La Comida en el Campamento de Ánade

¡Caray! Como estimula el apetito el aire libre y la continua actividad. Si no, que se lo pregunten a los chicos y chicas del campamento, después de trotar toda la mañana de un lado para otro. Por eso, la comida es abundante, sabrosa y nutritiva. No voy a enumerar aquí las cantidades de proteínas, hidratos de carbono y calorías, pero no cabe duda que se consumen muchas energías en la vida campamental.

Además la “manduca” que dicen algunos, es…de rechúpate los dedos. No es cuento no. Es que María Jesús con la ayuda de Gala y los ayudantes de turno, saben lo que se guisan y cocinan fenomenal. ¡Mira que es difícil preparar pucheros para tanta boca hambrienta! -exclaman muchas madres cuando se acercan a “husmear” por la cocina- Pues no solo eso, sino que las cocineras ponen todo su empeño y sus dotes culinarias en preparar con cariño los menús.

Ya se que la comida no es el elemento más importante del Campamento. Pero si que se intenta, como todo lo que influye en el ambiente campamental, que esté acorde con el aire familiar que allí se respira. Que sean platos caseros, como si fueran para pocas personas, cuidando los detalles, a pesar de las grandes cantidades. Queremos huir del tópico campamental del “rancho”, de los grandes revoltijos de alimentos. Y ésto lleva un gran esfuerzo, que en su mayor parte recae sobre las cocineras. Así la paliza que supone preparar patatas fritas súper abundantes para casi 80 personas, o el cuidado de servir la ensalada con cada uno de sus componentes por separado, para que no resulte un amasijo pastoso dentro de un gran perolo. En fin, que María Jesús y Gala, con mucha libertad en su trabajo, se esmeran tanto por la calidad de la comida, como la forma, para que resulte muy agradable.

¡Claro!, siempre hay algún chaval que no puede ver tal pescado o “esa salsa tan rara” que acompaña la carne. Pero, ¡Oh virtud campamental!, pronto se acostumbran a comer de todo. En cambio, otros siempre están pidiendo el “reprís”, póngase como ejemplo algún ganso tragón.

María Jesús, acompañada por Gala, suben todas las mañanas de Aragüés del Puerto al Campamento y, empalmando un trabajo con otro, ya no paran hasta después de la cena. Su capacidad de trabajo es asombrosa. María Jesús atiende a las niñas y a las monitoras en las actividades al igual que Gala, que es todo alegría, simpatía y bondad.

Puede ver, en los primeros días al niño o la niña pequeña, que con la escusa de un dolor de tripas (frecuentemente añoranzas de mamá) que recurre a María Jesús o a Gala para que le prepare una manzanilla. Algunos no resisten la tentación de colarse en la cocina para probar las patatas fritas de María Jesús, con la consiguiente protesta de la cocinera, que acaba cediendo.

Como veis, María Jesús,no es unicamente la cocinera, sino también una amiga, un consuelo a tiempo, un detalle inesperado, un reniego saleroso,… una institución campamental.