Ni el Rey Don Juan Carlos ni la Reina Doña Sofía son eméritos

Ni Don Juan Carlos ni Doña Sofía son Reyes eméritos. Es más, no existen los Reyes eméritos. Este término tiene tradición en el mundo académico y en el eclesiástico para referirse a personas jubiladas, pero no se aplica en la Monarquía. Sin embargo, desde que Don Juan Carlos abdicó muchos medios de comunicación empezaron a atribuirle erróneamente este adjetivo y, por extensión, también a Doña Sofía. Tan extendido está su uso que de cuando en cuando se cuela en las páginas de abc.es.

Este mismo lunes, una lectora de ABC, Ana María Martínez Arconada, de Burgos, enviaba una Carta al Director del periódico en la que advertía del error. La lectora ponía la Monarquía británica como ejemplo y preguntaba si «no sería mejor tratarles como Rey padre y Reina madre».

Lo cierto es que la expresión Reina madre también tiene una larga tradición en España. Así se llamaba, por ejemplo, a la Reina Isabel de Farnesio (1692-1766), madre de Carlos III; a la Reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (1806-78), madre de Isabel II y, más recientemente, a la Reina María Cristina de Austria (1858-1929), madre de Alfonso XIII.

En la historia de España ha habido varias Reinas viudas, pero muy pocos Reyes que hayan abdicado, por lo que ha sido muy excepcional que coincidieran dos Reyes -padre e hijo- en el tiempo. Por esta razón ha sido menos frecuente la expresión Rey padre, pero aun así en las crónicas antiguas también existen varias referencias, que aludían habitualmente al Rey fallecido. Por ejemplo, en tiempos de Carlos IV (1748-1819), se llamaba Rey padre al difunto Carlos III.

Con tanto precedente histórico llama la atención que, después de 1.600 años de Monarquía en estas tierras, se haya impuesto el término emérito para calificar a Don Juan Carlos y Doña Sofía, calificativo que ni es correcto ni gusta a los padres del Rey.

Pero ¿dónde está el origen de ese error? Como se recordará, un año antes de que Don Juan Carlos abdicara se produjo otra abdicación que sorprendió al mundo: el 11 de febrero de 2013 Benedicto XVI, que había sucedido a Juan Pablo II, decidió renunciar y, a partir de entonces, asumió el título de Papa emérito para distinguirse de su sucesor.

Tras el relevo en la Corona, el Palacio de La Zarzuela indicó que a partir de ese momento, el Rey, a secas, sería Don Felipe y la Reina, a secas, Doña Letizia, de manera que para referirse a los padres del Monarca lo correcto sería decir el «Rey Don Juan Carlos» y la «Reina Doña Sofía», unas expresiones demasiado largas para que las asumiera el lenguaje periodístico.

Muchos medios de comunicación, siempre en búsqueda de términos cortos que quepan en los titulares, decidieron trasladar la nomenclatura eclesiástica a la Monarquía y llamar eméritos a los Reyes, e ignoraron el término histórico y aún más corto, Reyes padres, que ofrecía la tradición.