Con motivo del Día del Bienestar Mental para Adolescentes (2 de marzo), varias expertas explican cómo la familia es clave en el buen desarrollo de los hijos
Adolescentes y salud mental: «Se ‘psiquiatrizan’ casos para tratar sufrimientos normales de la vida»
Quien tiene hijos adolescentes sabe muy bien los cambios que supone esta etapa dentro de la relación familiar. En muchos casos supone una verdadera revolución en el hogar porque cuando cumplen 10 años, y hasta los 19 aproximadamente, comienzan a buscar su propia identidad personal, lo que rompe los esquemas de los progenitores. En muchas ocasiones se produce un gran distanciamiento y choque de versiones en los momentos en que hay un cruce de palabras. Y esto es así cuando no se ha cuidado la comunicación desde que los niños son pequeños.
Es una etapa en la que los hijos se sienten más cómodos en su propio espacio y cierran la puerta de su casa buscando su identidad. Además, tal y como señalan algunos estudios como el de la Organización de Consumidores y Usuarios, pasan a estas edades un promedio de cuatro horas al día en Internet. Las redes sociales y los grupos de WhatsApp les absorben de tal manera que influyen en gran medida en sus estilos de vida, en las comparaciones insatisfacciones e imitaciones de conductas inadecuadas, lo que les puede provocar cierto desequilibrio emocional.
Según apunta a ABC Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen, las discusiones, rutinas inestables, invalidación emocional y falta de afecto «son los elementos más desestabilizadores del equilibro familiar si no se han trabajado en la infancia las relaciones con respeto y confianza».
Asegura que si no se ha mantenido una buena comunicación con los hijos, todavía se está a tiempo de recuperarla en la adolescencia, pero «se requerirá de un mayor esfuerzo por parte de los adultos, dado que el canal de comunicación no se ha trabajado previamente, y la distancia propia de la adolescencia se puede acentuar. Requerirá de los padres un cambio de enfoque así como paciencia para respetar los tiempos de adaptación a los adolescentes».
Para afrontar ese acercamiento cuando el adolescente cierra cada día la puerta de su habitación y al abrirla no aparta sus ojos de la pantalla del móvil, Pilar Conde aconseja que los padres se interesen por los hobbies que tiene su hijo, pasar tiempo y hablar compartiendo actividades que le guste como ver a un youtuber, jugar a la play… También recomienda hacerle partícipe de temas de ‘adultos’, para que exprese su opinión y sienta que se le tiene en cuenta. «Cuando necesite algo de nosotros es muy conveniente establecer una escucha activa, negociar, tener en cuenta sus aportaciones y establecer normas negociadas con él respecto a unos mínimos. Hay que evitar la línea unidireccional de diálogo, escucharlos y tener un cuenta sus opiniones, pero mantenerse firmes en cuestiones innegociables. En este último punto el objetivo es arrancar al adolescente un compromiso de cambio, tratando de evitar las imposiciones».
Recuerda que, en general, «la adaptación de la paternidad de niños a paternidad de adolescentes requiere de un cambio de enfoque, dado que lo que servía en la infancia ya no sirve en la adolescencia. Los recursos personales de gestión se van aprendiendo en base a dichas experiencias. Es importante estar abierto a ese cambio y en el caso de ver que la relación no es saludable, recomiendo pedir asesoramiento psicológico, dado que el cambio de gestión por parte de los padres genera impacto en los hijos. El desequilibrio emocional tiene un gran impacto en ambos dado que tener un contexto familiar saludable es un factor de protección para el desarrollo de la identidad personal en el adolescente. Los padres, por otro lado, son sufridores por la preocupación que les genera los conflictos así como la preocupación por el impacto a medio y largo plazo en la vida de su hijo. También por el malestar que provoca las situaciones de conflicto».
En cualquier caso, advierte la necesidad de no olvidar los siguientes consejos:
1. Dialogar con los hijos, dejándoles hablar, practicando la escucha activa.
2. Invitarles a que expresen sus opiniones.
3. Potenciar diversas actividades de ocio, con la familia, individuales o con amigos, para que puedan nutrirse de sus beneficios y para que tengan diversos grupos de amistades.
4. Respetar su espacio y su tiempo individuales.
5. Negociar el tiempo y el lugar para el uso del teléfono y dispositivos móviles.
Del mismo modo, Ester Ricós, coordinadora de la unidad de salud mental del adolescente de Ita, puntualiza que «la adolescencia ha existido siempre, pero estamos detectando que tienen más dificultades para afrontar y gestionar a nivel emocional todos los acontecimientos vitales a los que se ven inmersos».
Pilar Espallargas, directora de este mismo centro, facilita igualmente cinco consejos para cuidar la salud mental y emocional de los más jóvenes:
1. Tiempo en familia: La convivencia familiar es de vital importancia en la adolescencia. Al mismo tiempo que se les tiene que dejar espacio personal para ellos mismos, hay que estar presentes también en sus vidas. La comunicación entre padres e hijos y el tiempo que se invierte en actividades familiares ayuda a los adolescentes a saber que pueden contar con sus padres, que son personas de referencia para poder ayudarles en sus inquietudes, preocupaciones y problemas.
2. Limites y libertad: Los adultos han de intentar encontrar un equilibrio entre el permiso y el control hacia el adolescente. Es habitual en esta etapa del desarrollo mostrar oposición hacia las figuras de autoridad, ya que los adolescentes están buscando su propia identidad. Por ello, que tengan unos límites claros y concisos, al mismo tiempo que permitirles ir descubriendo quiénes son por ellos mismos, es una de las cosas que va a contribuir a que se desarrollen de forma adaptativa y puede prevenir la aparición de conductas peligrosas o detectar rápidamente la aparición de algún problema.
3. Horario, rutinas y hábitos saludables: Los horarios y rutinas son esenciales para que los adolescentes aprendan límites, a organizarse y planificarse. Además, mantener estos horarios y rutinas, tanto de alimentación saludable, como de descanso, como de higiene, actividad física y deporte, tareas domésticas, tiempo de ocio y tiempo de estudio, asegura poder tener a largo plazo un estilo de vida saludable, prevenir problemas de salud física, tener un buen rendimiento académico y mejor humor, ya que tiene efectos beneficiosos en la estabilidad emocional de las personas.
4. Amistad: La amistad es un pilar fundamental en la etapa de la adolescencia, los adolescentes van a comenzar a preferir pasar más tiempo con sus amigos que con su familia. Es por ello por lo que los adultos tienen que involucrarse activamente en esta área tan importante para los adolescentes, mostrando interés, de este modo se podrá detectar más rápidamente cualquier señal de alarma, ya que ellos tendrán más confianza para poder explicar cualquier conflicto a nivel social que puedan tener. También podemos tener un papel primordial en la conformación y ampliación de su red social, promoviendo activamente la búsqueda de amistades desde actividades organizadas y aficiones que muestra el adolescente.
5. Tecnologías: Es importante poder educar a los niños y adolescentes en el uso responsable de las tecnologías. El tiempo de uso y el conocimiento para poder utilizarlas sin riesgos es imprescindible para prevenir problemas a todos los niveles en ellos y que puedan beneficiarse de las ventajas de su uso. Es esencial que los adultos den ejemplo a los adolescentes con el uso que hacen ellos mismos de las tecnologías. Además, se deben acordar unas normas para su uso y de esta manera poder supervisar la actividad digital de los adolescentes sin necesidad de espiarles dándoles la confianza necesaria para que puedan expresar sus inquietudes.