La ‘guinda’ del plan del PP para España Suma: Inés Arrimadas, la portavoz

El PP ha pisado el freno en la operación ‘España Suma’ o ‘Mejor Unidos’, que es como prefiere llamarla de momento la líder de Ciudadanos, Inés ArrimadasPablo Casado ha puesto sordina a la operación y ha dado orden de «respetar los tiempos» de la formación naranja para no provocar y dar oxígeno a los escasos enemigos internos de Arrimadas. Génova no quiere que las ganas de absorber a Ciudadanos antes de las próximas citas electorales —País Vasco, Cataluña y Galicia— acaben por dar al traste con una operación que lleva fraguándose desde el descalabro de Cs el 10-N. Además de contactos entre pesos pesados de ambas formaciones, en reuniones en Génova 13 ya se ha lanzado una hoja de ruta que incluye como guinda ofrecer un puesto destacado a la propia Arrimadas si se acude a las próximas generales en alianza.

Los planes del PP pasan siempre «por el triunfo de Arrimadas en el congreso de Ciudadanos», insisten fuentes cualificadas de los populares. Por ello, han saltado las alarmas cuando en el seno del partido naranja ha empezado a verse como una «presión contraproducente para Inés» las prisas del PP por poner en marcha el experimento de ‘España Suma’. Así que Casado mandó parar: «Hay que esperar a que pase el congreso de Ciudadanos (mediados de marzo), para poder hablar con calma». Eso sí, Casado dejó claro en la entrevista del pasado lunes que el objetivo final de PP y Cs es «unir fuerzas con el objetivo a medio plazo de converger en una misma plataforma» en las próximas generales.

Desde final de año, y sobre todo en enero, se han producido reuniones discretas entre dirigentes regionales de los dos partidos. En Génova se ha deslizado ya la posibilidad de ofrecer a Arrimadas el ‘caramelo’ de un papel protagonista en el Grupo que llegase al Congreso en una alianza de PP y Ciudadanos tras las próximas generales. Fuentes populares presentes en esas reuniones aseguran que la «propuesta es, de momento, una oferta que se baraja para cuando la negociación esté avanzada y teniendo todo lo anterior (la fórmula con la que se acuda a las elecciones autonómicas previas) muy atado».

En el PP no se escapa que esa idea de convertir a Arrimadas incluso en portavoz de un grupo unido entre PP y Cs eliminaría, además, otro problema que ahora mismo se vive en el Grupo Popular: el papel de Cayetana Álvarez de Toledo. La actual portavoz popular es una apuesta personal de Casado, pero son conocidos sus roces públicos con parte de los populares vascos y catalanes y, con sordina, con varios de los principales dirigentes del partido que verían con buenos ojos un cambio en la portavocía.

En el PP insisten en que, de momento, es una idea que ya se ha lanzado en las reuniones habidas en Génova 13 para planificar la estrategia y ver cómo se convence a Ciudadanos de que «el centroderecha está en el PP» y que «debemos ir juntos no solo en Cataluña o País Vasco, sobre todo en unas generales» que pongan fin al Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos.

Casado no acaba de despegar

En los ‘trackings’ mensuales que maneja el PP, Pablo Casado no acaba de despegar. Ni con barba ni sin barba. «Supera por poco los 100 escaños en el mejor de los pronósticos», aseguran. Tampoco saben muy bien cómo hacer frente al fenómeno Vox. En el ámbito autonómico, se ha testado que los ataques al partido de Santiago Abascal no hacen mella en su intención de voto. Así que, hoy por hoy, la posibilidad de crecimiento de Casado pasa por atraer los 10 escaños de Ciudadanos e intentar motivar a parte del millón y medio de votantes naranjas que se quedaron en casa el 10-N. Y eso, sabiendo que muchos de ellos —y de los que votaron ese día a Ciudadanos— pueden acabar decepcionados por ese acercamiento al PP que, más bien, parece la antesala de la absorción.

En Ciudadanos se insiste en que el PP «tiene mucha prisa. Nosotros estamos en un proceso interno y tenemos nuestros tiempos«, avisa una fuente de la gestora. Primero, aseguran, hay que ver quién gana el congreso, luego, «ver cómo se fraguan las alianzas para las elecciones autonómicas. Sin acuerdo previo y firme para estas, no puede haber ningún otro tipo de acuerdo. Y siempre, además, respetando la marca Ciudadanos» en una posible alianza con los populares. Para los ‘naranjas’, si se llega a ese acuerdo en Cataluña —donde vienen de ganar en los últimos comicios— tendrá que haber «reciprocidad» en País Vasco y Galicia, por mucho que Alberto Núñez Feijóo se niegue.

Por todo ello —y porque quedan aún muchos nudos por desliar «en un terreno casi tan inexplorado en la oposición en España como el Gobierno de coalición», avisan fuentes del PP en el Congreso— la dirección nacional de los populares ha decidido echar el freno y rebajar la presión sobre Arrimadas. Esperar a que Ciudadanos «se aclare», Arrimadas gane el congreso y, a partir de entonces, elevar los actuales contactos y sentarse a hablar oficialmente de «programas y de candidatos».

En este sentido, Javier Maroto —vicesecretario de Organización y portavoz popular en el Senado— afirmaba esta semana que cada vez que los votantes del centro-derecha «votan separados, Sánchez se queda». «Por tanto, con el nombre de España Suma o cualquier otra propuesta, creemos que la unificación y la unidad de los votantes del centro y la derecha es la clave para cambiar las cosas en España». Y eso, bien vale un puesto para Arrimadas.