herencia más allá del Jordán, a oriente de Jericó, hacia la salida del sol.»
Los príncipes encargados del reparto.
Dijo Yahvé a Moisés: «Estos son los nombres de los que os han de repartir la tierra: el sacerdote Eleazar y Josué, hijo de Nun. Elegiréis también un príncipe de cada tribu, para que repartan la tierra. Estos son sus nombres: por la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefuné; por la tribu de los hijos de Simeón, Semuel, hijo de Amiud; por la tribu de Benjamín, Elidad, hijo de Quislón; por la tribu de los hijos de Dan, el príncipe Buquí, hijo de Yoglí; por los hijos de José: por la tribu de los hijos de Manasés, el principal Janiel, hijo de Efod; y por la tribu de los hijos de Efraím, el príncipel Quemuel, hijo de Siftán; por la tribu de los hijos de Zabulón, el príncipe Elisafán, hijo de Parnac; por la tribu de los hijos de Isacar, el príncipe Paltiel, hijo de Azán; por la tribu de los hijos de Aser, el príncipe Ajiud, hijo de Selomí; por la tribu de los hijos de Neftalí, el príncipe Pedael, hijo de Amiud.» A éstos mandó Yahvé repartir la herencia a los israelitas en el país de Canaán.
La parte de los levitas.
Habló Yahvé a Moisés en las Estepas de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó le dijo: «Manda a los israelitas que cedan a los levitas, de la herencia que les pertenece, ciudades en las que puedan habitar y pastos de alrededor de las ciudades. Se las daréis a los levitas. Esas ciudades serán su morada, y sus pastos serán para sus bestias, su ganado y todos sus animales. Los pastos de las ciudades que cedáis a los levitas comprenderán mil codos alrededor de la ciudad, a contar desde las murallas. Mediréis, fuera de la ciudad, 2000 codos a oriente, 2000 codos a mediodía, 2000 codos a occidente y 2000 codos al norte, teniendo la ciudad como centro. Estos serán los pastos de las ciudades. Las ciudades que daréis a los levitas serán las seis de asilo, que cederéis para que se pueda refugiar en ellas el homicida, y además les daréis otras 42 ciudades. El total de ciudades que daréis a los levitas será 48 ciudades, todas ellas con sus pastos. Estas ciudades que cederéis de la propiedad de los israelitas, las tomaréis en mayor número del grande y en menor del pequeño; cada uno cederá ciudades a los levitas en proporción a la herencia que le haya tocado.»