El Gobierno retrasa la Selectividad y facilita el modelo

Los ministerios de Educación y Universidades tienen claro que se necesitan medidas excepcionales ante el estado de alarma decretado por el coronavirus. Por ese motivo, se va a facilitar a los 290.000 alumnos de 2º de bachillerato su acceso a la universidad. Se hará de dos maneras: aplazando los exámenes de la Selectividad —los estudiantes se preparan a través de Internet, con las complicaciones que entraña— y facilitando el contenido. Las comunidades, que son responsables de elaborar y corregir la prueba, la simplificarán dando más opciones a la hora de elegir la pregunta que el alumno desea contestar.

A las ONG les preocupa que la brecha digital pase factura a los alumnos sin conexión a Internet u ordenador en casa. Pensando en esta desigualdad —afirman ambos ministerios— se ha decidido que puedan elegir “un número de preguntas por bloque de composición amplia, para garantizar al 100% que versan sobre contenidos que han trabajado”, se afirma en la nota de prensa. Por lo demás, el modelo de prueba será el previsto en febrero, “para fomentar la calma”.

Como se avanzó en la reunión técnica de la pasada semana, se alarga el plazo para celebrar los exámenes. La primera convocatoria se celebrará entre el 22 de junio y el 10 de julio (antes terminaba el 19 de junio) y antes del 10 de septiembre la extraordinaria. Salvo en País Vasco, Navarra y Murcia, que programarán la segunda oportunidad en julio. Dentro de esa horquilla, las autonomías determinan la fecha. Ello va a obligar a los ministerios a publicar un nuevo decreto ley, pues el actual fijaba el 19 de junio como fecha límite para la prueba ordinaria. Las inscripciones a las facultades se alargarán hasta el 25 de septiembre, lo que altera el discurrir de muchos centros que empiezan las clases semanas antes.

Los temarios tampoco son los mismos en las distintas comunidades. El Estado decreta unos contenidos mínimos y las autonomías perfilan el temario a su antojo. Precisamente, el pasado octubre se creó una comisión para unificar criterios de evaluación en las cuatro asignaturas obligatorias, pero al final su aplicación se pospuso para 2021 por falta de tiempo para concretar tras el parón electoral.

“Queremos que el alumno demuestre lo que sabe, no lo que no ha dado. El modelo ha sido bien acogido por las comunidades autónomas y ahora toca ajustarlo con los equipos técnicos”, ha afirmado la ministra Celaá a la agencia Efe al término de la reunión. Celaá confía en que los alumnos tengan “unas semanas” para repasar los contenidos más importantes en el aula. “Las familias no deben preocuparse porque estamos trabajando para que ningún alumno pierda el curso por la pandemia”. A la ministra, que ha alabado al profesorado “que ha demostrado estar a la altura”, le preocupa localizar “a aquellos alumnos que, por circunstancias diversas, no se han entendido con el profesor, para proporcionar a ambos las herramientas necesarias para que puedan seguir estudiando».

Lo mismo, ha subrayado Celaá, ocurrirá en el caso de la formación profesional: “Se evaluará con los mismos principios, es decir se abrirá la opcionalidad”. La ministra ha reconocido que algunas ramas de FP no han tenido problemas porque trabajan telemáticamente, pero otros sí. El 70% de los títulos de estas enseñanzas están digitalizados

El primer paso para el aplazamiento de la Selectividad lo dio la Comunidad de Madrid después de que los seis rectores de sus universidades públicas decidieran ampliar en dos semanas su calendario académico. Este hecho obligaba al Gobierno regional a mover la prueba de acceso a la universidad porque las facultades no podían acoger físicamente a los bachilleres madrileños matriculados en el examen —34.000 el pasado junio— cuando están a pleno rendimiento con sus propias evaluaciones.

En la reunión se ha acordado, además, anular las pruebas de diagnóstico de 3º y 6º de primaria y 4º de secundaria que estableció la Lomce y que finalmente no penalizan al alumno -como pretendió el ministro José Ignacio Wert-, sino que sirven para radiografiar la calidad del sistema educativo español. “No hay ninguna condición para realizar estas pruebas y, por lo tanto, también en esto ha habido un acuerdo entre las 17 comunidades”.

La solución en otros países

En Italia, como en España, se ha optado por cambiar la fórmula de evaluación, aunque el Gobierno no ha desvelado aún cómo será. La ministra de Educación italiana, Lucia Azzolina, ha asegurado que se barajan diferentes opciones para que se mantenga “una prueba seria, correcta, con la que no se pierda la esencia de examen de Estado”. Pero siempre con una reválida “realista, que tenga en cuenta la parte del programa que no se haya podido completar”. La convocatoria está inicialmente fijada para el 17 y 18 de junio y participarán unos 500.000 candidatos. Lo único que está claro, por el momento, es que el curso escolar está a salvo y será válido. “En cuanto a la evaluación, los profesores tienen plena libertad para evaluar como crean conveniente, incluso en las plataformas”, ha señalado Azzolina.

El Sindicato de Estudiantes, el mayoritario en España, era partidario de que se entre a la universidad con la nota puesta por el centro educativo, pero esta decisión no la han contemplado en la reunión telemática. Es una medida polémica porque tradicionalmente los profesores de la pública acusan a los centros concertados y privados de hinchar las calificaciones para que sus estudiantes entren en las facultades más codiciadas. Sin embargo, va a ocurrir en Reino Unido. Allí se han suspendido los GCSE y los A-Level, unos exámenes concentrados en el último periodo de bachillerato. El Gobierno de Boris Johnson plantea sustituirlos por una calificación del profesor, basada en el trabajo del alumno durante el curso y sus resultados en los exámenes piloto que les habían ido haciendo. La decisión sería recurrible ante un consejo educativo.

En Países Bajos también la calificación se deja en manos de los docentes. El Gobierno ha cancelado la Selectividad en todo el arco educativo, desde la formación profesional a la secundaria preuniversitaria, que debía tener lugar entre el 7 y el 23 de mayo. En su lugar, la nota válida para acceder a la educación superior será la de los exámenes finales escolares. Hasta la fecha, la Selectividad contaba un 50% y los finales otro 50%. Educación ha pedido a los centros educativos que completen el ciclo de sus exámenes finales -que se efectúan en tres fases y en buena parte de los centros faltaba la última- para principios de junio. Se aconseja organizar las pruebas a distancia en la medida de lo posible, y los alumnos que aprueben obtendrán un diploma oficial, válido a escala internacional, según el Gobierno. Para los casos de suspenso, apelación y posible recuperación, habrá normas adicionales.

En Francia, los exámenes para acceder a las grandes escuelas nacionales (como la de ingenieros o la reputada Escuela de Altos Estudios Comerciales de París, la HEC) y al segundo año de la carrera de Medicina —momento en que se efectúa una selección— serán reprogramados para una fecha aún por concretar. En ningún caso sin embargo, tendrán lugar antes de “finales de mayo”, ha dicho el Ministerio de Educación. Además, y de forma “excepcional”, las pruebas escritas que se requieren para acceder a la “formación selectiva de primer ciclo” de la enseñanza superior de algunos campos —como los institutos de ciencias políticas o las escuelas de administración— han sido suspendidas. En su lugar, se hará una selección por expediente académico de los candidatos.

En China, país donde se inició la pandemia, nada se sabe. En junio los alumnos de grado 12, el último, deberían presentarse al temido gaokao, la selectividad china. El Gobierno no ha anunciado si aplazará el examen más numeroso del año —congrega a unos 10 millones de estudiantes— y uno de los más exigentes del mundo. En varias provincias del país los estudiantes han vuelto a las aulas y se espera que los de Pekín regresen en pocas semanas.