Casado coordinará a todos sus barones en un frente común contra Sánchez

Génova ha acogido con una distancia absoluta el anuncio del candidato socialista, Pedro Sánchez, de que el próximo lunes se reunirá con el jefe de la oposición, Pablo Casado, y con la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas. Tanta distancia como para circunscribir esa entrevista a un encuentro al que Casado acudirá sólo por “educación institucional”. No espera nada del mismo ni tampoco cambiará “ni una coma” de su discurso, o así lo anticipan fuentes de su entorno más próximo. Casado certificará lo que ya ha dicho y no intentará abrir puertas, como a la que llama Arrimadas, para plantear una alternativa al acuerdo con Podemos y con ERC, que dan por ya cerrado en la dirección popular. Es decir, que la “vía de los 221” a la que apela Arrimadas, sumar los escaños del PSOE, PP y formación naranja para sacar adelante una investidura sin ERC, y también sin Podemos, no será para Casado una base “realista” sobre la que abrir un diálogo. Casado no le planteará a Sánchez que rompa “sus acuerdos” ni tampoco le hará un llamamiento a explorar la vía constitucionalista, sino que a partir de dar por inamovible la elección de “socios” de Sánchez, se posicionará en la oposición.

“Casado irá a ver a Sánchez como siempre ha hecho, pero lo hará como líder de la oposición”, sentencian en la cúpula popular, después de que hayan realizado ya un primer análisis de los anuncios con los que solemnizó anoche Sánchez su nueva candidatura a la investidura como presidente del Gobierno, una vez terminada la ronda de consultas del Rey.

La valoración que hacen de esta convocatoria anunciada por Sánchez es muy dura. Entienden que es un “cortejo” para justificar su pacto con ERC, para utilizar a los partidos y hasta a los presidentes autonómicos, con los que también ha dicho Sánchez que hablará, “como coartada sobre una política de hechos consumados”. “Quieren engañar a todos, pero el engaño no tiene recorrido más allá de la investidura”.

El PP descarta negociar una posición común con Arrimadas ante las entrevistas que Sánchez ha anunciado con ellos para la próxima semana. No habrá acción concertada, y si Arrimadas quiere salirse del guión, que tiene la oportunidad de hacerlo con sus diez escaños si se los ofrece a Sánchez para salvar a España del acuerdo con el secesionismo, “tendrá que hacerlo sola”. Esto es lo único que puede desequilibrar el tablero político. Esto, o que entre en juego de una manera más activa la teoría del “cuanto peor, mejor” de Carles Pugidemont y del PdCAT.

Arrimadas ha ganado unas horas para seguir gestionando el debate sobre si debe salirse del carril y dar un golpe en la mesa con esa oferta de sus escaños, no condicionada a la ruptura con Podemos como viene haciendo hasta ahora, para que haya un Gobierno sin ERC. La suma da si en la ecuación sigue estando Pablo Iglesias. Y Casado sólo ve ante sí una oportunidad que no puede desaprovechar para marcar aún más el terreno en la oposición, sobre todo frente a Vox. Porque Arrimadas “ya no es rival”, tal y como explican en la dirección del PP.

Respecto a la “jugada” de convocar a los presidentes autonómicos, Casado quiere y necesita consensuar con los suyos, que en su mayoría gobiernan en coalición con Ciudadanos, una posición común. Y dentro de esos Gobiernos autonómicos también necesita de una posición común. Sin interferencias ni matices en lo que afecta a cuál debe ser la postura del PP frente a la investidura. Habrá conversaciones con ellos, anticipan en Génova. Y aún no hay fecha, pero también habrá, previsiblemente, una cumbre de dirigentes autonómicos del PP.

Tras las elecciones generales, en una primera respuesta sí surgieron voces que planteaban la necesidad de que el PP cogiese la iniciativa con una oferta de abstención condicionada o de gran acuerdo entre los dos principales partidos. El tiempo y los pasos dados por Sánchez han desactivado cualquier corriente alternativa. Y hoy Casado no tiene mayores problemas, ni siquiera con sus dirigentes autonómicos, para sostener su “NO”. Otra cosa es que hubiera cambios en el contexto político, dicho de otra manera, que se frustrara el acuerdo con ERC. Entonces sí habría una presión más complicada de manejar sobre Casado. Y si se rompiera el acuerdo con Podemos, “entonces no habría formar de mantener el NO”, reconocen en Génova, aunque ahora Casado ya haya dicho que Sánchez ha cruzado el Rubicón, lo que da a entender que incluso iría a terceras elecciones antes de dar ningún tipo de aliento al líder del PSOE. Pero son hipótesis que no entran todavía ni el grupo de escenarios posibles con los que trabajan en Génova.