El centro, el falso centro y Teruel Existe

El PAR y Ciudadanos pelean no solo por ser determinantes en la composición del Gobierno sino por la supervivencia de su espacio. El ganador de su batalla puede estar fuera

Hay incongruencias tales como que el PSOE y el PP presumen hoy en día repetidamente de sus dotes de formación de centro y moderada pero los dos estarán obligados a gobernar con los polos a la vuelta de las elecciones autonómicas del 28 de mayo en Aragón. En el Partido Popular ni se despeinan al hablar de alcanzar una posible mayoría con Vox, otrora el anticristo al que nadie quería rozar. No le quedará esta vez más remedio a Jorge Azcón, que, una vez volatilizado el espectro central de la política aragonesa, es bien posible que necesite de la ayuda extra de otra formación. ¿De cuál? De Teruel Existe, por descarte. Y así se rumió durante días. Pero la posibilidad de que se viera al partido de Tomás Guitarte alineado de alguna manera con la ultraderecha, aunque no fuese de manera directa, obligó al líder a dar un portazo. Vía vídeo y comunicado, prometió no pactar con el diablo después de haber asomado la pata en una entrevista con este diario.

Su futuro quedó así ineludiblemente inclinado a la izquierda, lo que por un lado reducirá su margen de maniobra y, por otro, obliga al PP a alcanzar la excelencia en cuanto a cifras. Necesita los mejores números que le dan las encuestas (27 diputados como mínimo), y los mejores de Vox (7). Si se saca a Aragón Existe de la ecuación, solo le quedaría una opción. Efectivamente, está en el centro, sobre todo el PAR, que ha acusado repetidamente a Azcón de descuartizar el partido aragonesista en beneficio propio. Pero hoy en día es la única formación de ese arco central que aspira a estar en las Cortes de Aragón. Llegaría a un diputado como mucho, no le dan más en ningún sondeo. Pero quizá ese escaño sea el que necesite el PP… o el PSOE.

A eso ha quedado reducida la importancia del Partido Aragonés, que se partió en tres después de su guerra interna. En lo mismo, en un tercio, podría quedar su representación parlamentaria. Ya lo advirtieron a su lado cuando se adivinaban las elecciones en el horizonte. «Igual se acaban presentando a las elecciones dos cojos (Cs y PAR) cuando nos vendría mejor que fuese solo uno pero caminase medio bien», confesó un diputado liberal hace tres meses, cuando la guerra interna atronaba. Quedan barros de aquellos polvos. Este lunes, sin ir más lejos, le ha atizado duro Pérez Calvo, candidato al Ayuntamiento de Zaragoza, a Sara Fernández, que en su día perteneció a su núcleo duro y hoy vuela con las gaviotas. Le recordó que suspiraba con gobernar en el ayuntamiento con el PSOE, que ya había estado antes en el PAR «y ahora en el PP». «Echenique no debe desesperar», remataba irónicamente.

Tomás Guitarte, en el acto de Teruel Existe en Alcañiz, este lunes

Tomás Guitarte, en el acto de Teruel Existe en Alcañiz, este lunes

Se quedó corto el naranja en la premonición. Su partido saltó por los aires hasta quedar escuálido, tanto que tuvo que recurrir a uno de los fragmentos del PAR, esa última escisión venida a llamar Tú Aragón y que ha necesitado para cubrir territorio. «Todo lo que sea sumar será bueno», anunciaban a ambos lados desde hace meses. Pero la adición es insuficiente, sobre todo para el lado ciudadano, que a duras penas llegaría al 2% tras una caída estrepitosa pese a ser esperada. De los 110.517 votos que acumuló en 2023, en un cálculo informal se quedaría aproximadamente en 13.000. Tampoco le va bien al PAR, aunque el bofetón sea incomparable. Con la proyección actual superaría, grosso modo, los 15.000 electores, un poco menos de la mitad que hace cuatro años (33.497).

En cualquier caso, no hace falta tener cálculos exactos para entender que las formaciones de centro perderán más de cien mil votos en las elecciones autonómicas el 28 de mayo. Contra eso luchan Cs y PAR desde puntos de vistas cercanos pero ni mucho menos exactos.

Alberto Izquierdo, con parte de su equipo del PAR

Alberto Izquierdo, con parte de su equipo del PAR

Más aún, luchan por la supervivencia del centro político. Sobre todo el PAR, el centro aragonés, el aragonesismo que «solo ha tenido y tiene actualmente una formación política con este ideario», explica Alberto Izquierdo, su líder tras la moción de censura a Arturo Aliaga hace tres meses. «Todas las demás opciones, las que pretendieron apropiarse del centro aragonés y aragonesista, eran o quieren ser imitaciones, con otros objetivos».

En el PAR alardean de que su centro, el aragonés, «ha sido la piedra angular sobre la que se ha podido construir estas cuatro décadas de avance hacia el desarrollo y bienestar en Aragón, porque ha sido la pieza clave de la estabilidad y de la moderación del Gobierno de Aragón», aducen en una reflexión que a veces ha compartido incluso el presidente de la comunidad, Javier Lambán, en lo referente a la mesura y el equilibrio.

En el valor que tiene «el pacto y la palabra dada» en el pasado ve el líder del PAR el futuro, apoyado también «en el fracaso total de los nuevos partidos de centro, o mejor dicho el nuevo partido que, venía, supuestamente, a cambiar la política», sin olvidar que el orgullo aragonés se ve amenazado «por la recentralización o las promesas a otros territorios –léase aquí trasvase o trato diferenciado–» que se entienden directamente como una desconsideración.

La tierra «de pactos y consensos»

Quizá a duras penas, pero el PAR hoy resiste a su división y a la estrategia de otros «de autodenominarse» centristas y aragonesistas, algo que Izquierdo lo ve «como una pose» interesada del PP y el PSOE. «El bipartidismo suele mecerse a un lado u otro en función de las tendencias sociales y esta vez son conscientes de la relevancia de ese espacio», afirma el líder aragonesista, seguro de que «el Partido Aragonés será la sorpresa el 28 de mayo, será determinante y positivo para Aragón».

Carlos Ortas, presidente de Cs, recuerda la condición de Aragón no solo como tierra «de pactos y consensos», sino que ha contado «con partidos que han evitado que las políticas extremistas se hayan instalado» en la comunidad. Y coincide con el PAR en aquello de que hay fuerzas «que dicen ser de centro pero solo lo hacen por interés electoral».

Cs exhibe su óptica liberal, su compromiso con una rebaja fiscal y esas clases medias que siempre han sido su mascarón de proa pero hoy parecen haberle abandonado camino del PP, «del partido conservador por excelencia que se autodenomina de centro cuando ha demostrado desde hace años que no lo es».

Si el PAR no se olvida de señalar las debilidades de Cs, los naranjas tampoco evitan atizar a su enemigo más directo, «un partido fragmentado» sobre el que recuerda que mantiene un proceso judicial abierto –por aquel pucherazo juzgado en las elecciones internas de octubre de 2021–. «No me cabe duda de que los ciudadanos saben distinguir cuándo un partido da codazos para intentar hacerse hueco y cuándo realmente lo tiene ya debido a sus propuestas políticas», concluye Carlos Ortas.

Quizá con esta última reflexión da para estimar el precio que pueden pagar todos por la fragmentación, por las batallas internas que han dejado el centro aragonés sin una propuesta potente. Tanto es así que, volviendo al principio, emerge otra vez Teruel Existeel partido que hoy es capaz de recoger votos de la insatisfacción de los distintos espectros.