Malestar entre algunos socios europeos con España por la convocatoria de la macromanifestación del 8-M

A medida que el coronavirus se expande, sube de tono también el mensaje político. Ya nadie tiene como prioridad no caer en el alarmismo, ahora la amenaza es todo lo contrario, la complacencia y la falta de reacción. En ese sentido, fuentes comunitarias reconocen que España actuó durante este fin de semana pasada de manera opuesta a otros países europeos de nuestro entorno. Mientras Francia y Alemania prohibían las concentraciones de más de 1.000 personas ( en principio Francia las había limitado a 5.000 y endureció los requisitos), las autoridades españolas hicieron todo lo contrario e incluso animaron a la participación de las manifestaciones multitudinarias por el día de la mujer trabajadora el 8 de Marzo.

A pesar de esta contradicción, Bruselas no quiere hacer sangre ya que en los días anteriores, las autoridades comunitarias se limitaron a señalar que cada país era libre de aplicar su propio protocolo y se escudaban en la disparidad de las situaciones a la hora de no inmiscuirse en las medidas concretas de cada capital. Pero la propia Comisión Europea parece haber aprendido y en las últimas horas ha cambiado sustancialmente su mensaje. No tiene potestad para dictar medidas concretas a los Estados ya que las competencias siguen recayendo en las capitales , pero sí para alertar. Por eso, la comisara de Salud, Stella Kyriakides, ha pedido esta mañana a los Estados europeos que centren sus esfuerzos en “contener de manera agresiva la propagación del coronavirus, en especial en las zonas en donde los casos no son aún numerosos” ante una situación que cambia día a día, hora a hora, casi minuto a minuto. Actualmente no hay ningún país europeo libre del virus y Bruselas es consciente de la necesidad de no aplicar paños calientes ya que la prudencia no ha dado, hasta el momento, buenos resultados.

La impresión es que ha llegado la hora de la verdad, el momento de inflexión en el que no hay que escatimar esfuerzos ya que también en palabras de la Comisaria “los próximos días y semanas serán decisivos” y los ciudadanos deben seguir “al pie de la letra” las medidas propugnadas por las autoridades públicas, que no son dictadas “a la ligera”. Según reconoce el Ejecutivo comunitario, ahora la prioridad debe ser “ganar tiempo” con el objetivo de reducir posibles casos de contagio y ante el peligro de que hospitales y centros médicos queden colapsados.

Las instituciones europeas predican con el ejemplo. El propio presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, está trabajando hoy desde su casa en Bruselas ya que el pasado fin de semana estuvo en Italia, su país de origen. También se han cancelado las reuniones esta semana de los ministros de Comercio, Justicia e Interior y la próxima sesión plenaria del Parlamento Europeo prevista desde el 30 de marzo hasta el 2 de abril se celebrará en Bruselas ( al igual que la correspondiente a esta semana) y no en Estrasburgo, como es lo habitual.