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Sánchez viaja por sorpresa mañana a Marruecos a punto de cumplirse dos años del giro en el Sáhara

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez realiza este miércoles un viaje oficial a Marruecos a punto de cumplirse dos años del giro copernicano en el litigio del Sáhara Occidental, ha anunciado este martes Moncloa.

El periplo no estaba en la agenda del Gobierno para esta semana. Sánchez estará acompañado del ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares. «Marruecos es un país vecino, amigo y socio estratégico de España en todos los ámbitos. Esta visita que se realiza al inicio de esta nueva legislatura, subraya los profundos lazos que unen a ambos países», señala la Secretaria de Estado de Comunicación en un breve comunicado.

La visita a Rabat se produce apenas una semana después de que Albares tuviera que cancelar su viaje a Argel, el que debía escenificar la reanudación de las relaciones bilaterales tras la crisis provocada por el cambio de posición en el Sáhara. El socialista anunció la suspensión apenas doce horas antes de emprender viaje atribuyéndolo a problemas de «la agenda argelina».

En marzo de 2022 la Casa Real marroquí filtró una carta enviada por Pedro Sánchez a Mohamed VI en la que «España considera que la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo», alineándose con las tesis del régimen alauí y quebrando 47 años de neutralidad activa. Desde entonces, el PSOE ha defendido en solitario en el Congreso de los Diputados un cambio de posición que no comparte sus sucesivos socios de coalición, primero Unidas Podemos y ahora Sumar.

Las aduanas de Ceuta y Melilla, sin abrir

Moncloa sigue defendiendo el cambio de posición y las bondades de una nueva etapa en las relaciones con Marruecos que consideran poco menos que idílica. Sin embargo, a pesar de las concesiones del Ejecutivo español, Marruecos mantiene cerrada la aduana de Melilla y tampoco ha avanzado en la creación de la de Ceuta.

La nueva hoja de ruta de las relaciones hispano-marroquíes tenía como principal objetivo garantizar la seguridad y evitar la asfixia económica que sufren las ciudades autónomas, especialmente alarmante desde la crisis sanitaria del Covid-19. En la declaración conjunta que selló la reunión de Sánchez con Mohamed VI en Rabat el 7 de abril de 2022, ambos países se comprometían a trabajar por “la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías” así como el restablecimiento “de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo”.

A punto de cumplirse dos años del cambio de posición, Marruecos no ha torcido el brazo para la recuperación de la normalidad aduanera en Melilla y la creación de una aduana en Ceuta. El comercio de ambas ciudades autónomas siguen siendo asfixiado por Rabat a pesar de haberse cobrado el trofeo de la ruptura de 47 años de neutralidad activa del Gobierno español en el contencioso del Sáhara. Tampoco han cesado desde el lado marroquí las reivindicaciones por parte de altos funcionarios de su soberanía sobre Ceuta y Melilla, que consideran “presidios” dignos de ser liberados.