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Afirma que que «en una sociedad marcada por décadas de represión y divisiones, eso fue un gesto político revolucionario»
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Don Felipe destaca ante Sánchez el impulso decisivo de Don Juan Carlos y la Corona en el camino hacia la democracia
El Rey ha defendido este viernes la forma de hacer política de la Transición y su vigencia en estos momentos, en los que se está haciendo todo lo contrario. Además, frente a quienes intentan arrebatar a Don Juan Carlos el papel que jugó entonces, el Monarca ha destacado el papel «decisivo» de su padre y la Corona en «el camino hacia la democracia».
Don Felipe ha hecho estas afirmaciones ante las altas autoridades del Estado, entre ellos el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, los expresidentes Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, y muchos de los protagonistas de la Transición, como Marcelino Oreja, Rodolfo Martín Villa, Jaime Lamo de Espinosa, José Manuel Otero Novas, Juan Antonio Ortega Díaz-Ambrona o Alfonso Guerra, durante el acto que se ha celebrado en el Palacio Real al cumplirse 50 años de la restauración de la Monarquía en España.
Una ceremonia en la que el Rey ha estado acompañado por las Reinas Doña Letizia y Doña Sofía -a la que ha impuesto el Toisón de Oro-, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía.
«En tiempos en los que el desacuerdo se expresa con crispación» el Rey ha reivindicado «la palabra frente al grito, el respeto frente al desprecio, la búsqueda del acuerdo frente a la imposición. La democracia no es solo sus formas y procedimientos, sino la búsqueda leal y conjunta de aquello que sirva mejor al bien común». El espíritu de la Transición, «el del entendimiento —ha dicho— sigue siendo la base más firme sobre la que seguir construyendo el futuro de España».
Don Felipe ha recordado que la Transición «no fue un proceso sencillo, ni espontáneo. Fue un proceso paulatino, incierto, con riesgos y abierto en sus resultados, en el que cada paso estuvo precedido por conversaciones, pactos y concesiones. Ese ejercicio de responsabilidad compartida —de conciencia sobre lo que había que evitar—, solo fue posible porque se sostuvo sobre una base firme: el respeto mutuo». Y ha añadido que «en una sociedad marcada por décadas de represión y divisiones, eso fue un gesto político revolucionario».
Defensa del papel de Don Juan Carlos
Aunque Don Juan Carlos no ha sido invitado a este acto, el padre del Rey ha estado muy presente en las palabras de Don Felipe, quien ha afirmado que «la firme voluntad de la Corona contribuyó decisivamente a abrir en nuestro país el camino hacia la democracia».
Tras recordar algunos mensajes del discurso de proclamación de Don Juan Carlos, el Rey ha defendido que «la Monarquía asumió entonces un papel claramente activo». Frente a quienes intentan negar el papel que Don Juan Carlos jugó entonces, el Rey ha añadido que «ese impulso inicial, esencial, hizo de la Institución el catalizador clave que permitió encauzar y orientar el proceso de transformación democrática».

Los Reyes, Doña Sofía, la Princesa de Asturias y la Infanta SofíaEFE
«La Monarquía fue, además, una institución vertebradora y garante de estabilidad», ha añadido el Rey. «Supo acompañar, con sentido de Estado y compromiso con el bien común, las transformaciones políticas y sociales que, impulsadas por la demanda ciudadana, permitieron instaurar un sistema democrático nuevo, con libertades reconocidas y pluralidad ideológica, con representación, participación y división de poderes; buscando respetar e integrar también nuestra diversidad histórica y territorial. Supo acompañar, en definitiva, un proyecto de país de todos y para todos».
Don Felipe también se ha referido a la generación de españoles que hizo posible la Transición: «Supo conciliar el deseo de cambio con el orden legal existente, encontrando en la reforma el camino hacia la democracia». «Lo que consiguieron no solo fue un logro jurídico y político, sino también cívico y moral: la demostración de que las grandes transformaciones nacionales pueden hacerse desde el acuerdo, la responsabilidad y la confianza mutua».
La Constitución, el mejor legado
«El mejor legado de aquella generación fue, y sigue siendo, la Constitución de 1978», ha afirmado el Rey. Una norma que «consagró nuestra Monarquía Parlamentaria y articuló un sistema democrático plural y estable. Con ella se consolidó la función institucional de la Corona en nuestra democracia. Fue una obra colectiva que permitió que España se reconociera a sí misma como una democracia europea».
El Rey ha reconocido que «la Transición no fue perfecta», pero ha advertido de que «valorarla solo por lo que omitió sería injusto. En las circunstancias del momento, se hizo lo correcto: se priorizó la reconciliación, la estabilidad y la creación de un marco común, tan necesario.
Las víctimas del terrorismo
Asimismo, ha añadido que «aún con sus imperfecciones», la Transición demostró que «creer en un horizonte compartido hace posible llegar a acuerdos de Estado; que la responsabilidad, el respeto, la concordia y el diálogo pueden transformar un país; y que, aun con el vil azote de la violencia terrorista y extremista, ese rumbo no iba a variar. Sus víctimas, caídos por nuestra democracia, por la libertad y el Estado de derecho, nunca deben estar ausentes de nuestra memoria colectiva».











