Argüello critica «las leyes de memoria» por estar «al servicio de los intereses políticos» del Gobierno

Ante el caso del obispo de Cádiz, insiste en la necesidad de «un equilibrio justo entre el derecho a la presunción de inocencia y el derecho a denunciar»

Había expectación en la sede de los obispos de la calle Añastro en la mañana de este martes. La apertura de una investigación al obispo de Cádiz y Ceuta, monseñor Rafael Zornoza sobrevolaba el ambiente, aunque el prelado finalmente no apareció en la inauguración de la 128ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Las cambiantes relaciones entre la Iglesia y el Estado, la visita que hicieron ayer al Papa León XIV en el Vaticano los obispos miembros de la Ejecutiva, el aniversario del fallecimiento del general Francisco Franco y el aún incipiente «reavivamiento» de la fe entre los jóvenes eran algunos de los temas que se comentaban en los pulidos pasillos de la sede de la CEE.

Su presidente y arzobispo de Valladolid, monseñor Luis Argüello, se basó durante su discurso inaugural en Simone Weil para referirse a la «purificación de la memoria» que, a su juicio, se encuentra «contaminada por los sesgos ideológicos de las leyes de memoria histórica y democrática que, justamente, quieren rehabilitar y honrar a víctimas de la dictadura y enterrar dignamente a quienes seguían en fosas y cunetas, pero son, principalmente, un instrumento de polarización ideológica al servicio de los intereses políticos del presente más que cauce para ahondar en la reconciliación que los años de la Transición lograron».

Presunción de inocencia y derecho a denunciar

No citó específicamente el caso de monseñor Zornoza, pero se refirió a «las tristes noticias que nos han llegado a lo largo de las últimas semanas acerca de denuncias sobre delitos sexuales cometidos contra menores de edad». «Nos conducen a todos a profundizar la renovación espiritual e intensificar el trabajo del Plan PRIVA que ya venimos realizando», subrayó el arzobispo de Valladolid. Monseñor Argüello subrayó que, «en este camino en el ejercicio de la justicia reparativa y equitativa, queremos alcanzar un equilibrio justo entre el derecho a la presunción de inocencia y el derecho a denunciar, en el fuero jurídico competente, las ofensas recibidas, ambos, derechos fundamentales que corresponden a todos».

El presidente de la CEE se refirió también en su discurso a «la inhumanidad del aborto» y recordó que, según «datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad, en 2024 se registraron 106.173 abortos y 322.034 nacimientos». «El crecimiento vegetativo es negativo en 114.937 personas», señaló. Monseñor Argüello citó a Peter Singer, «un filósofo prochoice mundialmente conocido, que tiene al menos la honestidad intelectual de reconocer que el embrión es un ser humano: ‘En este sentido, no existe duda de que, desde los primeros momentos de su existencia, un embrión concebido de un óvulo y un espermatozoide humano es un ser humano‘».

Atea y provida

En un discurso jalonado de citas y autores, el arzobispo de Valladolid trajo a colación «el testimonio de una activista atea provida, Kelsey Hazzard»: «Soy una mujer de 29 años, atea, con buena educación en instituciones laicas, y tiendo a tener posturas liberales en muchas cuestiones como el matrimonio homosexual y el cambio climático. También soy una militante provida comprometida que se esfuerza por hacer que el aborto sea impensable. La industria del aborto quiere hacerte creer que personas como yo no existen. Quieren hacerte creer que el movimiento provida está compuesto casi exclusivamente por hombres blancos mayores y por algunas señoras de iglesia con rosarios. Esta caracterización es insultante tanto para los jóvenes como para los menos jóvenes. […] No consideramos el aborto una cuestión de guerra cultural o religiosa, sino una cuestión de derechos humanos».

La opción provida, sin embargo, no puede limitarse al aborto, sino que debe tener en consideración también a los más desfavorecidos. «La preocupación por la pureza de la fe ha de ir unida a la preocupación por aportar, con una vida teologal integral, la respuesta de un testimonio eficaz de servicio al prójimo, y particularmente al pobre y al oprimido».