Sánchez baja las aspiraciones de Iglesias: de Gobierno de coalición a “Gobierno de cooperación”

En el PSOE han intentado centrarse en “la voluntad de acuerdo entre la izquierda”, en lugar de en las diferencias que aún les separan y cuyo punto mollar es la fórmula de gobierno. Ambas partes han alumbrado de forma “innovadora” y “creativa” la calificación de “gobierno de cooperación” que les permite no ceder un ápice en sus aspiraciones.

Adriana Lastra ha comparecido tras la reunión de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias para dar cuenta del mismo, haciendo equilibrios para evitar negar el ejecutivo de coalición que defienden en Podemos. Sin embargo, en un punto de su declaración sí ha sido clarificadora. ”Un gobierno de cooperación es otra cosa”, ha respondido a las preguntas de los periodistas que le pedían concreción sobre si se trataba de una coalición.

Lastra ha evitado aceptar la inclusión de ministros de Podemos y se ha centrado en destacar el perfil “plural, integrador, incluyente, con distintas sensibilidades y referentes de distintos ámbitos”. Esto es, el ámbito de influencia de Podemos se limitará a la entrada de personalidades progresistas de reconocido prestigio. En Ferraz dicen estar “muy satisfechos” con la reunión y anticipan que las sucesivas serán más discretas y comandadas por el propio Sánchez. Los socialistas apelan a los “mimbres” que se han establecido en los últimos 12 meses, una experiencia y un entendimiento al que esperan dar continuidad.

Por su parte, Iglesias, en su comparecencia, ha asegurado que la reunión “ha ido bien” y ha discurrido con “buen tono”. Según la explicación del líder de Podemos, Sánchez le ha trasladado su intención de conformar ese “gobierno de cooperación”. Un cambio de nomenclatura respecto a la posibilidad de una “coalición” que, para Iglesias, no tiene trascendencia práctica. “Para nosotros el significado es el mismo, se le ponga el nombre que se quiera. Un significante no cambia una negociación de Gobierno”, ha reconocido.

De hecho, Iglesias ha mencionado varios sinónimos para este posible Ejecutivo: gobierno de cooperación, gobierno conjunto, gobierno plural y cogobierno. Lo importante, para Podemos, es que ese gabinete refleje “la proporcionalidad” de las formaciones que lo integren y que esté “sostenido por una base parlamentaria amplia”. Respecto a los nombres que puedan incorporarse a ese Ejecutivo, Iglesias ha destacado que “no ha habido ningún veto”, ya que, a su juicio, “la época de los vetos ha terminado. No concibo la posibilidad de que el PSOE vaya a vetar a nadie”.

Respecto al contenido programático de la reunión, Iglesias ha puesto en valor las coincidencias entre ambos partidos. “El programa del PSOE es un punto de partida interesante para negociar”, ha señalado Iglesias, tras reconocer que han hablado en torno a cuestiones como la reforma laboral, combatir la precariedad en el empleo y los cambios necesarios para lograr una mayor justicia fiscal. A partir de ahora, Iglesias ha precisado la voluntad de ambas formaciones de convocar nuevas “reuniones más discretas” que permitan ir “dando forma a un acuerdo que se pueda traducir en un gobierno progresista”. En todo caso, lo que el líder de Podemos ha querido rebajar es la amenaza de unos nuevos comicios generales: “La amenaza de repetición de elecciones del señor Ábalos no gustó a nadie, tampoco a los electores del PSOE. Y por ello hemos hablado de empezar a trabajar para conformar ese Gobierno”.

A las diez de la mañana comenzaba en el Congreso la «operación deshielo» entre ambos líderes tras más de dos semanas de incomunicación. Y después de 43 días sin reunirse personalmente. Han llegado puntuales a la cita y, al menos ante las cámaras, se han mostrado poco comunicativos entre ellos, sin poder ocultar cierta tensión, derivada de los desencuentros que, entre ambas formaciones, ha provocado la negativa de los socialistas a dar entrada a miembros de Podemos en el futuro Gobierno.

La reunión llega además sólo unas horas después de que el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, plantease la posibilidad de convocar nuevas elecciones tras el verano si Sánchez, con la propuesta de un Gobierno monocolor, no es investido en julio. Por su parte, el líder de Podemos ha acudido con la previsión de que esta cita constituya el primer hito de una negociación larga y difícil y, aunque no pondrá líneas rojas ni ultimátums, sí trasladará al presidente en funciones los límites de lo que él considera un acuerdo razonable para los cuatro próximos años y, por tanto, del escenario que permitiría a sus 42 diputados posicionarse a favor en la sesión de investidura. La propuesta será a dos niveles: programa con medidas concretas para desarrollar a lo largo de la legislatura y conformación de un Ejecutivo de coalición que garantice políticas de izquierdas. Si no se materializan ambos puntos, Iglesias no apoyará a Sánchez y le recomendará que busque la abstención de las formaciones de la derecha. Mantiene el órdago porque considera «inconcebible» que Sánchez pueda llegar a plantearse acudir al pleno de investidura sin los números ni los apoyos necesarios.

A día de hoy, lo que más aleja a Sánchez de Iglesias –más allá de los evidentes guiños del presidente a Albert Rivera, que contradicen de principio a fin el discurso electoral del PSOE– es la posible entrada de ministros morados en el Gobierno socialista. Descartados los «ministerios de Estado», Iglesias pone el foco en aquellos que permitan a Podemos desarrollar «políticas sociales» y tutelar de cerca su puesta en funcionamiento. Entre éstos, tal y como dejó ayer entrever en una entrevista en la televisión pública, estarían las carteras de Empleo y de Hacienda, desde las que combatir la temporalidad laboral y promover una mayor justicia fiscal. Desde el entorno del secretario general del partido morado precisan que los de Empleo y Hacienda son sólo «ejemplos» de por donde irán sus prioridades negociadoras. A éstas se podrían sumar otras carteras como la de Transición Ecológica. En la configuración de la eventual coalición, Iglesias apuesta por regirse por «la proporcionalidad» de los escaños que aportan PSOE y Podemos a la suma. «Se impondrá la racionalidad de las matemáticas», auguró ayer. Llevado ese cálculo al actual Consejo de Ministros de Sánchez, significaría que, de las 16 carteras, cuatro deberían ser moradas. Respecto a los posibles nombres que Podemos ponga sobre la mesa para incoporarlos al Gobierno, Iglesias pretende tener absoluta autonomía. Esto implica que no admitirá vetos por parte de Sánchez, que sus propuestas no serán –al menos no todas– de personas independientes sin vinculación con Podemos y que el propio Iglesias será, sin duda, uno de ellos. El líder morado calificó ayer incluso de «locura» la posibilidad de que él no forme parte de ese futuro gabinete de coalición: «Si alguien encabeza una lista para quitarse de en medio no debe ser nunca candidato», aseguró.