¿A qué temperatura disminuye la capacidad de propagación del coronavirus?

Múltiples estudios están tratando de hallar la influencia climática en la expansión del nuevo coronavirus. En diversos puntos del mundo ya se han elaborado estudios y, de momento, todo apunta a que, a mayor temperatura y humedad, menor capacidad de contagio. A nivel nacional, los resultados preliminares de un estudio reciente realizado entre el Instituto de Salud Carlos III (Isciii) y la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) apuntan en esa misma dirección.

Ahora, un informe elaborado entre el Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC) y el Hospital Clínic de Barcelona, en base al análisis de diversos estudios internacionales -entre ellos, uno realizado en cien ciudades de China-, constata que a partir de los 15ºC de temperatura, la capacidad expansiva del virus empieza a disminuir.

Según el documento hecho público hoy, se sitúa entre -3ºC y 15ºC la temperatura óptima para la propagación del virus. Por encima de los 20ºC, la probabilidad de expansión cae a la mitad: por tanto, según los expertos, los próximos dos meses podrían ser “claves” para reducir la capacidad de transmisión del virus al estar a las puertas del verano -diversas zonas de Cataluña, según precisan, lograrán esas temperaturas-.

También es cierto que, en el propio documento, se advierte de que, pese a que el aumento de la temperatura y de la humedad pueda ayudar a una reducción del riesgo de contagio indirecto, no va a disminuir “significativamente” el riesgo de contagio directo de persona a persona –lo que indica que las medidas de protección individual se deberán de mantener-.

Otro factor que también podría contribuir a la reducción de la “viabilidad y persistencia” del virus de determinadas situaciones durante los próximos meses es el aumento del índice de radiación ultravioleta (UV). En este sentido, ahora se ha empezado a extender la desinfección de objetos o superficies mediante dispositivos de rayos UV.

En cualquier caso, tanto el SMC como el Clínic toman estas conclusiones con todas las cautelas porque todavía es un campo de estudio en evolución y prevén ir mejorando y ajustando los conocimientos al respecto próximamente. Si bien, también hacen referencia a que las condiciones climáticas podrían adquirir influencia de “ahora en adelante” -aunque de forma secundaria, matizan, y por detrás de otros factores como la densidad de población o hábitos sanitarios-. Hasta ahora, todo apunta a que las zonas muy frías están registrando mayores brotes, mientras que las zonas cálidas y excesivamente húmedas -algunos estudios, si bien, no atribuyen tanta preponderancia a la humedad- están menos expuestas.

En esta línea, un informe del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) sobre la conveniencia de permitir salidas durante el confinamiento, también apunta a que la exposición directa al sol “fomenta la producción de vitamina D” y señala que por ello, durante los meses de verano, puede reducir las infecciones del tracto respiratorio hasta en un 50 por ciento.