“Genio e ingenio. Estos son los dos ejes del lucimiento discreto. La naturaleza los alterna y el arte lo realza. Es el hombre aquel célebre micro cosmos y el alma su firmamento. Hermanados el genio y el ingenio, en verificación de adlante y de alcides, aseguran el brillar por lo dichoso y lo lúcido a todo el resto de prendas. El uno sin el otro fue en muchos felicidad a media acusando la envidia o el descuido de la suerte”. Con este pequeño fragmento de «El Discreto», el Salón de Recepciones del Ayuntamiento acogía, como si de una máquina del tiempo se tratase, el legado del célebre Baltasar Gracián.
Como cada año la Red de Bibliotecas Municipales de Zaragoza y el Patronato Municipal de Educación y Bibliotecas celebran el Día del Libro con una Lectura Pública en el Ayuntamiento. La figura protagonista este año ha sido el humanista Baltasar Gracián. Por el atril han pasado a leer un fragmento de este artista aragonés concejales, representantes del mundo de la la cultura y la vida municipal, personal docente y todos aquellos amantes de la literatura que no han querido perderse una cita tan especial.
La encargada de inaugurar la lectura ha sido la concejal de educación, Paloma Espinosa, que citando al protagonista de la jornada, “lo bueno, si breve, dos veces bueno”, comenzaba su discurso. “Con esta lectura pública pretendemos rendir homenajea a los libros y sus autores. Esta vez hemos elegido al gran humanista Baltasar Gracián porque la modernidad de su obra sigue vigente, por ejemplo, dentro del fenómeno de la micro literatura que inunda las redes sociales y que él dominaba con sus aforismos”, añadía la concejal.
La lectura de los textos ha cogido cierto ritmo gracias al acompañamiento del aula de guitarra clásica de la Escuela Municipal de Música y Danza. Ellos han sido los encargados de trasladar a todos los asistentes al Barroco con piezas de autores de esa época como Gaspar Sanz, Santiago de Murica, Luis de Millán o Giulio Caccini.
Hoy, cuatro siglos después de que estos textos cobraran vida, siguen siendo tiempos convulsos y parte del mundo sigue siendo hostil. Pandemias, guerras, terremotos y todo tipo de catástrofes. Por ello, las enseñanzas de Gracián siguen teniendo mucho sentido tanto tiempo después. Gran parte de sus obras trataban de dotar al lector de habilidades y recursos que les permitieran desenvolverse entre los peligros de la vida.
La filóloga, catedrática de Literatura Española en la Universidad de Zaragoza y miembro de la Real Academia Española, Aurora Egido, ha leído un fragmento de «El Criticón»: “¿No veis aquellos vestigios de discreción? y mostroles algunos libros que estaban a mano. Estas, ponderaba, son las preciosas halajas de los entendidos. Qué jardín del abril, qué Aranjuez del mayo. Como una librería selecta. Qué convite más delicioso para el gusto de un discreto. Como un culto museo donde se recrea el entendimiento, se enriquece la memoria, se alimenta la voluntad, se dilata el corazón y el espíritu se satisface”.
Sin duda, el broche de oro perfecto para inaugurar un fin de semana lleno de mucha literatura, de frases célebres y de homenajear a esos autores, los de antes y los de ahora, que hacen las delicias de sus lectores en cada una de sus páginas.
BALTASAR GRACIÁN
Nacido en 1601, el autor elegido este año ha sido Baltasar Gracián, un personaje aragonés clave en la Historia de la Filosofía y del pensamiento europeo además de un gran humanista, jesuita, profesor, predicador y escritor de ocho grandes obras de gran relevancia. Estuvo adscrito a la corriente del conceptismo llegando a ser, junto a Quevedo, uno de sus mayores representantes
Su obra maestra por excelencia es «El Criticón», una novela filosófica, considerada por muchos especialistas, como una de las ocho obras cumbres de la Literatura Española junto a «El Quijote» y «La Celestina» aunque su conocimiento por parte del público general no llega a ese nivel. Pese a ello, la modernidad de sus escritos sigue muy vigente dentro del fenómeno de la micro literatura, género en auge en las últimas décadas y que inunda las redes sociales.
