Toman la palabra al inicio del almuerzo para un brindis fuera de protocolo: «Por nuestra madre y nuestro padre, por nuestros Reyes»
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Uno de los momentos más emotivos de los que se vivieron esta mañana en el Palacio Real lo protagonizaron la Princesa Leonor y la Infanta Sofía. Ocurrió tras el brindis de Felipe VI en el comedor de gala, después de que el Rey alabase de nuevo el trabajo de sus 19 «queridos condecorados», ciudadanos anónimos que previamente habían recibido las medallas de la Orden al Mérito Civil. «Vuestra conducta nos transmite la confianza para seguir trabajando por nuestro país, por nuestra Nación, por España», les dijo Don Felipe.
El Rey y la Reina, sentados en el centro de la mesa, presidían el almuerzo. Y la Princesa Leonor y la Infanta Sofía lo hacían desde los extremos. Cuando Don Felipe terminó de hablar y se produjo el brindis, las cámaras enfocaron a su hija menor, que se había levantado y se dirigía al centro de la sala, frente a su padre. Por el otro extremo, la Princesa de Asturias también se había levantado y se dirigía hacia su hermana. Llevaba consigo el teléfono móvil.
Que las dos se hubieran levantado, generó cierto desconcierto entre los Reyes, autoridades y condecorados. Ninguno entendía qué estaban haciendo. Mientras tanto, ellas se reían e incluso la Infanta Sofía -en un gesto a medio camino entre timidez, arrojo y travesura por saltarse el protocolo- se llevó la mano a la cara para taparse la boca.
Cuando las hermanas se juntaron por fin, todo cobró sentido, porque lo hicieron a la misma altura del salón donde había un micrófono con pie, que los encargados de protocolo ubicaron con rapidez en cuanto el Rey había terminado de hablar. Don Felipe contemplaba atónito la escena. Sus hijas tomaban la palabra, para sorpresa de los Reyes y el resto de invitados al almuerzo:
«Mamá, papá, Majestades. Perdón por colarnos pero nosotras también tenemos algo que decir hoy», comenzó a decir la Princesa Leonor, quien le pasó corriendo su teléfono móvil a la Infanta Sofía. Lo tenían en posición horizontal, para poder leer mejor la sorpresa que habían preparado a sus padres.
La Infanta Sofía se dirigió a las autoridades y condecorados para hablar en su nombre, el de su hermana y también en el de sus padres: «Gracias por acompañarnos para recordar que en estos diez años hemos aprendido lo que significa el compromiso que los cuatro tenemos con todos los españoles».
Caras de sorpresa
Después tomó la palabra la Princesa de Asturias, quien pidió a todos que alzasen sus copas de nuevo. «Ahora me gustaría que se unieran en un brindis por nuestra madre y nuestro padre, por nuestros Reyes, porque desde que nacimos nos han enseñado el valor de esta institución, de la Corona, su utilidad para nuestra sociedad y su propósito de servir a todos. Mamá, papá, gracias», concluyó la Princesa Leonor.
Los aplausos a la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía interrumpieron en dos ocasiones el brindis, después de la intervención de cada una de ellas.
Los comensales alabaron su espontaneidad y el Rey se emocionó al escuchar la sinceridad de las palabras de sus hijas y contemplar la naturalidad y espontaneidad con la que ambas se dirigieron a todos los invitados.
La frescura de las dos jóvenes herederas proyectó también el inicio de una nueva década en el reinado de Felipe VI, en la que sus hijas seguirán ganando protagonismo institucional conforme vayan pasando los años y su padre les vaya asignando funciones en la Corona. Unas funciones que contribuirán a dar más cercanía a la institución.