Con su elección como León XIV, se abre una nueva etapa en la iglesia católica que acaba de despedir al Papa Francisco
La Iglesia católica ha anunciado este jueves 8 de mayo la elección de un nuevo pontífice tras la esperada fumata blanca en el Vaticano. El elegido es Robert Francis Prevost, un cardenal estadounidense de 69 años que ha adoptado el nombre de León XIV, convirtiéndose en el primer Papa de origen estadounidense en la historia de la institución. Su perfil, según las primeras informaciones, es el de un líder conciliador, de carácter moderado, con un estilo pastoral que busca tender puentes entre las distintas corrientes que conviven dentro de la Iglesia. También ha sido de los pocos que han dejado entrever su emoción en su primer discurso por haber sido nombrado Pontífice, con la voz temblorosa y ojos llorosos al saludar a los fieles de la plaza de San Pedro.
Prevost, nacido en Chicago en 1955, tiene raíces multiculturales: franco-italianas por parte de padre y españolas por parte de los antecesores de su madre. Su formación académica es tan diversa como sólida. Se licenció en Ciencias Matemáticas y más tarde se especializó en Filosofía y Teología, esta última en su ciudad natal, donde también obtuvo una mención en misión intercultural. Fue ordenado sacerdote a los 26 años y poco después comenzó una larga trayectoria como misionero en Perú, país en el que dejó una profunda huella tanto pastoral como académica. Según ha comentado el periodista Antonio Pelayo en Antena 3, Prevost estuvo jugando al tenis en Roma antes de ingresar en la residencia de Santa Marta para celebrar el cónclave, del que no sabía que saldría elegido.
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Durante su tiempo en Perú, trabajó en comunidades de Trujillo, Chulucanas, Iquitos y Apurímac, colaborando estrechamente con los agustinianos y ejerciendo también funciones docentes. Su labor social, especialmente enfocada en los más pobres y marginados, le valió el reconocimiento del entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, con quien compartía una visión pastoral centrada en los migrantes y los desfavorecidos, además de una fuerte preocupación por el cambio climático.
En 2014, el Papa Francisco lo nombró obispo de la diócesis de Chiclayo, en Perú. Más recientemente, en enero de este año, fue designado por el propio Francisco como prefecto de la Congregación para los Obispos, uno de los cargos más influyentes dentro de la estructura vaticana, encargado de supervisar y proponer nombramientos episcopales en todo el mundo.
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Además de su perfil espiritual y académico, destaca por su dominio de varios idiomas: inglés, español, italiano, francés y portugués, además de tener conocimientos de latín y alemán, una cualidad que se considera especialmente valiosa para el liderazgo global que requiere el papado.
Con su elección como León XIV, se abre una nueva etapa en la Iglesia católica, con un pontífice que encarna una combinación de raíces americanas, sensibilidad latinoamericana y experiencia misionera, y que llega con la expectativa de ofrecer continuidad al legado reformista de su predecesor, pero con su propio estilo pastoral y mirada global.