El nuevo responsable del Instituto Armado aplaude que Aragón es una de las comunidades «más seguras» y Azcón pide «menos agravios» en la Benemérita
En lo protocolario, con las condecoraciones, desfiles y sus varias interpretaciones del himno nacional, ha sido un acto como otros muchos de la patrona de la Guardia Civil. Pero las alocuciones, los discursos que siempre aburren al respetable, han despertado el mayor interés en los varios centenares de asistentes que este mediodía se han congregado en la plaza del Pilar de Zaragoza. En el caso del nuevo responsable del Instituto Armado en Aragón, el general Antonio Jesús Orantos, por presentarse ante la sociedad aragonesa al arribar hace apenas unas semanas a orillas del Ebro. En el caso de Jorge Azcón, el presidente de la comunidad, por su defensa del Estado de Derecho y su reconocimiento a la Guardia Civil en la lucha antiterrorista contra ETA. Y, entre ambos, dos matices que conciernen al Ministerio del Interior: ha reivindicado Orantos que Aragón es una de las comunidades «más seguras» y ha replicado Azcón que se les dote de «más medios» y «menos agravios».
«Es un día muy especial para mí por ser mi primer acto público, celebrado en la misma ciudad en la que ya hace 37 años daba los primeros pasos en mi vocación militar como cadete de la XLVIII promoción de la Academia General Militar«, ha proclamado Orantos en su primer discurso público. «Una parte importante de mi interior guarda gratos e inolvidables recuerdos de nuestro paso como cadetes por esta Basílica y nuestro paseos por esta plaza del Pilar y esta ciudad de Zaragoza, y de otros muchos lugares del territorio aragonés donde pude disfrutar, aprender y formarme. 37 años que han transcurrido con el perenne compromiso de mi juramento a la bandera», ha continuado.
Condecoraciones
Por este mismo compromiso, el de inquebrantable servicio a la sociedad española, se ha condecorado a varios agentes y otros civiles como el juez del Juzgado de Primera e Instrucción número 5 de Valdemoro, el jefe de protocolo del Gobierno de Aragón o el médico del helicóptero del 061. Y se ha reconocido a personas que a lo largo de su vida han colaborado de alguna forma con la Benemérita, entre ellos, la cartera del viejo acuartelamiento de la puerta del Carmen que se ha jubilado este año.
Ha sido antes de que Azcón trajera a la memoria de los presentes viejas batallas de la Guardia Civil, aquellos años de plomo en los que se bregó contra el terrorismo de ETA, que segó la vida de compañeros y civiles, al hablarse de los atentados de Sallent de Gállego o la Casa Cuartel de la avenida Cataluña. «Ya no vivimos bajo la sombra del miedo, los terroristas perdieron, pero sus herederos siguen demasiado presentes en la sociedad. El cálculo político les está sirviendo para blanquearles, es una ingonimia, el mayor de los desprecios a los familiares y amigos de quienes dieron la vida por la democracia», ha apuntado Azcón, quien también ha aprovechado para cargar contra la ley de amnistía y para reprochar los ataques a la labor de los jueces.
Luego ha venido el reconocimiento a los caídos, la entrega de la corona de flores y la última interpretación del himno nacional para que las diferentes unidades abandonaran su posición de formación. Algunos lo habrán hecho asintiendo ante la acuciante falta de guardias civiles en Aragón. Otros reivindicando los datos del ministerio que encabeza Grande-Marlaska. Porque cada uno ha barrido para su casa. Y la legitimidad de sus proclamas la tendrá quien más apoyo reciba mientras escoba su espacio.