ERC se abre a la abstención a Sánchez y JxCAT votará en contra por sus presos

Junts per Catalunya no facilitará la investidura de Pedro Sánchez. Votará en contra de su reelección como presidente del Gobierno. El partido del ‘expresident’ Carles Puigdemont no dará su abstención porque considera que el PSOE contribuye a la «vulneración de derechos» de sus diputados en prisión preventiva, Jordi SànchezJosep Rull y Jordi Turull. Pero la otra formación separatista catalana, ERC, sí se abre a la abstención, aunque con condiciones como seguir dialogando con el PSOE. Eso sí, no pone «líneas rojas» como la celebración de un referéndum de autodeterminación. Los votos de ERC pueden ser la clave de bóveda de la investidura del líder socialista. Los que la resuelvan… o no, porque las puertas de Unión del Pueblo Navarro o Coalición Canaria, la fórmula alternativa para que no dependa de los separatistas, están por ahora cerradas.

«En este momento no se dan las circunstancias para facilitar la investidura» de Sánchez, solemnizó la portavoz de JxCAT, Laura Borràs, al término de su reunión con la número dos del PSOE, Adriana Lastra. Ella era la primera en pasar este jueves por la sala Martínez Noval, en las dependencias del Grupo Socialista en el Congreso. Después le seguiría Gabriel Rufián, el jefe de ERC en la Cámara Baja. Con ambos concluyó la primera ronda de contactosemprendida por los de Sánchez para avanzar hacia la investidura, porque no habrá entrevistas ni con Bildu —que podría abstenerse— ni Vox.

Lastra pidió a JxCAT y a ERC que no «bloqueen» la reelección de Sánchez porque «no hay alternativa» posible. O sea, les demandó su abstención. Recordó que ese fue el mismo requerimiento que hizo el martes el presidente a Albert Rivera y Pablo Casado, y el que formuló ayer el secretario de Organización, José Luis Ábalos, a los grupos minoritarios. «La opción es voten a favor o se abstengan, pero que no voten en contra», explicó ella misma tras sus encuentros con Borràs y Rufián. Los españoles, argumentó, han votado cuatro veces —en generales, europeas, autonómicas y municipales—, y han hecho vencedor al PSOE, y la alternativa sería ir a unas nuevas elecciones, «que no quiere nadie«.

Así como JxCAT adelantó su no, ERC mostró otra actitud, la que había ya subrayado en campaña: «No venimos con intención de bloquear absolutamente nada. Venimos a defender los derechos civiles, sociales y nacionales del pueblo de Cataluña». Pero ese «no bloqueo no es un cheque en blanco a Pedro Sánchez«. Los republicanos quieren enfrente un «PSOE valiente», el de la moción de censura, el que no se «acobarda» por la foto de Colón y se levanta de la mesa de diálogo, el que muestra su faceta más de izquierdas y dialogante, y «no el de [Josep] Borrell[Emiliano García] Page o[Javier] Lambán«. Lo que demanda ERC es «diálogo» para resolver el «conflicto político», y no «togas y porras».

Los periodistas intentaron conocer el sentido del voto de los republicanos en la investidura de Sánchez. No lo lograron porque él no quiso definirlo. Pero sí dio pistas de que ERC se abre a la abstención, aunque será el producto de un camino. Por ejemplo, aseguró que es «irresponsable» hablar de ir a unas nuevas generales, porque sería un «error», ya que el líder socialista ganó inequívocamente las generales en toda España.

¿Y qué exige ERC? «No hay que hablar de líneas rojas, de condiciones sine qua non, hablamos de diálogo y negociación». «Venimos aquí a hacer política, somos cruciales para la gobernabilidad de este país. La pregunta más bien es qué hará el PSOE con ERC», respondió un Rufián con un tono deliberadamente poco guerrero. El partido de Oriol Junqueras advierte de que «lo que está en el gallinero del Congreso«, Vox, «es muy bestia» y «vienen a por todas». «Es positivo que dos fuerzas empiecen a hablar. Lo de hoy es positivo y no es tanta noticia. Diálogo, diálogo, diálogo y veremos«, insistió el diputado. Y con «el PSOE de Lastra es más fácil entenderse», añadió, reconociendo el talante de su interlocutora y oponiéndolo con el PSOE que entiende más escorado a la «derecha». Rufián señaló que no se abordó el tema del referéndum de autodeterminación, aunque en su formación esperan de los socialistas «contrapopuestas, y no amenazas ni insultos«. Pero no supeditó su potencial abstención a una consulta secesionista.

Rufián no quiso adelantar qué hara su partido porque «cada día pasan cosas». Cosas como, por ejemplo, la constitución de los ayuntamientos, en apenas 48 horas. Y aún sigue en el aire la alcaldía de Barcelona, que podría retener Ada Colau con los votos del PSC y de Manuel Valls, en lugar de pasar al candidato más votado, Ernest Maragall, de ERC. «Lo que pase el sábado es importante», dijo, para después matizarse: será importante, sí, pero PSOE y ERC tendrán que seguir hablando. También «conviene» que los republicanos conversen con sus socios en el Govern, JxCAT, y exploren la posibilidad de «consensuar» su sentido del voto, pero son dos grupos «autónomos» en Madrid. En definitiva, «sería imprudente hablar más allá del hoy», insistió. Al final, todo dependerá del contexto en el que se produzca la investidura, y la opinión que se vaya consolidando entre los grupos de ERC en el Congreso y en el Parlament, «lo que diga Ginebra», donde sigue huida la número dos, Marta Rovira, y lo que decida Junqueras. «Partido a partido».

JxCAT no piensa igual que ERC y su estrategia es distinta. «Nosotros estamos donde estábamos», señaló por su parte Borràs. Los neoconvergentes insisten en que, como hicieron ayer miércoles los presos en la última sesión del juicio en el Tribunal Supremo, hay un «conflicto político» ante el que el Estado «no puede hacer oídos sordos». Y «todo lo obtenido del PSOE» ha sido una «negativa permanente», que se ha traducido, en primer término, en una «vulneración de derechos» de sus tres parlamentarios presos y que han sido suspendidos por la Mesa del Congreso.

«Tres votos cautivos»

Un «recorte de derechos» que arrastra al resto de la representación de JxCAT en la Cámara Baja, pues al tener a tres de sus compañeros privados de sus cargos (también de su sueldo y de su cotización a la Seguridad Social), no cuentan para las comisiones ni para los cupos de iniciativas. Son «tres votos cautivos», dijo Borràs, que impide a JxCAT ejercer su labor tal y como han demandado los ciudadanos que les votaron. La portavoz independentista lamentó que su partido no pueda votar «en bloque» en contra con sus siete escaños debido a la suspensión de Sànchez, Rull y Turull. La parlamentaria señaló que ningún momento se habló «de condiciones concretas».

Borràs dejó claro, en todo caso, que JxCAT no está dispuesta a facilitar una investidura gratis en caso de que se levantara el apartamiento de sus compañeros. «Cheques en blanco ya los hemos concedido. Lo hicimos en la moción de censura«, recordó. Hace un año, el PDeCAT apoyó a Sánchez frente a Mariano Rajoy, aun con la oposición de Puigdemont, y fue gratis. Ahora las cosas han cambiado. Ambas portavoces se emplazaron a seguir hablando, aunque sin fijar ninguna cita para la próxima semana, como sí la habrá con otras formaciones predispuestas a apoyar a Sánchez.

Tampoco hay una cita fijada con ERC. Porque, según dijo Lastra, no hay «negociación» con ninguno de los dos grupos. «No hemos iniciado ninguna negociación porque no hay ninguna negociación en marcha. Lo que hay es diálogo porque es lo que nos toca a los portavoces y a los partidos. También seguiré hablando con todos los partidos, incluidos PP y Cs». La negociación, en cambio, sí está abierta con el PNV, Compromís o Unidas Podemos. Con el Partido Regionalista de Cantabria finalizó este jueves con la firma de su acuerdo.

¿Ministros de Podemos?

Lastra reconoció que los socialistas no quieren «hacer descansar la gobernabilidad de España en los partidos independentistas«, y por eso su partido ha pedido lo mismo a todos los grupos: que no bloqueen la investidura. De ahí que apelara, también este jueves, a la responsabilidad de populares y naranjas. La dirigente admitió que las sensaciones y el ‘feeling’ es distinto con ERC y JxCAT, porque son dos grupos «distintos» con orientación diferente. A republicanos y socialistas, siguió, les une la «agenda social«, y la prueba está en el último año: los primeros apoyaron la práctica totalidad de los reales decretos leyes emanados del Ejecutivo. El propio Rufián convino que con el PSOE desea hablar de cuestiones sociales y económicas, además de los «derechos nacionales» de Cataluña.

La portavoz indicó que no hay «ninguna fecha prevista» aún para la investidura. Primero habrá de concretarse ese «Gobierno de cooperación» con los morados. Ella rehusó pisar el terreno en el que ayer se metió Ábalos: si habrá o no ministros de Podemos. «Eso compete al presidente del Gobierno, es una decisión excllusiva suya», subrayó, recordando que el modelo valenciano —un Ejecutivo de coalición con Compromís y UP— no es aplicable porque socialistas y morados no suman mayoría absoluta en el Congreso. También lo dijo de manera coordinada la vicepresidenta, Carmen Calvo: «La fórmula valenciana se da en Valencia» y no se repite «en ningún sitio más».

ERC entiende que no es necesario un Gabinete con miembros del partido de Pablo Iglesias. Es más, en opinión de ERC, Podemos «no está legitimado para pedir ministerios», dado su bajón electoral (de 67 a 42 escaños) y porque Sánchez ganó de «manera inequívoca». «Vengo de la admiración de los inicios de Podemos y creo que tienen que hacer una reflexión interna. Sus resultados no dan tanto como para pedir ministerios«, aseguró Rufián, quien ve «irresponsable» hablar de repetir las generales, «y esto es una interpelación directa» a Iglesias.

Cerrada la ronda, Sánchez no tiene garantizada la investidura. En el mejor de los casos, podría sumar 173 votos a favor (los 123 de su partido, los 42 de Unidas Podemos, los seis del PNV y los dos que aportan el PRC y Compromís), y tiene 159 noes probables (66 del PP, 57 de Cs, 24 de Vox, cuatro de JxCAT, dos de Navarra Suma, dos de Coalición Canaria y cuatro de Bildu). Si los 14 diputados de ERC se sumaran al bloque del no, habría un empate a 173 escaños, y la reelección del líder socialista no prosperaría. En las cuentas falta por definir qué pasará con Junqueras —el Supremo ha de decidir si le autoriza a recoger su acta de eurodiputado, en cuyo caso dejaría un hueco en el Congreso y correría la lista—, y en cambio sí está claro qué harán Sànchez, Rull y Turull: Borràs ratificó de nuevo que no renunciarán a sus asientos en la Cámara Baja. De ahí que la abstención de ERC sea clave y necesaria para el PSOE.