Marc Márquez gana incluso cuando pierde

La recta de meta de Mugello es un disparate de los que no quedan. En la Fórmula 1, los muros de Mónaco; en MotoGP, la recta de Mugello. No hay más. Durante 1.141 metros los pilotos aceleran como si no existiera el peligro y cuando ya vuelan a más de 350 km/h, el asfalto se eleva y cae. Las sensaciones son únicas («La moto se te mueve y no sabes para dónde», describía Marc Márquez) y el resultado también: aquí siempre gana el más rápido. Más allá de las habilidades de cada piloto, en Mugello la potencia del motor es decisiva y, por eso, en el trazado es casi imposible derrotar a las Ducati. Hace dos años venció Andrea Dovizioso, el año pasado, Jorge Lorenzo y este, Danilo Petrucci para corroborar que, por mucho que evolucione la Honda en cuanto a velocidad punta, no hay moto más bruta que la Desmosedici.

Por todo eso Márquez también ganó ayer. Su segundo puesto por detrás de Petrucci no fue derrota, fue otro paso hacia su sexto título de MotoGP, otra conmoción para sus rivales. Si en Mugello no pierde, ¿dónde lo va a hacer? «Ya lo dije el viernes: aquí venía a defenderme y lo hice de la mejor manera posible. Al final incluso he intentado ganar, pero no he sido el más rápido. El objetivo, que era acabar por delante de Dovizioso, está cumplido», comentó más aliviado que exultante. En el trazado italiano, a sólo 80 kilómetros de la fábrica de Ducati en Bolonia, vivió en años pasados más desdichas que en cualquier otro lugar y su liderato en el Mundial estaba peligro. Al final, ocurrió lo contrario: lo amplió hasta los 12 puntos de ventaja sobre Dovizioso y ya se acercan trazados más favorables, Montmeló, Assen y sobre todo Sachsenring. Su éxito olvidó la gripe que arrastraba toda la semana y su espectáculo fue incluso agradecido por el público italiano siempre hostil.

Porque si la recta de meta de Mugello es un disparate de los que no quedan, ahí lo tenía que intentar Márquez, claro. En la última vuelta, apuró la frenada hasta los límites de la racionalidad, unificó dos adelantamientos en uno y recuperó el primer puesto. Hasta ese momento, el vigente campeón había visto como la carrera se le descontrolaba, había llegado a caer al quinto puesto y se había conformado con mantenerse detrás de las Ducati de Petrucci y Dovizioso. Pero en ese instante se precipitó sobre la victoria con uno de los movimientos del año. Los pilotos de Ducati entraron en pánico. No ganar en Mugello era un descalabro y por eso ambos se lanzaron sobre Márquez a la vez. Fue su error. La maniobra acabó con los tres en paralelo y, al final, el más prudente, Dovizioso, en medio, tuvo que ceder para no irse al suelo.